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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 3 de marzo de 2011

ILUSIÓN Y REALIDAD DE LOS NOVILLEROS / Por Aquilino Sánchez Nodal

               ILUSIÓN Y REALIDAD DE LOS NOVILLEROS

     Por Aquilino Sánchez Nodal

 Ni la fallida Comisión Consultiva Friki, ni la Unión de Abonados, ni las asociaciones de aficionados, ni la Mesa del Toro enamorado de la luna, ni los “ensoberbeidos” ganaderos, ni el paso de interior a cultura con los traidores que tienen al frente solucionarán los problemas que venimos arrastrando desde que los políticos han metido la cuchara en la Fiesta Nacional. El virus está en las instituciones y los profesionales que no quieren, ni siquiera intentan depurar responsabilidades dentro de su propia casa. ¡Canallas!.

     Los aficionados nos quejamos de la situación de los novilleros en España pero la mayoría ni va a ver las novilladas fuera de las grandes ferias taurinas en las que tienen el billete pagado por decreto, abuso y obligación.

     En el estudio de carácter analítico de las novilladas en las últimas temporadas, observamos una clara mejoría en cantidad y proyección de las menores, becerradas y sin picar. Estos festejos han aumentado un 70 % respecto a la penúltima década. Lo mismo ha sucedido con la programación de festivales con erales, recortes, variados y diferentes inventos de barniz taurino, ecuestres, concursos vacunos, etc. Definitivamente lo más lamentable en este panorama de “todo es bueno para el toro”, sea que han desaparecido las “Charlotadas”, antaño llamadas mogigangas, espectáculos que de su parte seria se nutría una magnífica selección del escalafón de matadores. Actualmente solo hemos dejado tres cuadrillas cómicas, El Chino, El Bombero y las Ovaciones del Popeye. Hace treinta años existían más de veinte, hasta tal punto que estaban contempladas entre las asociaciones profesionales del convenio, bajo la denominación: “Toreros Cómicos”. Todavía figura para relleno pero no existe ni se les pide opinión. Lo más triste de la ausencia de las “Charlotas” es porque era el acercamiento a los toros de “la gente menuda” y urgían aficiones incipientes.

     La carrera de torero es la más bonita del Mundo. En muy poco tiempo, los más capaces consiguen fama, riqueza y reconocimiento a un arte espontáneo que no necesita años de estudio aunque sí mucha dedicación personal y cualidades especiales. En cualquier profesión, excepto en política en donde la corrupción hace millonarios más rápido que los toros, llegar a “rico” es una quimera. Años de estudio hasta la licenciatura, años de becario hasta cobrar y guerra sin cuartel para llegar a tener segunda vivienda. Si el torero es G-10, en un año, cortijo, finca rural, coches de lujo y, en muchos caso, un despotismo desagradable. La media del costo de un estudiante hasta llegar a cobrar su primer €uro es de 250.000,00 que soportan los papás o la tía Enriqueta que se fue y ha dejado herencia.

     Ahora, las novilladas con sus picadores tienen unos gastos generales de organización, si se programa como Dios manda, de 40.000,00 €. Entonces cobran todos los actuantes por los mínimos que marca el convenio y según la categoría de la plaza, cotización a la Seguridad Social por todos los honorarios cobrados, hayan cumplido con su trabajo o no, la “pastoriza” del atraco veterinario, el equipo médico que es por cuenta de la empresa, a cambio de la tremenda cotización la Seguridad Social no aporta una tirita. Los seguros obligatorios de Responsabilidad Civil, Accidentes y el optativo de Suspensión, visados de asociaciones profesionales, compra de los utreros, cuadra de caballos, Enfermería, Quirófano, UVI y ambulancias, portes desde las fincas y retroceso de sobreros, útiles para la lidia, billetaje, publicidad, banda de musica, personal de plaza, taquilleros y un imparable virus de colados “por la cara”. Además impuestos y tasas de todas las administraciones por las que pasan los papeles para conseguir los permisos gubernativos necesarios. ¡Una sangría que no soporta ninguna empresa de cualquier sector en España!. Conclusión, dar novilladas picadas es imposible sin trampa ni subvención para el 99% de los empresarios. Las ferias importantes las programan dentro del abono ya que ayudan a su alivio económico y si se ve cemento es igual, la “leña” ya está en taquilla.

     Como decía al principio, en las últimas temporadas, los empresarios de portátiles, talanqueras, rastrojeras y algunos de plaza de tercera, organizan sus ferias reservando alguna cantidad para ayuda a los novilleros actuantes. Indudablemente no cubren todos sus gastos pero resulta auténtica demostración de que los empresarios modestos son conscientes del problema de la novillería. En otro ángulo del asunto, los sastres de toreros han aumentado su producción, en cambio no se encuentran vestidos de segunda mano porque nadie los quiere. Los novilleros se quejan pero se mandan hacer varios vestidos de luces nuevos antes de dar un muletazo. ¡Ya les vale a los papás!. 

     La profesión de matador de toros es de libre elección, a nadie se le obliga a ponerse delante de un toro. Por consiguiente, los gastos que ocasiona su aprendizaje, los materiales necesarios y su práctica deben ser previstos por la futura figura del toreo o su entorno. Un empresario no está obligado a sufragar todos los gastos del artista hasta que se enriquezca para recibir, en casi todos los casos, la indiferencia en pago a sus desvelos. Al novillero se llega por dos motivos; el primero por inversión, uno gasta y luego recibe el 1000 X 1. El segundo, por obligación, familia, amigos, paisanos … En los dos casos, si el nene es un petardo ilusionado nada más, el dinero se pierde. Para el inversionista sería otro negocio fallido, hay que seguir intentándolo; en lo segundo sería la ruina de unos desorientados y la fatal pérdida del tiempo irrecuperable del aspirante a matador al que hay que desengañar cuanto antes mejor para que continúe sus estudios o comience otra profesión menos exigente. De lo contrario …¡Culpables, todos!.  

     Siempre debemos contar con que a todos los novilleros les pasa el tren de su oportunidad al menos una vez, se trata de agarrarse con uñas y dientes para no quedarse en el andén. Es importante estar preparado si se quiere ser figura en el Arte de Torear.

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