Otto Rodríguez hizo lo más artístico de una tarde escasa de contenido.
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Con casi lleno, en su mayoría de jóvenes bajos los efluvios del alcohol
TARDE DE ABURRIMIENTO, ANTE INFAME LOTE DE HUGO DOMINGO
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ / Fotos RDV
Mérida, 5 de Marzo de 2011.-Muy por encima de la excelente entrada que nuevamente se registró el día de ayer en el coso monumental merideño, la corrida no da lectura para extenderse en metraje a razón de lo poco trascendental que sucedió. Solo tres tandas a cargo de Otto Rodríguez, fueron un “oasis” en medio del desierto de descastamiento general que ofrecieron en el ruedo los toros de la casa Molina Colmenares. Lo demás, un nuevo recital de toreo barato de “El Cordobés”, ante unos mulos que le dejaron en saldo negativo a su regreso en esta plaza, y peor aún lo de Javier Conde, quien totalmente inhibido de la lidia del ejemplar más seriecito del envío de Hugo Domingo, ha dejado en evidencia su bache en esta plaza, la que una vez le vio triunfar bajo los efluvios de los duendes y la flauta, pero que año tras año en las ultimas ediciones, la empresa le anuncia y vuelve armar el petardazo que ya no es extraño. Cosas incongruentes que uno no logra entender.
Corrida con saldo en debe en todos los sentidos de la palabra. En presencia, censurando el “ratón” que vino a salir de tercero bis, tras la devolución irreglamentaría del titular, luego de haber sido condenado a banderillas negras tras su nula pelea en el caballo, a pesar de haberle sangrado en sus numerosos topetazos al peto de la cabalgadura de Juan José Campos. En juego, el lote completo de toros de Hugo Domingo, quien por segunda tarde nos vuelve a mostrar un recital de descastamiento y mínimas fuerzas de sus pupilos, lo que ya no es una coincidencia, pues así se mostró en Pueblo Nuevo. Hora de recapacitar y tomar medidas dirían algunos. Y en especial, por ambición de dos toreros, en este caso Manuel Díaz y Javier Conde, a los que definitivamente ya les sale “jubilación” de este redondel, por encima de los enamoramientos raros de la empresa por estos, quienes en su mejor momento fueron garantía de lleno en esta plaza y de espectáculo. Lo de lleno es tarde sí, dado por un público juvenil en los tendidos, pero de espectáculo, desde hace tiempo que no le vemos a estos coletas.
La tarde la abrió el rejoneador José Luis Rodríguez, quien se encontró las lucidas arrancadas de un serio ejemplar de Miguel Gutiérrez. Frente a este codicioso burel el jinete en mención se dignó en ofrecer mejor tarjeta que la precedente hace semanas en San Cristóbal, donde desastroso fue su paso. En esta ocasión, mejor acoplado a sus monturas, templó y dosificó castigo y tiempos muertos entre rejón, así como practicando un rejoneo por lo menos más técnico y limpio, contando también un buen colaborador para ello como fue «Filipichín». Con un rejón de castigo pidió banderillas, para dejar en lo alto hasta cuatro de aceptable colocación y ejecución para el nivel y status que hace vender de cara a la galería. Las rosas de colofón fueron preludio a la buena pega de los forcados actuantes, para posteriormente de mala manera aliviarse con el rejón de muerte, clavando contrario y trasero, para luego de medio rejón trasero, dar una vuelta al ruedo junto al cabo de la pega realizada, más de protocolo que lo que en realidad solicitó el público.
A pie vendría el recital de modorra que nos ocupó la tarde. Para ello “El Cordobés” se hizo de una labor ante su primero, deslavazada y de escaso contenido artístico, tras recetarle excesivo castigo en varas al escurrido burel, que pasó inadvertida de cara a los presentes. Similares cotas se vivieron en su segundo, esta vez más serio de presencia, pero limitado de fuerzas, hizo del muleteo de Manuel Díaz un mero tramite sin eco ni emoción. Así se iba de la feria el rubio de Arganda del Rey, con más pena que gloria, una de las bazas por las que apostaba fuerte un abono que va saliendo al calco de lo que habíamos señalado en los días previos a esta feria.
Exasperante fue la actitud de Javier Conde. Sí nulo fue su proceder ante el seriecito que abrió lote, un mansurrón que nula pelea ofreció en el caballo, y luego le cambiarían a designio de no se qué razón el desconcertante palco presidencial, peor tarjeta lo hizo ante el otro manso que le sustituyó, donde dio en el caballo “tela marinera” para quitárselo en medio “espantándole las moscas”. El medio espadazo contrario aliviándose, y los cuatro descabellos posteriores, desataron la bronca de un público indignado.
Mejores intenciones se le vieron ante el castaño y comodito que cerró su lote, del que aprovechó en tandas con su característico concepto y repertorio, sacándole partido las nobles embestidas en especial por la mano diestra, donde desató los oles de sus incondicionales. El medio espadazo, trasero y tendido dejaron su labor en silencio.
Los momentos más artísticos de la función los tuvo en su muleta Otto Rodríguez. Fueron tres tandas (dos por la derecha y una por la zurda) las primeras que le ejecutó al nobilísimo y dulce ejemplar que pechó, llenas de enjundia, temple, inspiración y emoción, que se fueron diluyendo luego del abrupto cambio de planteamiento que propuso el veterano coleta valenciano, tanto por este como por el pitón contrario. Eso sería todo, pues con la espada emborronó lo bueno, para tras varios viajes con el acero, saludar desde el tercio lo que pudo ser de premio.
Su segundo, mal lidiado, que saltaría al callejón llevándose por delante personal arenero de plaza, ante una atiborrada dependencia donde están los que no deben, y no están los que deben, valga el juego de palabras, de poco le dejaría lucir, ante el corto recorrido y aviesas intenciones que desarrolló el bicorne cuadrúpedo. Le despachó como pudo, ante la decepción general de los presentes, en una tarde de la que se presagiaba su contenido.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia”
XLII Feria del Sol 2011. II corrida de abono.
Sábado 5 de marzo de 2011.
Con casi lleno en la plaza, con claros mínimos en el numerado de sombra y tendido de sol en tarde nublada y fría, se han lidiado toros de la ganadería cuatro toros de El Prado (2º, 3º bis, 6º y 7º), dos de Rancho Grande (4º y 5º) y uno para rejones de Ernesto Gutiérrez (1º) en su conjunto dispares de presencia, descastados, a menos en el ultimo tercio, destacando el juego por el lado derecho del 4º. Manso de libro y devuelto irreglamentariamente a corrales, el 3º.
Pesos: 426, 430, 426, 435, 452, 428 y 435.
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ (A la usanza portuguesa). Vuelta al ruedo.
MANUEL DÍAZ “EL CORDOBÉS” (Turquesa y oro). Saludos desde el tercio y silencio.
JAVIER CONDE (Nazareno y azabache). Bronca tras aviso y silencio.
OTTO RODRÍGUEZ (Celeste y oro con cabos y remates negros). Saludos desde el tercio y silencio.
Incidencias: Presidió el festejo Hernán López Añez. *** Irreglamentariamente devuelto el 3er toro luego de haber sido castigado con banderillas negras, lo que demuestra el escaso criterio técnico del palco presidencial. *** Desastrosa lidia del 7º a cargo del peonaje, tanto de varilargueros como subalternos, tras saltar al atestado callejón de esta plaza, abarrotado de personas que en la mayoría de los casos no tiene nada que ver con el espectáculo.
Tarde para el olvido de Manuel Díaz “El Cordobés”,
en otra función donde pasa de “puntillas”.
Javier Conde estuvo y no estuvo en la plaza. Su primero le despachó con indiferencia y precauciones, mientra a este, en parte le aprovechó por el lado diestro, en otra tarde de discutido proceder.
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