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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 10 de septiembre de 2011

VALLADOLID: OTRA TARDE PARA LA HISTORIA / Por José Atº del Moral

Manzanares, El Juli, y Talavante a hombros en Valladolid
/Fotografía: Burladero.com/

5ª de la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo de Valladolid
Otra tarde para la historia


..."¿Qué tendrá que ver la del ínclito Tomás en pobre aunque triunfal compañía con la que gozamos ayer? Absolutamente nada. El casi lleno fue natural, sin necesidad de propaganda previa. Y lo hecho por los tres matadores, la auténtica verdad del toreo en tres versiones y no lo que este año está haciendo el espectral figurón de Galapagar. Hasta vergüenza da decirlo. Pero dicho queda..."

José Antonio del Moral
La Gaceta Intereconomía

La primera fue en El Puerto con Morante y Manzanares mano a mano. La de ayer fue la segunda. Otra para la historia del toreo en su más amplia acepción y variedad. 
Colosal, magistral, enorme tarde de El Juli. Cortó dos orejas del primer toro de Victoriano del Río tras descubrir sabiamente lo que llevaba dentro, y otra de un marrajo sobrero de Zalduendo. 
Faena para las antologías de José María Manzanares al muy noble quinto del que cortó dobles apéndices con petición de rabo. 
Y una oreja de cada uno de sus toros para Alejandro Talavante, superior con el sexto que fue, con el de Manzanares, otro de los mejores del envío. Los tres toreros salieron en hombros.

Valladolid. Plaza del Paseo Zorrilla. Viernes 9 de septiembre de 2011. 
Quinta de feria. Tarde calurosa con casi lleno. Siete toros de Victoriano del Río incluido el sobrero que reemplazó al cuarto, devuelto por derrengado tras un largo puyazo. De justas y preciosas hechuras. De peor a mucho mejor juego por quien supo sacar lo bueno que llevaba dentro. Bravo aunque muy venido a menos en la muleta el segundo. Con este mismo defecto aunque más acusado el tercero. En cuarto lugar y tras la devolución del primer sobrero se lidió un segundo de Zalduendo, muy deslucido. Con mucha clase el quinto. Y bravo y noble el sexto aunque duró poco. 

El Juli (pizarra y oro): Estocada casi entera trasera, dos orejas. Estocada y descabello, oreja. 
José María Manzanares (pizarra tornasolada en nazareno y oro): Pinchazo y estocada recibiendo, petición insuficiente y gran ovación. Estocada recibiendo ladeada en dos tiempos, dos orejas y petición de rabo. Alejandro Talavante (blanco y plata): Buena estocada, petición insistente y oreja generosa. Estocada, oreja y petición de otra. Los tres matadores salieron en hombros en medio del delirio de los espectadores.

El cartel de ayer era el más cerrado del ciclo. Nada menos que El Juli, Manzanares y Talavante. Infinitamente mejor que el del día anterior. Pero ayer no se llenó del todo la plaza. Y eso que dicen que los efectos de J T son muy buenos para La Fiesta. Yo creo que es al revés. Si la gente prefiere un petardo abultado con orejas inmerecidas a una corrida con tres de los más importantes y más seguros toreros de la actualidad, es precisamente por culpa de esa descomunal y exclusiva propaganda que ha hecho creer que, salvo el único, los demás toreros no valen un duro. Ni existen en los telediarios. Así estamos. Pero una cosa son los efectos dañinos y otra la realidad. En la misión de dar cuenta de ella, empezamos a ver con alegre ilusión la corrida de ayer. Otra tarde para la historia. 

¿Qué tendrá que ver la del ínclito Tomás en pobre aunque triunfal compañía con la que gozamos ayer? Absolutamente nada. El casi lleno fue natural, sin necesidad de propaganda previa. Y lo hecho por los tres matadores, la auténtica verdad del toreo en tres versiones y no lo que este año está haciendo el espectral figurón de Galapagar. Hasta vergüenza da decirlo. Pero dicho queda.

El Juli fue desarmado en el primer capotazo que quiso dar al primer toro al que hubo que “hacer” desde el principio. Renuente y blando, si llevaba buenas cosas dentro quedaron por descubrir. El Juli se aplicó a ello durante una costosa y deslucida lidia dado lo huidizo y blando del animal que también tuvo querencia a tablas. El quite por chicuelinas de El Juli tuvo por ello un desarrollo de menor a mayor limpieza y claridad, descubriendo las posibilidades de su oponente. Reflejo de lo cual, el extraordinario arranque de la faena por alto a pies juntos y por redondos que cosió al de pecho, con el toro ya dominado y adquiriendo la fijeza que no tuvo al principio. Y luego lo mismo o mejor por naturales cada cual más largos. Como también los circulares que siguieron. Eso es torear, eso es mandar, eso es ser un maestro consumado. Hasta se permitió un arrimón a la moderna y unas comprometidas giraldillas. Estocada casi entera y dos orejas de valor.

El cuarto toro salió al ruedo queriendo tablas tras dos verónicas rodilla en tierra de El Juli. Esta querencia la tuvo durante toda su lidia mientras duró. Raudo fue al caballo tomando un puyazo prolongado que, por excesivo, afectó notablemente a las manos del animal, devuelto de inmediato por derrengado. Estas devoluciones antirreglamentarias son de sentido común. Hay que reformar la norma al respecto.

El sobrero, de la misma ganadería, tuvo creciente embestir a medida que El Juli le fue metiendo en su capote al recibirlo. Pero quedó para el arrastre al recibir el primer puyazo que debió afectarle en la médula. Costó mucho tiempo devolverlo a los corrales por una parada de bueyes sin amaestrar. 
El segundo sobrero fue de Zalduendo. Un cuajado castaño que salió engallado y abanto. El Juli lo fijó como se debe en estos casos. Fuera de las rayas y el toro por dentro. Un peón quiso hacerlo en tablas y por poco se lo lleva por delante. Desarmó luego a El Juli cuando lo llevaba al caballo y, al tomar el primero, perdió las manos. Acertado el cambio de tercio. Se fue arriba en palos y El Juli lo brindó al público. Y a pesar de lo que el toro no quiso, El Juli tanto, que se hizo con él rompiendo a posible por el lado derecho. E igualmente por el izquierdo. Otra labor de puro prodigio, digna de un superdotado del toreo. Si tenía fuerza, mucha más tras su reciente paternidad. Sacó de donde no había y se la jugó sin pestañear. Enorme don Julián. Estoconazo y dos descabellos. Hombrada. ¡Torerazo ! Y otra oreja. Yo le hubiera dado las dos. 

Un poco distraído salió el segundo toro que fue bravo en el caballo. Sin embargo, no se definieron sus intenciones hasta después de ser banderilleado, como siempre muy bien por Trujillo, y magníficamente lidiado por Curro Javier quien parece llevar en sus manos una muleta en vez de un capote. Esta cuadrilla es la más y mejor descubridora y acomodadora de embestidas en las últimas décadas.
Tan seguro de ello está Manzanares, que ayer empezó su faena con redondo eterno. Y tras unos pequeños desajustes, con tres y el de pecho, imperiales. Lo tardo del toro y la calma de José Mari, balizaron la obra en trazos cual chicotás nazarenas. Pero venido abajo el animal, los naturales y los redondos que siguieron no pudieron tener parecida continuidad. Quiso, insistió en recibir para matar y lo consiguió al segundo envite en el platillo de la plaza. Algún día habrá que escribir un libro sobre la suerte de recibir versus Manzanares para… 
Tras saludar el torero la ovación que le dieron, me enteré que ayer salió a torear con fiebre muy alta. Pasó por ello a la enfermería de donde salió antes de que soltaran al cuarto toro.

Frente al corto y acucharado quinto, tras un buen puyazo de Chocolate, el volteretón que se pegó el todo al salir de un capotazo de Manzanares y los estupendos pares de Curro Javier y Luís Blázquez, al toro le quedó la suficiente aunque frágil movilidad para que el alicantino hiciera una delicada faena a media altura logrando que el animal se meciera al mismo y lento compás que le impuso el inaudito temple del joven gran torero. Un concierto de los suyos. Una obra de maravillosa sublimación con pases en redondo, naturales, de pecho y un cambio de mano excepcionales por su elegantísima lentitud. De ole, ole, ole y ole… Y otra estocada recibiendo en los medios, recetada con mucho aguante en dos tiempos quedando ladeada aunque efectiva. Locura en los tendidos y dos orejas con petición de rabo. Sin duda la mejor faena de la feria. Se premiará.

Alejandro Talavante venía de una lesión en una clavícula padecida por un volteretón en Almería que le ha tenido en el dique seco varios días. 
El tercer toro pareció de salida mejor por el pitón derecho que por el izquierdo. Pero a este no le descubren los toros sus peones. Lo descubrió él en un principio de faena con varios pases por alto sin moverse que pusieron la plaza boca abajo. Alejandro prefirió torear primero por el lado derecho porque la clavícula lesionada había sido la izquierda. Pero cuando tomó la muleta para dar naturales, además de notar la molestia, el toro empezó a quedarse cortísimo y tuvo que desistir una vez comprobado que por el derecho ocurrió lo mismo. La sorprendente por buena y en él desacostumbrada estocada que pegó, valió una oreja. ¿Por qué no se la pidieron igual a Manzanares? Misterios del comportamiento de los públicos. 

Templado con el capote Talavante en el precioso sexto, bien picado por Miguel Muñoz. El toro galopó en banderillas y fue muy noble y fijo en la muleta de Alejandro que cuajó un brillante trasteo muy de su especial corte, sobresaliendo los naturales con su mano de oro. Aguante, largura, temple y valor. Hasta la música estuvo ayer inspirada y acertada en cada faena. E impavidez al final con la derecha con el toro ya casi parado. Y otra buena estocada. La oreja cayó de inmediato. Y la salida de los tres espadas a hombros, para recordar mientras vivamos los que la presenciamos. ¡Enhorabuena a todos!
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