la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 17 de diciembre de 2012

MÉXICO: TRIUNFO DE PADILLA EN LA 9ª DE TEMPORADA GRANDE




BAJO EL CONJURO DE LA TRAGEDIA, ESCASO PÚBLICO SE ENTUSIASMA CON EL TOREO HETERODOXO DE PADILLA. PIZARRO HACIA EL RETIRO Y ADAME LO INTENTÓ
9ª corrida de la Temporada Grande de la Plaza “México”. Tarde soleada. Entrada raquítica.

Federico Pizarro. Rosa mexicano y oro. Palmas / Pitos.
Juan José Padilla.
Obispo y oro. Una oreja protestada / Una oreja. Salida a hombros por la Puerta Grande.
Joselito Adame. Blanco y oro. Mínima petición de oreja / Silencio / Aplausitos en el de regalo..


6 TOROS DE VILLA CARMELA. UN SÉPTIMO DE REGALO. Encierro bien presentado pero que dio muy mal juego, salvo el 3°, el único lidiable. Pesos: 495, 567, 508, 555, 526, 500 Y 475 kilos.

JARDINERO DE SAN MATEO.Era el 8 de octubre del 2011 en la Plaza de Zaragoza en La Feria del Pilar cuando Juan José Padilla a la salida del tercer par de banderillas, al sesgo por el pitón derecho, al 4° toro de la tarde de Ana Romero dio un traspiés que le hizo caer al suelo donde fue herido de manera brutal por el toro. El pitón entró por la mandíbula y salió muy cerca del ojo, dejando toda la mejilla izquierda al descubierto. Padilla se levantó con el rostro ensangrentado y destrozado en su lado izquierdo. Clamaba solo “No veo, No veo!” cuando Miguel Abellán y su mozo de estoques lo llevaron a la enfermería. Rápidamente fue trasladado al hospital Miguel Servet, donde fue intervenido por más de seis horas. La primera noticia era que el torero se había salvado y que era difícil predecir lo que ocurriría con la parte izquierda de la cara y su visión con el ojo izquierdo. Allí comenzó su primera reconstrucción con placas de titanio. La cirujana que lo atendió señaló que “podría haber sido mucho peor” porque había arrancado el nervio facial. Dos días después afirmó “voy a volver a vestirme de luces”. Así sucedió. En marzo de este año regresó en la plaza de Olivienza y prosiguió su carrera que tuvo marcados éxitos en Arles, Jerez de la Frontera, León, La Línea, Almería, Cuéllar, Villena, Cazorla, de vuelta en Zaragoza para sumar 71 corridas, 131 orejas y 6 rabos que lo colocó en las alturas del escalafón español. Con este último pedigree se presentó en la Plaza “México” en un cartel que por el otro lado invitaba al bostezo en cuanto a la reaparición de un torero que tiene muy poco que hacer en los ruedos , Federico Pizarro y las consabidas suertes de “corrientito” Adame que más bien corresponden a plazas de segunda.

Pizarro, ante una res bien presentada, negro, listón, enmorrillado y delantero, de nombre “Defensor”, tuvo muy poca tela, -tanto la propia como la del animal- que blandeaba y se iba por arriba, a más de que rebrincaba y era de notable aspereza. Recordó la suerte de la gaonera con más voluntad que arte e inició su faena con el clásico cambiado, pero como el bicho calamochaba y no había que exponer, solo lo probó por la derecha e intentó por la izquierda por donde la res iba muy corta. Recordando sus viejos tiempos le dio un par de doblones y le mató con una entera más que abajo. Pese a todo, aplausos del minúsculo cónclave. Con su 2°, “Que Viva el Arte”, el más pesado, colorado, rebarbo, astifino, se aproximó con unos mandiles y llevó al caballo por chicuelinas pero la res era sosa y punteaba y de escasa trasmisión por lo que ni tardo ni perezoso, el diestro que ya se acerca a 20 años de alternativa, decidió acabar con dos tercios de estocada entre pitos del respetable que quería espectáculo y el que lo logró fue el jerezano.

Juan José Padilla, con su 1°, “Por Siempre”, cárdeno claro, astifino, bragado, delantero y vuelto, también de buena lámina, animó al cotarro al ejecutar verónicas ajustadas, recibió una vara trasera y el varilarguero se encargó de castigar más bombeándolo. Pero él venía por uvas y ejecutó unas agitanadas chicuelinas e invitó a Adame a banderillar, haciéndolo bien en el último par al violín. Se lo pasó por alto flexionando la pierna y pese a que la res no ayudaba, él se puso más quieto que una estatua y mostró su valentía, que no su clasisismo del que carece. Recetó emotivas dosantinas y puso a la clientela de pie con desplantes, propios de las plazas de segunda donde triunfó en España, pero la gente se entusiasmó y hasta se oyó el grito de “torero”. Antes una tanda de naturales, cuatro manoletinas y un bello abaniqueo. Pinchó y después dejó una casi entera tendida con efectos mortales que tiñeron de blanco un tendido ralo y muy entusiasta. Al concederle la oreja el torpe juez, buena parte de los aficionados protestó. Con el 5°, “Tradición”, negro, entrepelado, bragado y también de buena lámina, le instrumentó dos largas de rodillas, agregó unas chicuelinas, llevando la res al caballo. Inició en tablas con pases de rodillas y luego corrió la mano derecha con sabor, hondura y voluntad, por el izquierdo solo se vieron trapazos a una res sosa que buscaba las pantorrillas del diestro. Repitió los aplaudidos desplantes y mató de una entera en lo alto por lo que otra vez Ruiz Torres sacó el pañuelito. La gente estaba entusiasmada y volaron los sombreros, las enseñas de piratas y la ratonería de muchos villamelones.

Adame, con su 1°, “Aficionado”, negro, bragado, también de buena presencia, le dio a su estilo lances con la capa, chicuelinas y rebolera, tres navarras y agradeció la invitación de Padilla a banderillas haciéndolo bien en sus dos pares que es donde más luce, como otros de la tierra. Comenzó con pases por alto y luego varias tandas con la derecha, ligando. Algunos otros detalles con la franela, entre ellos dosantinas y unas horrorosas bernadinas. Pinchó y luego mató con estocada entera y los aquicalitenses presentes extasiados, pidieron una oreja que la buena razón no permitía, mientras otros gritaron “toro”. Con su 2°, “Raices”, negro, astifino que no tenía la presencia de sus hermanos, Adame lo recibió a porta gayola, pero el bicho lo despreció y se fue por el lado izquierdo. Ejecutó bien las zapopinas y cuando todo parecía irse para arriba, el toro empezó a blandear tornándose difícil. Algunos pases por la derecha e intentó por la izquierda, sin éxito. Todo sin continuidad, hasta el aburrimiento. Dejó un pinchazo y luego una estocada ante el silencio de la clientela. Tuvo la osadía de regalar un toro, del que no narro lo acontecido como prometí y sólo diré que era de hermoso trapío y terminó Adame dificultándose la muerte y recibiendo escasos aplausitos.

Así se fue esta tarde que congregó a menos de ocho mil gentes, muchas por interés y otras por morbo al conjuro de la historia trágica del “Ciclón de Jerez”, quien merece repetir en fechas próximas, de los demás mejor olvidarnos.


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