Ni les sirvió de nada las galas de celofán de principios de temporada ni el intento fallido e incompleto de The Maestros. Las tardes normales -sobre todo las últimas de El Juli- en las ferias de siempre fueron las que les salieron bien. Morante y El Juli tienen otros caminos para modernizar y modernizarse
The tonterías de los teachers
- La verdadera modernidad está en la auténtica verdad que es un toro de verdad frente a un torero auténtico y completo. Verdad del toro frente a verdad del torero. Verdad frente a verdad.
- Progreso es ir a Colombia y ponerse al lado de los héroes de la Santamaría.
Ricardo Díaz-Manresa
Terminaron la temporada Morante y Juli y lo The Maestros tampoco les salió bien. Sus galas extrañamente taurinas no les han servido para nada en un intento bienintencionado de darse más a conocer y sobre todo modernizar el toreo fuera de la plaza, pero la dinámica del mundo del toro es otra cosa y no aguanta calendarios a larguísimo plazo. Con que ni los de Vistaalegre cumplieron el programa ni el Juli el suyo porque los seis toros como único espada para cerrar la temporada en el Pilar se quedaron en dos pero vaya dos.
Ya no digo nada si hubiese habido cogidas –no G.a D.- o alguna enfermedad o les hubiesen llamado para alguna sustitución, como ha ocurrido toda la vida. El arte no tendrá miedo, idea tan bonita como incierta, pero los calendarios taurinos son otra cosa porque el toreo no se parece a nada. Cantantes, futbolistas, pilotos, ciclistas, deportistas en general no son referencias para el toreo porque el toreo es otra cosa.
Los teachers, con tanto The toro, The plaza, The corrida no han acertado ni una. Mezclar inglés y español para el toreo puede ser una cursilada o un absurdo. El que sí lo hizo –tan acertada como irónicamente- fue José Ramón Márquez al añadir estas denominaciones con humor a sus artículos.
Ni el G-10, ni después el 5, ni los espectáculos de luz y sonido de principios de la temporada les han servido para nada. Valió para poco el esfuerzo, del que lo mejor fue tener iniciativa para intentar modernizar el toreo y llevarlo al gran público. Esa mezcla de inglés y español no fue lo mejor para penetrar en el sentimiento taurino del pueblo. Y ese ambiente de discoteca, tampoco.
Entonces, me podrán acusar de que no quiero modernismos. Los quiero pero sobre todo de progreso. En esta España tan errática se les llama progresistas a la mayoría que son regresistas, todo porque se empeñan en derrumbar muchas cosas buenas de las que hay. Progresar es avanzar. Y lo contrario es retrasar, retroceder, recular. Mucho ruido y pocas nueces. Mucho papel celofán y nada dentro.
Progresar es lo que hice yo hace muchísimos años entre los pioneros pidiendo las enfermerías-ambulancias móviles. Progresar es pedir, como también hice, las plazas con techos móviles desplazables. Y butacas en los cosos. Y espacios cómodos en los asientos (que ya me duele la boca de pedirlo para los tendidos de las Ventas y sobre todo para las insoportables por incomodísimas gradas y andanadas, petición extensible al 95% de las plazas españolas), con más escaleras de acceso en todas las zonas del coso, y ascensores –donde los hay para subir a las localidades altas- más anchos y rápidos que quepa más gente y no se formen larguísimas colas).
Progresar es anular todas las localidades desde donde la visión del ruedo no es completa como tener columnas delante en gradas y andanadas. Las que están detrás de las columnas deberían ser anuladas y colocar ahí las escaleras que faltan. Desde allí más que una corrida de toros estás viendo un partido de tenis : cabeza a la izquierda, cabeza a la derecha. Incómodo y pagando lo mismo que el que está al lado o dos localidades más allá.. Recuerden que en Sevilla vendían las entradas en las que el reloj de la plaza impedía ver. ¿No hubo denuncias?. Progresar es pasar de la fresquera al frigorífico, de la tabla para lavar la ropa a la lavadora, etc
Pero la verdadera modernidad está en la auténtica verdad que es un toro de verdad frente a un torero auténtico y completo. Verdad del toro frente a verdad del torero. Verdad frente a verdad. Cuando se consigue esto, se puede discutir qué es mejor, si la Filarmónica de Madrid o las espléndidas bandas de Bilbao y Málaga y todas esas cosas discutibles aunque muchos lo tengamos claro. Habría que poner aquí el principio de “en lo fundamental, unidad; en lo discutible, libertad, y siempre consenso y buena armonía”.
Progreso es lo que ha hecho Escribano al convocar una rueda de prensa horas antes de torear en la Maestranza y transmitir su estado de ánimo a los periodistas y a la opinión pública. Progreso es lo realizado por Lama de Góngora días antes de su gesta como único espada en Sevilla invitando a muchos a llevar capote y muleta, torear en la vía pública y recibir regalo de entradas recordando a los sevillanos lo bonito que es el toreo. Progreso es siempre regalar entradas como han hecho ya bastantes toreros para atraer a los jóvenes. Progreso son las demostraciones de toreo para los niños teniendo como protagonistas y maestros a figuras sobre la arena que después se jugarán la vida. Progreso es fomentar los Foros de la Juventud Taurina y extenderlos a todas las plazas posibles. Progreso es reunirse con los niños y convocar concursos de dibujos y textos sobre el toreo. Progreso es lo que hicieron en Mérida ofreciendo un paquete con entrada de toros, aperitivo en los bares designados y visita turística a la ciudad además de albergues baratos para que todo joven pudiera ir a los toros por poco dinero con atractivos añadidos. Progreso es ir a Colombia y ponerse al lado de los héroes de la Santamaría. Progreso es dialogar con los jóvenes por la mañana, como hizo Daniel Luque, cuando le esperaban seis esa tarde en Zaragoza. Progreso es montar series y ferias de novilleros como Algemesí y Arnedo.
Antes de programar The Maestros deben pensar en el toro que llevan a Vistaalegre (la mitad que a las Ventas) y los precios (el doble que muchas de las de la primera del mundo). Y ya ven: ni con publicidad masiva, ni con meses de adelanto machacando, ni con toda la parafernalia, llenaron con Morante y Juli, aunque es verdad que estos dos, y los demás, pocas veces han puesto el cartel ansiado de “No hay” en 2014. Morante ha hecho su temporadita. Más o menos, como siempre. En cambio “El Juli” –olvidada la locura de los G-10, Galas electrónicas, G-5 y demás líos- se centró al final.
Regresar, recular, retroceder es pedir juampedritos y zalduendos y demás familia, toros sin fuerza, sin picar, sin emoción, sin espectáculo e insistir en el error invitando a muchos a que no vuelvan. Y no cambiar de criterio pese a los resultados. Será porque están cómodos ellos e irritados los paganinis.
Antiprogreso es anunciar en Las Ventas, en un día tan importante como La Hispanidad, un cartel paupérrimo, dejando por los suelos a los palhas que se merecían más y encima en el cierre de la temporada dándole un aire repelente a esa gran fecha. Vamos, faltar al respeto –como tanto se repite ahora- a la festividad, a la plaza y a la afición. Y, claro, esa afición lo rechazó clamorosamente pese a ofrecer a los abonados las entradas a mitad de precio.
Ir para atrás como los cangrejos es poner entradas caras, carísimas, y toros que no lo son. Ahí está uno de los grandes secretos, dejando al margen a antitaurinos, animalistas y crisis.
Modernizar es acceder a abonos por teléfono e Internet. Modernizar es que te llegue ese abono a tu banco o a tu domicilio. Modernizar es que los abonados puedan elegir unos carteles y rechazar otros de los ofrecidos. Y modernizar sería que las empresas hicieran encuestas para saber qué toros y qué toreros quieren ver antes de confeccionar la feria.
Y parece que no la idea fallida de The Maestros o los Teachers.
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