la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 13 de abril de 2015

La paja en el ojo ajeno / Por Paco Delgado



"...No dejan de sorprender ciertas actitudes o determinadas posturas, muchas veces preconcebidas o asumidas desde una imparcialidad cuando menos dudosa..."


La paja en el ojo ajeno


No hay dos ideas exactamente idénticas, al igual que ningún razonamiento es completamente original. Esto es algo palmario y aplicable a cualquier actividad humana. No podía ser distinto en el mundo de los toros, aunque su peculiar idiosincrasia le procura matices e interpretaciones propias. 

De siempre ha suscitado polémica la distinta forma de interpretar una faena. Yo no he visto la misma corrida, es frase tópica, y típica, a la hora de valorar la opinión de alguien que no coincide con nuestro punto de vista. El toreo está hecho de frases, lo mismo que está hecho de gloria y de drama, de momentos irrepetibles, de faenas inolvidables y de toros y de toreros olvidados. Es la ley de la Fiesta, para bien y para mal, dice de manera admirable José Luis Ramón en uno de los últimos editoriales de 6 Toros 6, la revista que tan magníficamente dirige y en el que abunda sobre la dispar manera de enfocar una crónica según el periodista que la firma.

En el mismo número de esa publicación, otro maestro del periodismo taurino, Federico Arnás, reflexiona sobre el particular a cuenta de las divergencias críticas de lo acontecido en la última feria de fallas y que, por extensión, se puede aplicar a cualquier feria y a cualquier festejo. Es imposible que dos crónicas de dos profesionales distintos coincidan al cien por cien como es imposible que dos personas sean perfectamente iguales. Y hasta es compresible y lógico que esas diferencias se agranden en algunos casos y que, en otros, sean diametralmente opuestas. Algo normal y natural teniendo en cuenta la naturaleza humana y mucho más si se tiene en cuenta lo complejo que resulta el análisis de algo fugaz y tantas veces abstracto, susceptible de puntos de vista diametralmente opuestos. Pero no por ello se puede ni se tiene porqué descalificar la opinión diferente, como no se puede rebajar ni despreciar aquello que no se corresponda con nuestra manera de pensar o ver las cosas. Nadie tiene el don de la infalibilidad ni nadie está errado por no coincidir con nuestra filosofía o entendimiento. Ahí está el núcleo de la convivencia y de la civilización.

No por ello dejan de sorprender ciertas actitudes o determinadas posturas, muchas veces preconcebidas o asumidas desde una imparcialidad cuando menos dudosa. Porque, y esto tampoco es nuevo, también en la critica taurina siguen existiendo fobias y filias y si parece lógico que haya toreros que gustan más que otros o que se acercan más al concepto que del toreo o la lidia tenga cada cual parece menos lógico y más censurable que se parta de una declarada y manifiesta animadversión contra alguien.

Cuando la venalidad de gran parte de críticos y periodistas era aceptada y hasta reconocida, la función de la prensa era meramente informativa y sólo valía para conocer el resultado de los festejos, pero no para saber de verdad qué había pasado, puesto que la información era sesgada y claramente favorable a diestro que pagaba: ”pégale tú, que yo no puedo”, dijo en cierta ocasión a un colega un famoso y conocido periodista, sobrecogedor declarado y notorio, que asumía su imposibilidad para decir lo que de verdad pensaba acerca de lo hecho por su patrocinador. Hoy es más raro, aunque siguen dándose casos, y el periodismo taurino -el deportivo, en cambio, llega a sonrojar, declarándose sin ambages muchos profesionales partidarios de este o aquel equipo- ha alcanzado un grado de seriedad notable y que nada tiene que ver con el de hace cuarenta o cincuenta años, por ejemplo, si bien hay, sobre todo en los portales de internet y alguna que otra publicación especializada, una acusada tendencia a dar todo por bueno con tal de que la publicidad de toreros, ganaderos y empresarios siga llegando y permita mantener el tinglado.

Quedan, también y sin embargo, personajes y actitudes que vienen a confirmar la regla y se aferran a su amistad -no pensemos mal ni otra cosa- o simpatía con tal o cuál diestro o tal o cual ganadero, para defenderles y ensalzarles siempre y en toda ocasión, atacando y creando sospechas sobre quien habla o escribe de forma diferente. Piensa, sin duda, el ladrón que todos son de su misma condición, denunciando la paja en el ojo ajeno sin percibir la viga en el propio y creando malestar y confusión en sus lectores y oyentes. Señor, qué cruz.

2 comentarios:

  1. Buen artículo de Paco Delgado con un final de sobresaliente “Señor, que cruz”.

    Dijo el escritor, músico y poeta argentino Alejandro Dolina “Sólo los sueños y los recuerdos son verdaderos, ante la falsedad engañosa de lo que llamamos el presente y la realidad”.
    Si nos referimos a que es más fácil ver, criticar o juzgar a otros que a nosotros mismos, estamos ejerciendo la más pura hipocresía y el cinismo más detectable.

    Estas circunstancias se da en todas las facetas de la vida, pero de manera muy especial en los políticos, y me da igual que sean de derechas que de izquierdas, para todos resulta muy fácil eso de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

    Llevamos años, quejándonos de nuestra clase política a la que achacamos casi todos nuestros males. Es cierto que la calidad profesional y moral de un gran número de nuestros dirigentes deja bastante que desear pero, quizás, haya llegado el momento de hacer un poco de examen de conciencia y asumir nuestra cuota de responsabilidad en la construcción del camino que nos ha llevado a la situación que ahora vivimos o, mejor dicho, padecemos. Ahí entramos en el eterno dilema de si los gobernantes son el reflejo del pueblo o si, por el contrario, el pueblo es el reflejo de sus gobernantes. Yo estoy convencido de que es lo primero: ellos están en las Instituciones porque nosotros les votamos, y ahí no hay excusas que valgan.

    Dentro de pocos días tenemos la oportunidad de volver a las urnas para elegir el color político de los ayuntamientos, y a final de año lo haremos para las generales y decidir el gobierno que nos dirigirá en los siguientes cuatro años, y lo vamos a hacer en unas condiciones enormemente complicadas y difíciles, no sólo desde el punto de vista económico sino también social y político. No podemos seguir “echando balones fuera” como si nuestro papel en esta función fuera el de mero espectador. Tenemos que tomar conciencia de que el movimiento empieza por uno mismo, que somos corresponsables de este caos cuando como empresarios contratamos a alguien sin papeles o sin darle de alta en la SS.SS. porque así nos sale más barato, cuando pedimos la factura sin IVA, cuando hacemos malabares para pagar menos en el IRPF, cuando tomamos cerca de 10 cafés para matar el tiempo durante la jornada laboral, cuando pedimos que “Papá Estado” nos proporcione todas las comodidades que a nosotros nos costaría mucho conseguir con nuestro trabajo, cuando aceptamos pequeñas corruptelas ya sea como cliente o como proveedor, cuando votamos con una pinza en la nariz sólo para fastidiar al de enfrente, cuando justificamos las tropelías de los políticos si los que las cometen son de los “nuestros”; cuando, en definitiva, nos convertimos en lo mismo que criticamos en los demás con la justificación de que si otros lo hacen ¿por qué no yo?. Que bien encaja aquí lo de la paja en el ojo ajeno…

    Que bien nos vendría a todos no juzgar tan libremente a nuestro hermano. He decidido tocar este punto de él de “no juzgues” normalmente esto sucede cuando alguien tiene el atrevimiento de hablar sobre algún acto ilícito o incorrecto de alguna persona.

    Cuando la palabra de Dios, específicamente el Señor Jesucristo, dice esta famosa frase en el cristianismo nominal.
    No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?.

    Aquí, el Señor, lo que hace es una reprensión para esos hipócritas que juzgan a otros y no se examinan a si mismos.

    Diego Barceló

    ResponderEliminar
  2. Algo tan español como “la paja en el ojo ajeno” y tan típico de la zafiedad discursiva de nuestros políticos como lo es el también la época de la mentira donde el sistema político se desmorona víctima de sus propios fraudes.

    Numerosos políticos han batido ya varias veces sus propios récords de imposturas, engaños, invenciones, calumnias… mentiras puras y duras. Parecen ignorar que la misma tecnología que hoy les permite multiplicar ese bombardeo de embustes, como el que tantas veces usaron para embaucar a los votantes, es la que ahora capacita hasta al más humilde de los electores para descubrir enseguida la falsedad de esos tahúres.

    Ciudadanos y periodistas se quejan amargamente de que el Gobierno de Mariano Rajoy no da la cara: son contadas sus explicaciones a los españoles, especialmente necesarias en el momento convulso que vivimos. El presidente huye de los informadores, los ministros evitan a los periodistas, los líderes populares no responden preguntas en las ruedas de prensa…

    Los tertulianos, esos monigotes que salen en los debates televisivos defendiendo con uñas y dientes a determinados políticos trasnochados, corruptos y mentirosos, resulta que ni siquiera son seres autónomos con ideas propias. Sus conciencias son manejadas desde las sedes de los partidos. Si usted ve a Francisco Marhuenda, director de La Razón, defender al Gobierno con más vehemencia que la que emplearía en defender la honradez de su propia madre, se dará cuenta de que ahí tiene que haber algo más que afinidad ideológica. No sé cuál es el acuerdo entre el PP y estos voceros, pero no me cabe ninguna duda de que igual que les ordena los temas a defender, les compensará de alguna manera. ¿Palmaditas en la espalda? Poca cosa me parece.

    Enviar doctrina (“las noticias para comentar”, “los argumentos para defender los temas”) dice muy poco de los políticos, pero dice aún menos de los periodistas. ¿Acaso puede llamarse así, periodista, quien recibe uno de estos mails y no lo cuenta al día siguiente en un artículo? Los verdaderos culpables son los medios de comunicación, que conocen este juego y no sólo lo consienten, sino que lo alimentan, con un único fin: aumentar la audiencia. De la misma manera que exigimos una democracia más fuerte y sana, y unos políticos más preparados y honrados, deberíamos pedir unos debates serios, equilibrados y creíbles protagonizados por tertulianos independientes. Porque, en televisión, la política debería ser algo más que un show de marionetas.

    Hasta ahora, el “y tú, más” tradicional en la política hispana había bastado para distraer la atención de la opinión pública de la podredumbre enquistada en el seno del mismo partido que acusa a los demás de lo que en él anida. Es decir ver LA PAJA EN EL OJO AJENO SIN PERCIBIR LA VIGA EN EL PROPIO.

    La “pepera” 13 TV con sus parciales periodistas con la única pretensión de no molestar al PP y adoptar la idea como principal símbolo, individualizar al adversario en un único enemigo “Podemos”.

    “Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave”. Y aquí estamos: Los que han estado robando durante décadas cientos de millones de euros de los fondos públicos (mediante tramas como Gürtel, Púnica, Nóos, Palau, Pallerols, ERE…) pretenden que cobrar 1.800 euros al mes por un trabajo de investigación universitario es un escándalo. Pero sin embargo está siendo investigado en los tribunales por financiación ilegal en siete comunidades y la reforma de su sede de Génova 13 con 1,71 millones que han pagado en negro y donde a todas luces se repartían sobresueldos millonarios con dinero negro a sus más altos dirigentes. Un claro ejemplo de ver LA PAJA EN EL OJO AJENO Y NO VER LA VIGA EN EL PROPIO.

    Fernando Verdegay

    ResponderEliminar