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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 24 de abril de 2016

Pellegrini, otro filósofo de la nada / por Juan Manuel Rodríguez



"...el chileno se fue del Real Madrid tal y como llegó, o sea in puris naturalibus, cual tabula rasa; o, lo que viene a ser lo mismo, sin enterarse de la misa la media y en pelotilla picada. Pellegrini entró en el Real Madrid pero el Real Madrid no entró en Pellegrini..."


Pellegrini, otro filósofo de la nada

No parece demasiado inteligente, ni habla tampoco muy bien de su capacidad de aprendizaje, que parece más bien lenta, que el entrenador de un equipo que ha llegado por primera vez en toda su historia a unas semifinales de la Copa de Europa afirme sin rubor que el martes que viene jugarán "contra el rival que queríamos", un rival, por cierto, que disputará su vigésimo séptima semifinal, la sexta consecutiva, y que ha ganado ni más ni menos que diez veces la competición. Manuel Pellegrini sangra por la herida de su despido y, tenaz, insiste en destacar como un hecho reseñable el que, con él aposentado en el banquillo merengue, el equipo batiera el record histórico de puntos en la Liga, el tristemente famoso "puntaje". Así que, efectivamente, el chileno se fue del Real Madrid tal y como llegó, o sea in puris naturalibus, cual tabula rasa; o, lo que viene a ser lo mismo, sin enterarse de la misa la media y en pelotilla picada. Pellegrini entró en el Real Madrid pero el Real Madrid no entró en Pellegrini.

Hay entrenadores de fútbol, en su mayoría bastante clasistas, que miran por encima del hombro y con cierto desdén a aquellos colegas de profesión que ganan muchos títulos y muchos partidos. Suelen ser, en general, los entrenadores de fútbol que pierden muchos títulos y muchos partidos. Pondré un ejemplo gráfico: Ángel Cappa decía el otro día en Onda Cero que "cuando oigo que hay que ganar, ganar y ganar, me echo a temblar"... ¿Y por qué decía eso Cappa?... Sencillo: porque él, a lo largo de su trayectoria como entrenador profesional, ha perdido muchas más veces de las que ha ganado y, metido ahora en labores de fino analista, se ve en la obligación de rodear la derrota, que en el deporte profesional no suele estar demasiado bien vista, con un falso halo de misticismo. ¿Por qué Cappa, o el propio Valdano, odian por ejemplo a José Mourinho?... Pues por la sencilla razón de que le ven como un paracaidista, un advenedizo que no fue una estrella del fútbol como jugador y que, sin embargo, como entrenador no hace más que ganar, ganar y ganar; y por eso se echa a temblar Ángel Cappa.

Volvamos a Pellegrini, que es de la misma escuela filosófica de la nada que Cappa. A Pellegrini le echaron a la calle porque no ganó. No hay que darle más vueltas. Pellegrini no ganó y decidieron prescindir de sus servicios. Porque en el Real Madrid, y aunque eso le resulte extraordinariamente molesto a Cappa, gusta más ganar que perder, qué le vamos a hacer. Lo de ganar es en el Real Madrid una especia de tradición familiar y, si no ganas, te echan. Pellegrini sigue grogui después de tanto tiempo, y eso que la campana sonó para él hace la friolera de seis años. 
Que el caballerosísimo y elegantísimo don Manuel siga mentalmente estancado en 2010, buscando explicaciones a su cese, sólo quiere decir una cosa: el Real Madrid deja huella. En Marca, Pellegrini dice: "Le faltaron (al equipo) dos jugadores claves que fueron traspasados. Uno fue Robben, que ganó la Liga con el Bayern. El otro, Sneijder, ganador de la Liga con el Inter de Milán. El fastidio me llevó a pensar en la renuncia en la pretemporada, pero Jorge Valdano me convenció para que no la presentara". 

Qué gran ocasión perdida, querido Jorge, para haber tenido por una vez en tu vida la boquita cerrada.

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