Saúl Craviotto posa para MARCA durante un reportaje
Del Cuerpo (Nacional de Policía) es Saúl Craviotto, perteneciente desde ya a una estirpe de medallistas españoles única como son Nadal, Zabell, Doreste, Deferr y Llaneras, todos con dos oros olímpicos. El cuerpo, aspirante a ingresar en la Policía, es Cristian Toro, el piragüista que antes de salir en las portadas de los deportivos lo hizo en el papel cuché por su intervención hace cuatro años como Tronista en 'Mujeres, hombres y Viceversa'. Incluso posó en un reportaje desnudo para este periódico denunciando sus precariedades para practicar su deporte. Aún lo persiguen los paparazzi por su relación con una afamada periodista deportiva.
Saúl Craviotto, medalla de plata en JJ. OO. Londres 2012,
con compañeros de la Policía en Madrid. EFE
Fotografía de Archivo
No es fácil esto del piragüismo. Sin el apoyo del crowfunding de 'Patrocínalos', la embarcación jamás hubiese llegado hasta este final. Se unieron en noviembre pasado, lo bordaron en el Europeo de Duisburgo y lo demás ya se sabe.
Toro, nacido en Venezuela por el destino laboral de sus padres, en Isla Margarita, pero con raíces en Lugo es un tallo de 100 kilos de peso y 187 centímetros. Un armario. Se inició en el piragüismo por sus amigos, después de haber probado una retahíla de deportes interminable. Lo descubrió en las frías aguas de Viveiro, hace 11 años, cuando era un adolescente. Bastaron cuatro temporadas para que ingresase en el equipo nacional. Toro vino a suplir a Carlos Pérez.
Los genes piragüistas de Craviotto, apellido italiano, llevan al Segre. Su padre Manuel, electricista, y su tío Vïctor palearon por las aguas del río catalán y por eso Saúl fue inscrito desde muy pequeño en el Club Sicoris. Fue un talento desde pequeño. Es otro bigardo de 1,90 y 87 kilos. Es el líder silencioso. Está acostumbrado a progresar rápido. Con Perucho, también policía, con el que ganó el oro en Pekín en K-2 500 apenas necesitó año y medio. "La primera vez que nos metimos en el kayak casi nos caemos", recuerda siempre. Luego vinieron de continuo dos medallas en los Europeos sub 23 y una plata en 2008 en el absoluto, antes del sonado día de Pekín en el que España descubrió que tenía una pareja de policías de oro. En breve, cuando Cristian se gradúe en Ávila, serán dos.
Por fin, Craviotto, padre de una niña, estabulado en Gijón desde hace años porque su mujer es de allí y porque Trasona, un paraíso para los piragüistas le pilla cerca, encontró la justificación a la dureza de un ciclo olímpico trabado. Tiene tres medallas y 31 años. ¿Destino Tokio?La separación con Perucho fabricó a la fuerza un nuevo Craviotto. Se recicló por obligación al 200, una prueba explosiva, exigente para un palista acostumbrado a alcanzar el tren en la parte final. Perdía demasiado tiempo en la salida, una licencia excesivamente generosa en la élite, que le obligaba a unas remontadas de campeonato. Tras ganar el bronce en Londres en K-1, en solitario, ha trabajado especialmente este aspecto con cargas.
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