La experiencia nos dice que el Real Madrid saldrá adelante y que ganará. La experiencia nos dice que los augures se la envainarán y volverán a hacerse la foto. Y que luego, tras el primer tropezón, volverán las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar. La experiencia, que es la madre de la ciencia... salvo para algunos pocos.
Lo que (a algunos) nos dice la experiencia
Una de las ventajas de ir cumpliendo años (más allá de la evidente, que es continuar vivo) es que todo empieza a sonarte y, aunque al principio no sabes cómo acabará la historia, cuando cumples la cincuentena sí lo sabes. A esto lo llamamos "experiencia". Los antimadridistas, por cierto, no extraen conclusiones de la suya, de su propia experiencia, que es amarga cual pepino amargo desde el Año de Nuestro Señor de 1902. Decía el poeta Laurence J. Peter que "sólo hay una cosa más dolorosa que aprender de la experiencia, y es no aprender de ella". Los antimadridistas se niegan en redondo a aprender de la experiencia; es más, la niegan, la esquivan y, como vulgares asaltacaminos, sobreviven gracias a pequeños golpes que van pegando, por aquí y por allá, de noche y embozados a la vuelta de la esquina. Su último triunfo, su último "as de oros", la derrota de ayer por la noche ante el Celta en el Bernabéu.
¿Qué nos dice la experiencia?... Pues lo que, en el plano estrictamente futbolístico, nos dice la experiencia no es otra cosa que cuando resulta verdaderamente peligroso el Real Madrid, que habitualmente es peligrosísimo, es en los momentos de dificultad y cuando se duda de él. A un chaval nacido en el siglo XXI, a un joven merengue que no haya visto a su equipo más que ganando, una detrás de otra, Copas y más Copas de Europa, Mundiales, Supercopas y Ligas, le parecerá sorprendente que el Real haya perdido dos partidos seguidos después de una racha de imbatibilidad de 9 meses. E incluso es posible que dude, más aún si mira a su alrededor y observa cómo madridistas mucho más veteranos, y que por lo tanto tienen en su poder la misma información que tengo yo, se rasgan las vestiduras y prevén el fin de los tiempos.
Eso ya pasó, mi joven amigo, no te asustes. Esos mismos ya se rasgaron otras vestiduras y predijeron el fin de otros tiempos, el Armagedón blanco. Son los mismos que aparecen en todas y cada una de las fotos de La Séptima, La Octava, La Novena, La Décima y La Undécima. Los mismos falsos profetas. Para ellos, las Copas de Europa y los éxitos de su equipo en general no son más que pequeños paréntesis abiertos circunstancialmente entre alarma y alarma. Adornan su fatalismo con palabras grandilocuentes como "exigencia" o "responsabilidad" pero lo único que denota su pesimismo es afán de protagonismo y, por cierto, una carencia total y absoluta para disfrutar de todo lo bueno que supone ser del Real Madrid. Por lo demás, es cierto que ese madridismo es fronterizo con el antimadridismo y quién sabe si incluso su mismísimo origen. La experiencia nos dice que el Real Madrid saldrá adelante y que ganará. La experiencia nos dice que los augures se la envainarán y volverán a hacerse la foto. Y que luego, tras el primer tropezón, volverán las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar. La experiencia, que es la madre de la ciencia... salvo para algunos pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario