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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 23 de enero de 2017

¿Quién le pone el cascabel al gato delincuente? / por Juan Manuel Rodríguez


 "Que nos dejéis ya hostia puta. Que estáis cagados porque vamos a un punto pero dejarnos tranquilos hijos de puta". Muy poético, ¿verdad?... Pues ese es el sentimiento de parte (no de toda, por supuesto) de la afición del Sevilla, y no sólo ultras: el que hayan deseado la muerte de un jugador y se haya amenazado a su familia impunemente es su particular Europa League, la sexta si mal no recuerdo.

  • "Si el violento logra irse de rositas, ¿qué mensaje estamos mandando y quién nos garantiza que no vaya a repetir su reprobable acción"

¿Quién le pone el cascabel al gato delincuente?

El sábado por la noche, y antes de conocer que algunos aficionados sevillistas iban a rendir un sentido homenaje al "Prenda", miembro del grupo de los Biris que se encuentra en prisión por haber violado presuntamente a una joven en San Fermín, escribí para Marca un artículo, que sale publicado hoy, en el que compartía con Sergio Ramos mi absoluta perplejidad porque tanto el presidente como el vicepresidente del Sevilla no se hubieran mostrado tajantes con lo acaecido en el Sánchez Pijuán. Y, acerca de la no menos sorprendente inacción de la Comisión Nacional Antiviolencia, acababa así, y perdón por la autocita: "Si el violento logra irse de rositas, ¿qué mensaje estamos mandando y quién nos garantiza que no vaya a repetir su reprobable acción". Dicho y hecho: 14 horas después, pancarta de apoyo en favor del "Gordo".

Y no sólo en vivo y en directo, no, sino también a través de las redes sociales. Y no sólo por parte de los violentos, no, sino también por parte de gente aparentemente normal. En vez de lamentar que la violencia no sea erradicada de su campo, muchos aficionados se han tomado como una victoria moral el hecho de que a los ultras (a "sus" ultras) nadie les pueda meter mano. En mi caso, y supongo que tras haber leído mi artículo de Marca, un chaval me daba así esta mañana los buenos días a través de Twitter: "Que nos dejéis ya hostia puta. Que estáis cagados porque vamos a un punto pero dejarnos tranquilos hijos de puta". Muy poético, ¿verdad?... Pues ese es el sentimiento de parte (no de toda, por supuesto) de la afición del Sevilla, y no sólo ultras: el que hayan deseado la muerte de un jugador y se haya amenazado a su familia impunemente es su particular Europa League, la sexta si mal no recuerdo.

Le pregunta que hacía ("¿quién nos garantiza?"...) era por supuesto retórica. Si los directivos del club cuyos aficionados (no todos, reitero) acaban de desear la muerte de un futbolista del equipo rival no condenan y persiguen sin ambages la violencia y la Comisión Nacional Antiviolencia no es capaz de ponerle el cascabel al gato que delinque, nadie podrá garantizarnos que los violentos no vayan a actuar de nuevo; el domingo, sin ir más lejos, lo volvieron a hacer en Pamplona. Es más, la indecisión de la CNA no sólo no corta de raíz las actitudes violentas sino que, en el fondo, las fomenta. Supongo que, en vista del buenismo con el que son tratados, los ultras irán probando nuevos actos violentos en el futuro, quién sabe si hasta que haya muertos. ¿La mejor Liga del mundo?... Mira cómo me río.

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