«Estamos muy orgullosos de la solera que han cogido estos premios, por su calidad. Gracias a Antonio Chávarri, por su implicación en la Fiesta, a Juan Lamarca, alma mater, y a don Andrés Amorós. Estoy muy contento porque estos premios siempre han sido muy justos, pero en los de este año me siento muy identificado».
Enrique Ponce
Pocas veces hemos escuchado hablar con tanto sentimiento
J.A. del Moral· 26/01/2017
Testigo privilegiado del acontecimiento, lo viví tan de cerca como siempre lo estuve de Manzanares padre y, por tanto, de los dos más directos herederos del mismo concepto del toreo, a su vez proveniente del que lo hizo nacer, Antonio Ordóñez de quien también yo lo recibí. Por eso nunca oculté mis preferencias ni las ocultaré nunca.
Enrique Ponce y José María Manzanares protagonizaron en el acto de entrega de los Premios Allard un precioso además de dulce duelo dialéctico en que hablaron cual torean. Por momentos nos sentimos embargados por la emoción, gracias a como supieron expresarse desde lo más hondo de sus almas. Lo mismo que nos sucede mientras torean en sus más grandes faenas. El dicho “se torea como se es” lo convirtieron en otro dicho que ellos patentizaron en un “se habla como se torea”. Las pausas y el ritmo, el temple y la gracia, la sencillez y la grandeza unidas en una sola pieza… Tan grandes en su decir como en su torear, nos trasportaron al éxtasis. La infrecuencia de tal acontecer nos lleva a reproducir las palabras de ambos.
He aquí lo dicho por José María Manzanares:
«Es un honor estar aquí, rodeado de estos premiados de tanta categoría. Se juntan hoy aquí profesiones muy importantes para nuestro mundo: toreros, ganaderos, periodistas, fotógrafos… José Ramón con sus instantáneas hace que podamos disfrutar de la belleza de una imagen; los hermanos Romero nos hacen sentir que estamos delante de la cara del toro mientras los escuchamos por la radio y en la tele; la ganadería de Cuvillo hasido crucial, la que me ha permitido soñar muchísimas veces, como con “Arrojado”» en Sevilla.
«Este premio es especial porque lleva el nombre de mi queridísimo padrino. El cariño que había con mi padre lo sabéis, pero no al cien por cien como lo viví yo, que nací en el 82 y viví desde pequeñito su relación, el cariño y la admiración que se tenían; cómo me dormía en las piernas de mi padre mientras ambos hablaban de toros hasta las tantas de la madrugada… No recuerdo a mi padre en una conversación en la que no estuviese el mundo del toro presente». Y mirando a Ponce expresó: «Mi padre te quería de desde el principio. Mi padre era una persona muy buena y muy peculiar, quería a quien quería, pero cuando quería a alguien lo amaba. En mi carrera siempre fueexigente pero cariñoso, y me ponía como ejemplo a mi querido padrino».
«Cuando empecé a querer ser torero, mi padre me mandó a entrenar con mi abuelo, pues me decía que era el mejor profesor que podía tener en ese momento. Mi abuelo no tenía la sabiduría técnica de mi padre, pero sí el concepto puro de lo que es el toreo. Luego mi padre se encargó de explicarme la técnica, de cómo había que sacar lo máximo a un toro, intentando que esa técnica no se notara».
«La técnica más difícil, en todas las profesiones, es la que no se ve; cuando alguien consigue que lo que hace parezca fácil eso es lo más difícil que existe, y mi padrino lo logra con el toro bueno, el regular e incluso con el malo».
«El año 2015 fue muy duro, de luto por mi padre, y sin lograr levantar el ánimo. Me sigo acordando de él cada día, está vivo en mi mente y en mi corazón.Desde que nos falta intento dar un pasito más en lo que él siempre quiso de mí, que avanzara y mejorara. Gracias a Dios, después de ese año tan triste, ha venido uno más bonito. Gracias a todos por el cariño que me dais siempre. Es un placer y un honor estar aquí, especialmente por mi padrino, que fue el primero y el único que confió en mí desde el principio».
«Poquito a poco, vamos luchando contra los ataques que tenemos. Estamosmuy orgullosos de los profesionales del toro».
Y he aquí lo dicho después por Enrique Ponce:
«Estamos muy orgullosos de la solera que han cogido estos premios, por su calidad. Gracias a Antonio Chávarri, por su implicación en la Fiesta, a Juan Lamarca, alma mater, y a don Andrés Amorós. Estoy muy contento porque estos premios siempre han sido muy justos, pero en los de este año me siento muy identificado».
De JOSERRA LOZANO: «Viví la experiencia de hacer esta fotografía de Alquimia y Oro. Tiene mucho mérito, porque yo que viví cómo se hacía, era como traslardarse al siglo XIX, impresionante…»
JUAN RAMÓN Y ENRIQUE ROMERO: «Los hermanos Romero son para llevárselos a casa, han hecho de la comunicación taurina un arte, con una personalidad muy grande. Lo que hacen en Canal Sur Radio y Televisión es merecedor de premio dsede hace años».
NÚÑEZ DEL CUVILLO: «Esta ganadería es una de las más importantes de nuestra cabaña. Lleva un par de años excelentes. Es una ganadería de esas que se llaman toreristas, pero lo difícil es criar un toro bravo con calidad. No nos engañemos, eso es lo difícil, un toro con clase y transmisión. ¿Qué es la transmisión? Si lo analizamos, no es siempre un toro que embiste rápido y se quiere comer a un tío, sino que está en la clase especialmente. Miren, yo tengo ocho cornadas, y seis son de toros de encaste Domecq… Cuanto más despacio embiste un toro y humillado, más transmite. Lo difícil es criar un toro así. Y esta ganadería llevar por bandera la clase, la bravura y el ritmo. Me alegro mucho de esta temporada suya tan buena: yo indulté un cuvillo en Istres y he tenido la suerte de cuajar algunos toros suyos».
Sobre MANZANARES: «De mi ahijado no sé por dónde empezar… Me hace especial ilusión, porque se lo merece y porque el cariño que yo siento por José Mari es de sobra sabido por todos. Desde chico iba a casa del maestro, es la fuente en la que he bebido y en la que sigo bebiendo, porque sigo buscando lo que me transmitió. Desde bien chico me hablaba de José Mari, de la facilidad con la que ponía las vacas al caballo. Mató en mi casa su primer novillo y, junto a su padre, seguí su progreso y su trayectoria. José Mari es ya una figura del toreo y como tal se le exige. El año anterior fue duro, y este ha sido muy importante: ha sentido la presión de una figura, y bendita sea para quien la sienta. Remontar todo eso es muy difícil y yo me siento muy orgulloso de él. El summum fue Madrid, capaz de dar un pasito más en su toreo. Con trece años de alternativa lo más fácil es estancarse y él ha demostrado mejora cada día y nos va a seguir sorprendiendo. Yo sé la clase de torero que es. La temporada 2016 fue bonita, pero también difícil, te querían cortar la cabeza en cuanto se te fuera un pie, y esa presión es enorme, pero lo superaste con creces. Una vez te dije: “José Mari, tienes todo lo que un torero puede soñar, siéntete orgulloso de ello y disfrútalo”. Ha sido una temporada realmente extraordinaria y de mucho mérito, cada vez con más poso, madurez y solidez. Y el mejor Manzanares está por llegar».
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