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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 22 de diciembre de 2024

El propuesto reglamento de la CAM para los festejos populares seducirá al PACMA / por José Carlos Arévalo

 

"..amarga y escandaliza. No está redactado por aficionados, ni por conocedores de la tauromaquia. Tanto en muchos de sus contenidos, como en el lenguaje utilizado en todos ellos, parece escrito por camuflados antitaurinos. El PACMA no lo habría hecho mejor..'  


EN CORTO Y POR DERECHO
El propuesto reglamento de la CAM para los festejos populares seducirá al PACMA

José Carlos Arévalo
El camino al infierno está sembrado de buenas intenciones. Y, por supuesto, de dudosas buenas intenciones. El articulado del posible futuro reglamento de los Festejos Populares en la Comunidad de Madrid dispone medidas tan rigurosas, costosas y antitaurinas que no se sabe si son involuntariamente utópicas o voluntariamente disuasorias.

Su lectura produce un agrio desconcierto. Provoca en el aficionado la extraña convicción de hallarse ante un reglamento taurino redactado por un antitaurino. Veamos:

El hecho de emplear el concepto “bienestar animal” para unos festejos que para el humano son lúdicos y para el animal un combate, no solo resulta improcedente sino propio de un animalista primario. Es como plantear la regulación del bienestar humano con ocasión del lanzamiento de un paracaidista al abismo. De bienestar animal se puede hablar respecto a la existencia del animal en el campo o de las condiciones de su traslado al sitio donde tendrá lugar el festejo.

Prohibir por “maltrato animal” el acto de pinchar -otra cosa es regular la manera de hacerlo- a la res en el festejo popular supone dar el primer paso legal para la prohibición de la corrida de toros, en la que se pincha y mata al toro de una manera reglada. Este reglamento parece no destinado a regular las fiestas sino a reprimir a una horda de maltratadores.

Desautorizar la divisa porque su arpón se clava en la piel del toro entraña un desconocimiento palmario del proceso neurohormonal que dicho arpón le provoca: la neutralización de su estrés, el principio de su bloqueo del dolor durante su combate.

Impedir el toro de cuerda es una medida tan absurda como lo sería la de prohibir la brida en la monta a caballo o pasear a un perro con correa. Su abolición podría considerarse un delito cultural. Del toro de cuerda hay testimonios milenarios, como un bajo relieve egipcio del dios Ra, que tenía cuerpo de toro, y era el dios celestial del fuego y la tormenta y padre de los humanos. Su culto se extendió por el imperio egipcio en Oriente Próximo y pasiblemente los fenicios introdujeron en la península Ibérica los festivales del toro ensogado y del toro de fuego que se celebraban en su honor. ¿Es tan lamentable la conservación milenaria en España de estos juegos ancestrales?

¿Qué argumentos aportan los redactores del propuesto reglamento para impedir la suelta del toro embolado? Ninguno.

¿Por qué la presencia del toro en la calle no debe superar los 20 minutos? ¡Cuántos festejos populares impide este mandato!

La dotación presupuestaria que distintas instituciones -estatales, autonómicas y locales- otorgan al deporte, a todos los deportes, es abismalmente superior a las percibidas por las infradotadas escuelas taurinas. ¿Por qué impedir que las llamadas clases prácticas, que son un buen espectáculo, vendan las entradas al público? ¿Se quiere, acaso, que la escuela no pueda pagar las reses lidiadas en dichos espectáculos, y por tanto obstaculizar la formación de los futuros toreros?

Un tentadero es, entre otras cosas, pero fundamentalmente, una prueba de bravura. Y esta es imposible si el castigo se simula. Lo que este reglamento propone es un tentadero sin tienta. La suerte simulada es la aspiración del antitaurino posibilista para que una tauromaquia inane fenezca sin necesidad de prohibición alguna.

¿Qué hay detrás de la prohibición de que los trofeos al torero sean las orejas amputadas al cadáver de la res muerta? Por un lado mosquea la aceptación de que dichos trofeos agreden a la sensibilidad. ¿A la sensibilidad de quién, del aficionado o del animalista? Por otro, es la negación a reconocer el éxito del torero en clave taurina, la sustitución de una fiesta brava por una ridícula fiesta simulada. ¿Son antitaurinos los redactores del reglamento propuesto?

¿Por qué obligar por “ley” matar al toro indultado por su bravura en un tentadero público? ¿Para que no pueda transmitirla a sus descendientes? ¿Son antitaurinos los redactores del reglamento propuesto?

Hay muchas más objeciones a este proyecto reglamentario de los festejos populares de secular tradición en la Comunidad de Madrid. Algunas, como la de otorgar a los veterinarios la facultad de suspender un festejo por encima del presidente no solo pasma por improcedente sino por imprudente: ¿Conoce el legislador el amplio sector de veterinarios antitaurinos? La lectura del propuesto reglamento de festejos populares para la taurinísima Comunidad de Madrid amarga y escandaliza. No está redactado por aficionados, ni por conocedores de la tauromaquia. Tanto en muchos de sus contenidos, como en el lenguaje utilizado en todos ellos, parece escrito por camuflados antitaurinos*. El PACMA no lo habría hecho mejor.      

*Es de esperar que las instituciones taurinas presenten puntuales alegaciones al fétido proyecto antes del próximo día 24, fecha en la que se cierra se cierra el plazo.

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