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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 29 de diciembre de 2024

El toro de Ana Romero indultado por Ponce que el ganadero mandó a la Guardia Civil sacrificar: una historia digna de contar / por Pablo López Rioboo

Enrique Ponce y, a la izquierda, un toro de Ana Romero. © L. S. O.

Se trató de un ejemplar que no volvió hasta 'Las Cobatillas' pese a serle perdonada la vida en el coso valenciano.

El toro de Ana Romero indultado por Ponce que el ganadero mandó a la Guardia Civil sacrificar: una historia digna de contar

Son muchas las vacadas de bravo que a lo largo de su historia han visto como se le perdonaba la vida a ejemplares de su propia divisa en el ruedo de una plaza de toros. Durante muchos años únicamente tenían ese privilegio animales lidiados en plaza de primera categoría y en Corridas Concurso ampliándose a cosos también de segunda en la  Ley 10/1991, Nacional Taurina de 4 de abril de 1991 bautizada por los profesionales del toro como la ‘Ley Corcuera’.

En el artículo 83 de ésta se especificaba lo siguiente: 

“En las plazas de toros de primera y segunda categoría, cuando una res por su trapío y excelente comportamiento en todas las fases de la lidia, sin excepción, sea merecedora del indulto, al objeto de su utilización como semental y de preservar en su máxima pureza la raza y casta de las reses, el Presidente podrá concederlo cuando concurran las siguientes circunstancias: que sea solicitado mayoritariamente por el público, que lo solicite expresamente el diestro a quien haya correspondido la res y, por último, que muestre su conformidad el ganadero o mayoral de la ganadería a la que pertenezca”.

El primer ejemplar en ganarse la vida gracias a la citada ‘Ley Corcuera’ fue el 79 Bienvenido un ejemplar de Jandilla lidiado por Enrique Ponce el 14 de septiembre de 1992 en la plaza de toros de Murcia. Pero dentro de esos ejemplares a los que se le perdonó la vida hubo algunos que lo hicieron de forma irregular, siendo este el caso del 12 Terciadito, ejemplar de la  vacada gaditana de Ana Romero en la plaza de toros de Játiva (Valencia) el 17 de agosto de 1994.

Un ejemplar de una vacada que tuvo en ese 1994 un año histórico para la misma gracias a ejemplares como el 14 Marquito, indultado el 3 de junio de ese año por José Ortega Cano en Granada o el citado 12 Terciadito, ejemplar que tiene tras de sí una curiosa historia que contó Lucas Carrasco hace varios años en el programa Por las Rutas del Toro de Movistar: “Recuerdo esa tarde como otras de las importantes de la casa. Esta vez no fue Ortega Cano, sino Enrique Ponce el que le perdonó la vida al 12 Terciadito. Tras una faena a más con toro y torero el presidente acabó sacando el pañuelo naranja indultando a este ejemplar de la casa”.

Pero la noticia no estaba en ese toro al que se le perdonó la vida, sino a la decisión tomada por el padre del actual propietario de la vacada: “Una vez que llega el toro a los corrales mi padre se acerca a un Guardia Civil y le ordena que sacrifique al toro al tener más que decidido que no se lo traía de semental. Pese a ser un gran toro al animal le faltó una mayor humillación, su embestida a media altura no la perdonó mi padre”.

Tanto el torero como la presidencia y el propio ganadero eran conscientes que ese indulto era antirreglamentario al ser esta una plaza de tercera, pero la decisión final de sacrificar al animal iba más encaminada a los defectos del toro que a un tema puramente normativo: “Esa decisión fue muy sonada en la época porque a ningún ganadero se le hubiese ocurrido matar a un toro indultado una vez se había ganado este la vida. Fíjate que recibió llamadas para que fuera alquilado e incluso comprado pero mi padre no transigió y mandó que lo sacrificaran en los mismos corrales de la plaza. Fue muy estricto, tenía una decisión tomada y la cumplió a rajatabla”.

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