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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 13 de diciembre de 2024

Fernando del Arco lo tenía todo / por Nicolás Sampedro

Fernando del Arco de Izco

'..al año siguiente coincidiendo con la visita de Juan Lamarca, Fernando quiso nombrarme presidente del Círculo en Barcelona, un cargo que Lluís María Gibert depositó en Fernando y que hoy regento con el más grande de los orgullos y bajo la sombra de grandes maestros..'

Descansa en paz, amigo mío.

Fernando lo tenía todo

Nicolás Sampedro
'Dinastía Bienvenida' blogspot/12/12/2024
Recuerdo el día que tuve el privilegio de conocer a Don Fernando del Arco de Izco, coincidimos en el antiguo ascensor del Ateneu de Barcelona, durante aquel congreso que magníficamente organizó la Plataforma para la Defensa de la Fiesta. Le dije que sabía quién era y de inmediato me invitó para que el siguiente sábado pudiera conocer su extraordinaria biblioteca, un templo sagrado para todos los aficionados a los toros, pero especialmente para los que tenemos a la literatura taurina como nuestra particular querencia dentro del gusto por la fiesta de los toros.

Fernando lo tenía todo, presumía de tener más de once mil títulos taurómacos en sus estanterías, pero especialmente presumía de tener más de mil – si la memoria no me falla- libros sobre la figura de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, su musa, su fuente de inspiración para andar por la vida y su tema de polémica predilecto en casa, ya que Conchi, – su esposa y compañera de vida-, era partidaria de Carlos Arruza.

Recuerdo que durante mis primeras visitas a su piso en la calle Padua, solía llevar un corto listado de títulos -para mí imposibles de conseguir-, pensando que no los tendría Fernando, pero siempre perdía el esfuerzo, lo tenía todo. Entre todos y por nombrar alguno, recuerdo las primeras y segundas ediciones de todas las tauromaquias, como la de Pepe Hillo o Paquiro, los originales de Peña y Goñi, Juan Belmonte “El Trágico” de Abraham Valdelomar, o el manuscrito de México, diez veces llanto, de Fernando Vinyes, por nombrar algunos títulos dentro de un orden que sólo él y su extensa bibliografía entendían.

Hace ya algunos años, un tiempo después del intento de prohibición de la fiesta por parte de la clase política en Cataluña, la Bodega Padua -muy cerca de su casa-, se convirtió en su querencia para recibir a sus amigos. A los encuentros acudía siempre con un libro de regalo y su gran sentido del humor.

Un día, en una de las visitas a su biblioteca, me pude percatar que en la estantería del Pasmo de Triana, habían dos ejemplares de la primera edición de Juan Belmonte matador de toros de Chaves Nogales. Desde ese momento, se lo recordé en cada visita, hasta que en una ocasión en la Bodega, al llevarle uno de mis libros con la ilusión de hacer parte de su bibliografía, me preguntó por lo que me debía por el nuevo libro. Con sorna y sin dejar la costumbre le dije que nada, que si me quería dar algo, que me diera uno de los dos libros de Chaves Nogales. Me miró fijamente antes de sacar un sobre de manila con el libro. No hace falta decir lo que desde entonces esa pieza ha significado en mi biblioteca.

Pero capítulo aparte – nunca mejor dicho-, ha sido su obra. Con temor a equivocarme, quiero rendir homenaje a cada una de sus publicaciones. El Juli. Historia de una voluntad (1999), La dinastía Bienvenida y Manolete (2002), Los califas de la Córdoba taurina (2003), La caricatura, los toros y Fernando Vinyes (2004), Manuel Rodríguez “Manolete” (2005), Soñando con Manolete (2005), I Parnaso Manoletista (2006), Manolete y los intelectuales, Manolete intelectual (2006), Toreros de Cataluña (2006), Barcelona Emergente (2008), La fiesta y los libros (2008), Por qué… Taurinos (2008), II Parnaso Manoletista (2017), Mi biblioteca Manoletista (2020) y III Parnaso Manoletista (2021).

Hace algunos años, como presidente del Círculo de amigos de la Dinastía Bienvenida en Barcelona, Fernando quiso que yo lo ayudara con las conferencias de la feria de otoño de la Casa de Madrid en Barcelona. Un equipo que desde entonces formamos con Florencio García – su presidente-. Pero esto duró sólo una temporada, al año siguiente coincidiendo con la visita de Juan Lamarca, Fernando quiso nombrarme presidente del Círculo en Barcelona, un cargo que Lluís María Gibert depositó en Fernando y que hoy regento con el más grande de los orgullos y bajo la sombra de grandes maestros.

Descansa en paz, amigo mío

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