Os la deseo. Tiene que ser muy torera. Miremos al portal y al Niño y a su Madre y también al buey, animal con cuernos. Y olvidemos los Santa Claus, Papá Noel y similares que se nos presentan como alternativa. Es sorprendente, aunque en este mundo ya no, que el Niño que -con su Nacimiento- creó la Navidad sea escondido e ignorado en tantas ocasiones entre muchas luces y muchos árboles.
Navidad muy torera
Ricardo Díaz-Manresa
Esperemos una Navidad torera con buenos acuerdos entre las partes del toreo. Y que vayan todos a una por bien del espectáculo y de la afición.
Y que sigan los festivales a beneficio de los damnificados de la riada. Qué gran ejemplo y que la antitaurina Cáritas lo reconozca. ¿Qué ha hecho el fútbol, los demás deportes o la música?
Y que las importantes ferias que se están gestando en tiempo de Navidad, lo nunca visto con tanta antelación pero realidad en los últimos años, satisfagan por los carteles de toreros y, sobre todo, de toros.
Y que los emergentes lo pasen bien estos días como también los últimos emergentes y nos alegren la vida en la próxima temporada.
Y que Morante se recupere del todo, aunque sea comiendo turrón, y se acabe su sí y no, puedo torear, no puedo o voy intentar anunciarme. Todavía hace falta.
Y que Roca Rey alcance su mejor nivel estos días en su tierra y lo tengamos así cuando sea necesario.
Y que todos se entrenen, entre comida y comida, para no engordar y que los entrenadores les hagan olvidar tantos fines de faena con bernadinas y manoletinas que cansan un poquito.
Y también que les metan en la cabeza que no es necesario que las faenas duren un cuarto de hora.
Y que alivien los oídos de los aficionados para no oir tantos avisos.
Y los que empiezan se entrenen a fondo con la espada, la clave de muchos triunfos. Que cada uno interprete como quiera pero que maten en todo lo alto.
Y que recojan la oreja u orejas con el capote y la montera y no suelten el capote -¿tanto molesta?- a los tres segundos de iniciar la vuelta al ruedo y no se agarren a la montera que es muchísimo menos importante que el capote, fundamental en el toreo. Y la prueba es que en algunos festejos especiales que no hay que llevar montera a muchos les gusta ir descubiertos durante toda la lidia, sean matadores o subalternos.
Y que los banderilleros reflexionen en esta fiesta de la gran alegría, el Nacimiento del Niño, dejar el luto riguroso en sus trajes y cambiarlos por la plata o lo que sea, pero no de color negro.
Y también a los matadores, que algunos además olvidan ponerse el chaleco de oro, y van casi peor vestidos que los subalternos.
Y que cuando brinden los toros no saquen a los brindados a la arena si no van vestidos de luces. Que el toro está en el ruedo y no parece muy oportuno hacer así esos brindis.
Y muchísimas cosas más que hay que olvidar entre licores, turrones, roscos de vino, polvorones, mantecados, mazapanes y un sinfín de dulces navideños mientras pasamos una Feliz Navidad, que es lo que deseo a todos.
¡Navidad muy torera...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario