DOMINGO NAVARRO:
Se va por la puerta grande 'EL ÁNGEL DE LA GUARDA'
Entrevista de Plá y Ventura
La noticia de la retirada de Domingo Navarro nos dejó perplejos, a mí el primero. Nadie lo sospechábamos y, lo que es peor, nadie lo podríamos entender, pero si nos cabe el orgullo de respetar su decisión, primero en calidad de profesional y, acto seguido por considerarle un amigo querido.
¿Qué decir de Domingo Navarro que no lo sepa el mundo? Poco, muy poco queda por decir. Aunque jamás seremos cicateros para seguir promulgando aquello que cientos de veces dijimos de este gran profesional, todo un lujo entre los hombres de plata que, para colmo, es un ser humano admirable y envidiable como tal; siempre nos costó discernir si Domingo era mejor torero que mejor persona; lo teníamos difícil, pero ese era el binomio que adornaba su ser.
Conversamos ahora con Domingo Navarro, será quizás esta la última entrevista que le hagamos a nivel profesional y, con toda seguridad, no ha buscado Navarro culpables para esparcir las miserias que anidan en el mundo de los toros; su capacidad, su talento, su bondad y otros argumentos que le definen como ser humano, son impedimentos que jamás le permitirían verter excrementos -de los muchos que hay en los toros- contra nadie. Domingo Navarro se ha ido porque así se lo ha dictado el corazón, siendo así, ¿cabe objeción alguna? Si se me permite, sospecho que Domingo Navarro se ha ido por amor; es más, ha podido más el amor que toda la gloria que en los ruedos estaba cosechando. No sé si acertaré, pero será el propio subalterno el que nos lo confesará.
En Opinionytoros hemos querido que esta entrevista coincida con el día en que era esperado su paseíllo en San Isidro, donde sin duda le hubieran hecho, de haber querido, la despedida que se merecía. Vaya entonces esta coincidencia de fecha para poder sacarle en estas fechas, aunque solo sea de forma virtual, por la Puerta Grande de Las Ventas.
-Tu retirada, Domingo, ha sido la gran sorpresa del mes de mayo. Cuando todos esperábamos verte en las Ventas con Luís Bolívar o con otros diestros puesto que, Madrid, para ti, era un poco como el patio de tu casa, nos dejas, repito, con el agridulce sabor de tu retirada. ¿Qué pasó, amigo?
Ante todo permíteme que certifique lo que dices de Madrid; en esa plaza me he sentido más torero que nunca, he toreado en infinidad de ocasiones, he sentido sus aplausos, su calor, su respeto e incluso su admiración, valores todos que, nada más que por ellos ha merecido la pena ser torero y demostrarlo en Madrid. No pasó nada. Ocurre que el otro día, sin saber las razones, me encontraba paseando a solas por el monte y, como un presagio, me llegó una voz en mi interior que así me lo aconsejaba; me lo dictó el corazón y no le pedí explicaciones a mi cerebro.
-Te entiendo, amigo, pero ¿no hubiera sido más épico, por decirlo de alguna manera, retirarte en Madrid habiéndolo anunciado para que el gran público venteño te hubiera tributado la última ovación para tu carrera?
No hacía falta. Mi corazón está repleto de las ovaciones que siempre me entregó mi querida plaza de Madrid a la que siempre les estaré muy agradecido; todas las plazas me trataron con un respeto desmesurado, pero lo de Madrid no tiene parangón. Mi gratitud para estos aficionados será eterna.
-Diríamos, Domingo, que te has sido por la puerta grande, en plena gloria y en plena juventud ¿verdad?
Es la mejor forma de irse uno. Eso de acabar arrastrando miserias y desdichas me parece lamentable y, cuidado, yo siempre respeté a todo el mundo puesto que cada cual será el dueño de su destino, pero como quiera que yo sea el dueño de mi vida es ahora cuando he creído que era el momento.
-No ha faltado quien ha dicho que te has ido cansado de ver miserias y traiciones por el mundo de los toros; y tiene su fundamento que lo digan porque tú mirabas el mundillo desde dentro, por tanto eres sabedor de todo lo que pasa entre “bambalinas” y que desconocemos los aficionados. ¿Tanta miseria hay en el mundo de los toros?
Muchísima. Aunque los toreros siempre decimos que el toreo es grandeza, ello es algo aparente, la gran realidad es muy otra.
-Y esa miseria es la que tú no has podido digerir razón por la que te has ido. ¿Es cierto?
He visto mucho de todo, pero para mí fortuna nunca me salpicó nada; mira si he sido afortunado. Yo soy de los que marcho lleno de gloria, sin despecho para con nadie y con el respeto de todos.
-La pregunta, amigo Domingo, es obligada, todos los aficionados nos hemos preguntado cómo un hombre de tu categoría jamás se enrolló en las filas de una figura del toreo. ¿Qué razón existió para que nadie te llamara, de los que torean todos los días?
Yo nunca le pregunté a nadie si toreaba todos los días o solo en los días de fiesta; eso me tenía sin cuidado. Pero mientras viva llevaré con orgullo haber ido muchos años con ese catedrático del toreo, el hombre que enamoró a la afición de Madrid, el que se despidió de Las Ventas por la puerta grande y que no era otro que el maestro Luís Francisco Esplá, todo un lujo para mi humilde persona.
-Por cierto, ¿qué te ha dicho Esplá al respecto de tu retirada?
Profesionalmente lo ha lamentado; personalmente me ha felicitado y me ha respetado en lo que ha sido mi decisión.
-Una decisión que nos parece que ha tenido mucho que ver el amor. Eso te hubieran dicho en las revistas del corazón si fueras pasto de las mismas. De verdad, ¿pudo más el amor que la vocación que corre por tus venas respecto al toreo?
De que vivo feliz con mi chica es una verdad incuestionable y sí, entre el amor, el trabajo y la incertidumbre de lo que hoy representa el toreo, decidí alejarme para adentrarme con mi trabajo.
-Por cierto, un trabajo en el que eres tu patrón, no tienes que rendirle cuentas a nadie, llevas a cabo tu propio negocio y no tienes que mendigar ante nadie. ¿Ha sido esa seguridad la que también te ha empujado a dejar los trebejos toreros?
Ciertamente, en todos los órdenes he sido siempre un hombre afortunado; lo del negocio no es de ahora; hace años que consagré mi vida a ello y me ha ido muy bien. A Dios gracias no tengo que mendigarle a nadie y en los tiempos que corremos, eso es una virtud inmensa.
-Y de vez en cuando te acercas a la finca del maestro Esplá para deleitarte con una paellita de las que hace el maestro y, de pasada, hablamos de toros. ¿Cierto?
Si hombre, las buenas costumbres no tenemos que perderlas. Quiero que sepas que, con Esplá, además de hablar de toros, yo soy su discípulo en todos los órdenes; como sabes, estamos ante un hombre sabio, un catedrático del toreo, de las artes, de la palabra; un hombre que enamoraba como torero y sigue conquistando adeptos con la palabra. Escucharle, para mí, es un lujo que me permite la vida; a su lado no hace falta decir nada, es su palabra la que cautiva, embelesa y como a mí me sucede, a su lado aprendo lecciones insospechadas.
-Digamos que has dejado huérfano de tu presencia a ese chico llamado Luís Bolívar, ese torero tan importantísimo en toda Colombia que, tú mejor que nadie sabes de su sacrificio por triunfar en España; Luís Bolívar quiere ser el sustituto de César Rincón en España. Tú que le conoces mejor que nadie, ¿cómo es Bolívar?
Es un torero muy honrado, al estilo César Rincón, por algo son compatriotas. Bolívar, por su tenacidad merece lograr el triunfo en España porque, como sabemos, en Colombia es ídolo admirado, un referente importantísimo para todas las ferias de su país.
-Al margen de tu destreza y bien hacer con las banderillas, con el capote, amigo, te ganaste como nadie el apelativo de ÁNGEL DE LA GUARDA, porque como todos sabemos, has evitado innumerables cogidas con tu capote salvador. ¿Quién ocupará ahora tu lugar en ese aspecto?
Justamente, todo aquel que sienta el toreo como yo lo he sentido; todo aquel que, responsabilizado de la vida de los demás se preocupe por estar al tanto de que, en el ruedo, en cualquier instante puede producirse una tragedia y, quiénes formamos parte de esa liturgia taurina, todos, sin distinción, debemos ser consecuentes y saber que, hasta que no se arrastre el último toro, el peligro sigue vigente, por tanto, hay que estar al tanto para hacer cualquier quite que evite una desgracia.
-¿Recuerdas algún toro que te llevara por la calle de la amargura?
Tanto con el maestro Esplá como con Bolívar, hemos lidiado toros muy difíciles; como sabes, no nos solían poner bombones; tratábamos por todos los medios de lidiar de la mejor manera, sobreponernos a las circunstancias, pero no puedo olvidar aquella amarga tarde de Ceret que, al maestro Esplá pudo haberle costado la vida.
-¿Qué virtud del maestro Esplá vivirá siempre dentro de tu corazón?
Yo creo que el maestro Esplá es un compendio de virtudes las que guardo dentro de mí ser. Sin duda, su trato humano es lo que más me conmovió. Hablar ahora de Esplá es rememorar lo que ya forma parte de su leyenda. Si como artista era inconmensurable con su clasicismo, con su torería, con sus dotes artísticas como licenciado en Bellas Artes, como orador en la cumbre; virtudes todas que le definían como un ser humano excepcional, como persona es todavía más grande.
-Imagina, Domingo, que llega mañana una máxima figura del toreo y te invita a formar parte de su cuadrilla, todo para que reaparezcas. ¿Qué decisión adoptarías?
La decisión ya está tomada, no hay vuelta atrás. Recuerda que, para mi dicha, en el toreo he sido lo que he querido ser, porque yo siempre aspiré a ser un buen torero de plata y eso lo logré con creces. No estoy aquí jugando al gato y al ratón, dije que me iba, me marché y mis respetos para todos.
-Pero, y si quien te llamará fuera Alejandro Esplá, que hubiera enderezado el rumbo de su carrera y te quisiera junto a él, acudirías?
He decirte que si la petición viniera o estuviera avalada por su padre, Luis Francisco Esplá, sin dudarlo volvería a vestirme de luces para de nuevo estar dentro del entorno con él. Fue mi maestro y se podría cumplir entonces mi inicial deseo de retirarme junto, o en el entorno, de Esplá.
-De tu vida como torero, ¿qué guardarás para siempre dentro de tu corazón?
Sencillamente, la intensidad de todo lo vivido. Haber conocido por dentro el mundo del toro, tratar con personajes de inmensa relevancia, en definitiva, toda una experiencia reservada para muy pocos de la que yo me siento muy afortunado. Han sido veintidós años como profesional que dan para mucho, esencialmente, para tener recuerdos maravillosos que jamás borraré de mi mente.
-Decía el maestro Facundo Cabral: “Vive el presente que es la única estación que pasarás el resto de tu vida” Puesto que el pasado ya es historia, el futuro está por venir, ¿cómo es tu presente?
Vivo entregado a mi trabajo, procuro vivir sin hacerle daño a nadie, ayudar a los míos, seguir siendo amigo de mis amigos y mirar un poco de soslayo el mundo de los toros.
-¿Qué quiere decir eso de mirar de soslayo la fiesta de los toros? ¿Tampoco te consideras aficionado?
Sí, hombre, por Dios. Aficionado lo seré mientras viva, pero sin rasgarme las vestiduras por nadie. Trataré de disfrutar de lo bueno que existe en el toreo en calidad de aficionado, pero jamás seré el comparsa de nadie y mucho menos el vocero de aquellos que pretenden vender humo a falta de otros valores.
-Se acabó, Domingo. Añade cuanto quieras.
Un saludo para todos los aficionados del mundo, de forma concreta a los de la plaza de Madrid, un fuerte abrazo para Luís Bolívar, así como para con todos los matadores que he actuado que, para mi dicha, han sido muchísimos. Y mi gratitud total para el maestro Luís Francisco Esplá que, gracias a él, he sido el que soy. Para vosotros, OyT, amigos entrañables, mi afecto más bello.
-Que te vaya como mereces Domingo.
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Domingo Navarro, además de magnífico torero, gran persona.
ResponderEliminarSiempre pendiente de la lidia, de sus compañeros ... respeto su decisión ... extrañaré mucho no verle en Valencia.
Dá gusto leer la entrevista y ver como habla del maestro Esplá.
¡Ojala hubiera muchos Domingos Navarro en el toreo y en la Sociedad de hoy!.
Un abrazo maestro.¡ Que vivas enamorado y que no cambies nunca tu forma de ser.!
Bisturí