Fotografía de Baltasar, Gálvez-Burladero.com
"...Ahora a escuchar los goles de la próxima Eurocopa. Un campeonato que de quedarse en solo tres goles durante todo el torneo, como esta feria, invitaría a cerrar el fútbol para siempre..."
40.000 OREJAS EN LA FERIA
Antolín Castro
España
Quien más cerca lo ha tenido ha sido Iván Fandiño, con una actuación muy meritoria y muy aplaudida desde las gradas y tendidos. Ha dado distancia al toro, ha cuajado buenas series con la diestra, abrochadas con buenos pases de pecho, ha derrochado ganas, interés y torería, ha sintonizado en suma con el público, pero ha cometido el error de alargar la faena para complacer a quien le pedía la mano izquierda, que no había usado en función de la condición del toro, y ahí se ha buscado la ruina. Si bien están buscando a quien se lo aconsejó, lo cierto es que el culpable fue el de Orduña por hacerlo. Le ofreció la muleta y el toro no aceptó el reto por ese lado, punteando y colándose descaradamente. Volvió a la diestra para poder cerrar la faena con lucimiento y, pasado de faena, el toro se puso gazapón. Meterle la espada, Fandiño es fuerte en ello, fue un problema y llegaron a sonarle dos avisos mientras le metía el estoque por todas partes. Una agradecida ovación saludó el vasco.
Juan Bautista tuvo un ‘Madroñito’ de lujo y lo desaprovechó con toreo superficial y sin la entrega que le hubiera llevado a un triunfo de clamor. Aquí la culpa fue del francés que actuó fuera de tiempo y lugar, el toro precisaba apasionamiento, que no hubo. Finalmente se le fue parando, fue sometido a un largo de tercio de quites, y se fue enfriando el trasteo. Saludó aunque no había unanimidad para hacerlo.
Lo demás fue menos importante, los diestros se las vieron con toros que sin ser alimañas no ofrecían francas sus embestidas y se perdían los trasteos en largas porfías. Lo peor se lo llevó el rubio José Luis Moreno y fue aburriéndose hasta él mismo.
Bautista y Fandiño tampoco sacaron nada de los pozos secos de sus segundos enemigos.
Nuevamente decimos que no podían ser 40.000 orejas, pero sí cuatro que hubieran colmado a los sufridos espectadores de una feria tan triste y aburrida. No pudo ser y las cuarenta mil orejas presentes durante toda la feria quedarán a la espera de la Feria del Arte y la Cultura o, quién sabe, si de escuchar los goles de la próxima Eurocopa. Un campeonato que de quedarse en solo tres goles durante todo el torneo, como esta feria, invitaría a cerrar el fútbol para siempre.
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