"...No reparan en nada para salirse con la suya quienes han hecho de la fiesta una escombrera y de todas las formas posibles la humillan sin parar..."
¡¡UN ANTÍDOTO, POR FAVOR!!
¡¡UN ANTÍDOTO, POR FAVOR!!
Por Antolín Castro
EspañaAyC.- Dos tardes, dos salidas a hombros. Y a eso hay que llamarle la felicidad completa. Según los mercaderes sí, según los aficionados, aquellos que aman la fiesta por encima del divertimento, no.
Esta segunda tarde del invento del Arte y la Cultura ha escenificado la otrora famosa y respetada corrida de la Beneficencia, aquella en la que nos encontrábamos jubilosos con los toreros triunfadores del serial isidril. Por si fuera poco se organizaba, como su nombre indica para la beneficencia, para obtener fondos para los necesitados. Hoy todo es al revés, se hace a mayor beneficio de los actuantes, cuyos emolumentos se disparan por encima del monto total de la taquilla. Ustedes lo entienden? Pues nosotros sí. Se trata de una vuelta más de tuerca a la escenificación de la fiesta del siglo XXI, ese en el que se acerca el final.
No reparan en nada para salirse con la suya quienes han hecho de la fiesta una escombrera y de todas las formas posibles la humillan sin parar. Hoy mismo en demasiadas direcciones. Primero por el cambio de objetivo de la corrida en sí misma, pensando que es el Estado quien se ocupa ya de los desfavorecidos, cuando se deberían de celebrar varias corridas para obtener beneficios para dar de comer a tantos parados necesitados. Pero no vamos a entrar en ese otro jardín. Luego, por esos emolumentos de toreros sin compromiso con la propia fiesta. Más tarde por ser organizada por quien debería de velar por ella en todos sus aspectos, mientras pomposamente dicen declararla Bien de Interés Cultural ¿Qué bien, qué interés y qué cultural? Tras estos montajes, se necesita una explicación.
Esos son unos de los aspectos que rodean el festejo, pero luego está el festejo en sí. Docenas de toros reconocidos para encontrar seis que puedan salir a este ruedo. Un exceso de todo se llama eso. Las rayas hoy pintadas de rojo es una concesión más en aras de disimular lo más posible, pensando que el blanco aclara más el trapío de los toros. Ese cambio radical habrá sido idea de algún iluminado pero no precisamente para favorecer la verdad de la fiesta. Finalmente salieron reses indecorosas para la plaza más importante del mundo y todo sin rubor alguno para organizadores, ganaderos, empresa, toreros, autoridades y hasta público de clavel que llenaba la plaza.
Queda la actuación de los espadas, ya muy disminuida por todo lo antedicho, y ahí se ha repetido el titular de ayer ‘Disgusto, Aburrimiento y Triunfalismo’ calcado y por el mismo orden. Disgusto de los que vinieron a ver a Morante en estado de gracia y que resultó de desgracia, aburrimiento para ver a Manzanares darles pases a los novillotes que tuvo enfrente, todos con el pico, con la pierna retrasada, hacia fuera, sin alma y sin vida; silencios para el torero que dicen es la quinta esencia del toreo. Y triunfalismo para Talavante por sus dotes alegres y variadas de dar fiesta a los animalejos que tuvo enfrente.
Al menos podemos darle el aprobado al extremeño por querer hacer y estar, aunque no nos engañemos así no pueden ser las salidas a hombros de Madrid. El mismo protagonizó el pasado año otra salida mucho mejor y que será mucho más recordada. Todo desarrollado con el máximo desinterés de los espadas, ya fuera en sus toros como si era en el ejercicio de sus funciones durante la lidia, de la que el director se ha inhibido durante las dos horas de festejo.
Estarán contentos quienes cuentan las orejas, cuatro en dos días, después de diecinueve corridas con solo tres, que demuestra el cambio de público en la plaza, pero para muchos esta sinrazón en todos los sentidos y direcciones necesita de un antídoto, al grito de ¡por favor!.
Quién sabe si el mejor antídoto no fuera el de que no prospere la ILP, pues esta fiesta no merece ser defendida por nadie. Existe otra, por la que nos esforzamos algunos, pero no es esta precisamente. Sea como fuere ¡¡Se necesita un antídoto, por favor!!
Esta segunda tarde del invento del Arte y la Cultura ha escenificado la otrora famosa y respetada corrida de la Beneficencia, aquella en la que nos encontrábamos jubilosos con los toreros triunfadores del serial isidril. Por si fuera poco se organizaba, como su nombre indica para la beneficencia, para obtener fondos para los necesitados. Hoy todo es al revés, se hace a mayor beneficio de los actuantes, cuyos emolumentos se disparan por encima del monto total de la taquilla. Ustedes lo entienden? Pues nosotros sí. Se trata de una vuelta más de tuerca a la escenificación de la fiesta del siglo XXI, ese en el que se acerca el final.
No reparan en nada para salirse con la suya quienes han hecho de la fiesta una escombrera y de todas las formas posibles la humillan sin parar. Hoy mismo en demasiadas direcciones. Primero por el cambio de objetivo de la corrida en sí misma, pensando que es el Estado quien se ocupa ya de los desfavorecidos, cuando se deberían de celebrar varias corridas para obtener beneficios para dar de comer a tantos parados necesitados. Pero no vamos a entrar en ese otro jardín. Luego, por esos emolumentos de toreros sin compromiso con la propia fiesta. Más tarde por ser organizada por quien debería de velar por ella en todos sus aspectos, mientras pomposamente dicen declararla Bien de Interés Cultural ¿Qué bien, qué interés y qué cultural? Tras estos montajes, se necesita una explicación.
Esos son unos de los aspectos que rodean el festejo, pero luego está el festejo en sí. Docenas de toros reconocidos para encontrar seis que puedan salir a este ruedo. Un exceso de todo se llama eso. Las rayas hoy pintadas de rojo es una concesión más en aras de disimular lo más posible, pensando que el blanco aclara más el trapío de los toros. Ese cambio radical habrá sido idea de algún iluminado pero no precisamente para favorecer la verdad de la fiesta. Finalmente salieron reses indecorosas para la plaza más importante del mundo y todo sin rubor alguno para organizadores, ganaderos, empresa, toreros, autoridades y hasta público de clavel que llenaba la plaza.
Queda la actuación de los espadas, ya muy disminuida por todo lo antedicho, y ahí se ha repetido el titular de ayer ‘Disgusto, Aburrimiento y Triunfalismo’ calcado y por el mismo orden. Disgusto de los que vinieron a ver a Morante en estado de gracia y que resultó de desgracia, aburrimiento para ver a Manzanares darles pases a los novillotes que tuvo enfrente, todos con el pico, con la pierna retrasada, hacia fuera, sin alma y sin vida; silencios para el torero que dicen es la quinta esencia del toreo. Y triunfalismo para Talavante por sus dotes alegres y variadas de dar fiesta a los animalejos que tuvo enfrente.
Al menos podemos darle el aprobado al extremeño por querer hacer y estar, aunque no nos engañemos así no pueden ser las salidas a hombros de Madrid. El mismo protagonizó el pasado año otra salida mucho mejor y que será mucho más recordada. Todo desarrollado con el máximo desinterés de los espadas, ya fuera en sus toros como si era en el ejercicio de sus funciones durante la lidia, de la que el director se ha inhibido durante las dos horas de festejo.
Estarán contentos quienes cuentan las orejas, cuatro en dos días, después de diecinueve corridas con solo tres, que demuestra el cambio de público en la plaza, pero para muchos esta sinrazón en todos los sentidos y direcciones necesita de un antídoto, al grito de ¡por favor!.
Quién sabe si el mejor antídoto no fuera el de que no prospere la ILP, pues esta fiesta no merece ser defendida por nadie. Existe otra, por la que nos esforzamos algunos, pero no es esta precisamente. Sea como fuere ¡¡Se necesita un antídoto, por favor!!
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