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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 13 de julio de 2016

Víctor Barrio, in memoriam / Por José Luis Rodríguez Peral



"...Mi propósito es explicar a los no iniciados las razones por las que seres inteligentes están dispuestos a morir cada tarde en los ruedos, incluso hoy mismo, un día después de la muerte de un compañero y por las que otros seres, no menos inteligentes, seguiremos asistiendo a las corridas de toros, también desde esta misma tarde..."

Víctor Barrio, in memoriam

José Luis Rodríguez Peral
Economista y escritor del libro:
"Antonio Bienvenida. El arte del toreo" 

Ayer 9 de julio toreaba Víctor Barrio en Teruel, en la Feria del Ángel, en terna con Curro Díaz y Morenito de Aranda. Cuando lidiaba el primero de su lote, un toro de la ganadería de Los Maños, instrumentando una serie de naturales, una ráfaga de viento descolocó la muleta, y en ese preciso instante el astado le propinó una tremenda cornada en el tórax derecho, que le llegó hasta el pulmón derecho y le provocó rotura de la aorta. Una cornada mortal de necesidad.

La familia del torero, sus amigos y las gentes del toro, incluidos los aficionados, claro es, estamos consternados, por más que seamos conscientes de que “Lorenzo”, que así se llamaba el toro, cumplió con las pautas de comportamiento que se esperan de los individuos de su especie: embestir con nobleza, atacando al bulto al menor descuido.

Esta afirmación que, expresada por un amateur, podría tildarse de gratuita, quedó perfectamente corroborada por el Matador de Toros Luis Francisco Esplá, cuando en 2010 compareció en el Parlamento de Cataluña durante el debate sobre la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, explicándola de manera seria y rigurosa desde su conocimiento como profesional. Para el común de los mortales es difícil entender que alguien, que cada tarde se juega la vida ante un toro, defienda la tauromaquia, por ello propongo considerar una cita extensa de la citada intervención. 

Decía Esplá: “Los toreros vivimos de crear. Usamos el toro como material [...]. Lo que necesitamos del toro es su voluntad, esa voluntad que la genética recaba. Necesitamos que nos quiera coger. Es parte de la respuesta de ese material, sin el que no tendría ningún sentido, con un elemento que representa las fuerzas de la naturaleza, y la naturaleza cuando se desata es el caos, y el caos se escenifica en la cogida. [...] Yo jamás he vivido la cornada como un revés del destino, como una traición del toro, en absoluto. Es el material con el que yo creo [...] y lo vivo como la respuesta necesaria. Es su obligación, cogerme y matarme”. Para la mayoría de las gentes, la muerte de Víctor Barrio no supondrá más que un shock momentáneo, entre las noticias sobre la violencia, venganza y muerte originadas por el racismo en Dallas y sobre el número de muertos en accidente de tráfico en la primera operación salida del verano. 

Los profesionales y aficionados a las corridas de toros sentimos profundamente la muerte de Víctor Barrio y nos solidarizamos con sus familiares y allegados. Unos cuantos ciudadanos no se enterarán del suceso, o aún enterados se mostrarán indiferentes. Por fin unos pocos, ojalá que sean muy pocos, se alegrarán de la muerte del torero. Y créanme que no hago esta última afirmación de manera gratuita.

Alguien que milita entre los antitaurinos me espetó una vez que consideraría las corridas de toros cuando muriera el mismo número de toreros que de toros; como pueden suponer le miré con gesto despreciativo, me di media vuelta y puse tierra de por medio; hoy en día, las redes sociales permiten decir las mayores barbaridades sin mirar a los ojos, y vaya si lo están diciendo, ¡pobre gente!

Víctor Barrio nació en Grajera (Segovia) en 1987. Tardó más de veinte años en dedicarse profesionalmente a los toros. Debutó como novillero sin picadores en 2008, en las Ventas de Retamosa (Toledo) y con picadores en 2009 en Sepúlveda (Segovia). Tomó la alternativa en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid) en 2012, de manos de Él Fundí, con Juan del Álamo como testigo.

No es mi propósito escribir un panegírico del torero, del buen torero que ha sido Víctor Barrio. Tiene una página web www.victorbarrio.es a la que remitimos a quienes puedan estar interesados en conocer su trayectoria taurina.

Mi propósito es explicar a los no iniciados las razones por las que seres inteligentes están dispuestos a morir cada tardeen los ruedos, incluso hoy mismo, un día después de la muerte de un compañero y por las que otros seres, no menos inteligentes, seguiremos asistiendo a las corridas de toros, también desde esta misma tarde.

Descanse en paz, Víctor Barrio.

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José Luis Rodríguez Peral es el escritor del libro:
"Antonio Bienvenida. El arte del toreo"

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