Ponce selló un auténtico faenón al cuarto de Juan Pedro Domecq.
Más de tres cuartos de entrada acogió en plena ola abolicionista por parte de los políticos el coso balear; no fue la noche de Manzanares, en la que se lidiaron toros de Cuvillo y Juan Pedro Domecq.
El magisterio de Ponce y la madurez de Talavante gritan libertad en Palma de Mallorca
FRANCISCO OJADOS EN LA DIVISA
Acogía este jueves el Coliseo Balear la segunda corrida de toros de su temporada en la que más de tres cuartos de entrada poblaban los tendidos en el festejo nocturno. Enrique Ponce, José María Manzanares y Alejandro Talavante hacían el paseíllo frente a un encierro de Núñez del Cuvillo Juan-Pedro Domecq.
El primero, con el hierro de Núñez del Cuvillo, fue un toro muy noble al que le faltó un punto de fuerza. Lo recibió con mucha dulzura a la verónica para llevárselo a los medios y rematando con una buena media. Después de un puyazo muy medido, anduvo muy ajustado en el quite por chicuelinas. Brindó a la infanta Elena y cuajó una faena muy estética, a media altura, pinchando en el primer encuentro y matando a la segunda de estocada efectiva. Cortó una oreja.
Silenciado tras aviso resultó Manzanares en el segundo. Fue un toro más terciado que su hermano anterior, con escaso trapío y muy poca fuerza. Después del puyazo salió muy blando. Dejó un ramillete de verónicas con mucho gusto, brindando también a la infanta Elena y a sus dos hijos. La faena no tuvo emoción pese al buen concepto del torero de Alicante. Lo pinchó hasta en tres ocasiones, acertando en el cuarto intento.
Una oreja cortó Talavante en el tercero. Fue un toro que tuvo muchísima calidad y que tuvo muerte de bravo. Talavante lo cuajó tremendo de capote, muy variado, al igual que en la faena. Con un farol capote en mano prologó su actuación. Muchos tiempos le dio muleta en mano, haciendo girar sobre sí al natural al animal. Con arrucinas de rodillas comenzó trasteo para ligarle una faena con muchísimos matices. Mató recibiendo, pero pinchó, y el toro tardó en caer por lo que sólo se le concedió un trofeo. La faena de Talavante fue seguida con auténtico clamor por parte del respetable.
Ponce selló un auténtico faenón al cuarto de Juan Pedro Domecq. Tuvo sus asperezas pero lo limó en bueno. Muy bien anduvo de capote y luego en el quite por delantales. Poco a poco fue metiendo al toro en la canasta hasta conseguir un final espectacular. Máxima exquisitez dejó Enrique por ambas manos, dejando una lección de toreo. El público pidió las dos orejas tras una estocada en buen sitio y el presidente las concedió. Sonó un aviso cuando aún estaba Ponce ejecutando la faena.
Una ovación con saludos escuchó Manzanares tras pasaportar al quinto. Fue un toro con más cuajo que su hermano anterior en el lote pero que no se movió para nada. No le valió para el triunfo. Fue un toro medio con el que no terminó de haber emoción. Buenos momentos hasta que se rajó. Media estocada y descabello dejó el torero para saludar en el tercio una ovación.
En el sexto, Alejandro Talavante redondeó una noche de triunfo. No tuvo la calidad de su primero pero sí se movió en la muleta después de dejárselo crudo. Franela en mano puso toda la carne en el asador por ambas manos, enroscándoselo de verdad. Lo cuajó en un final metido entre los pitones. La estocada efectiva al primer intento hizo que cortase la oreja de la salida a hombros junto a Ponce.
FICHA DEL FESTEJO
Coliseo Balear, Palma de Mallorca.
Segunda de la temporada estival. Corrida de toros. Más de tres cuartos.
Tres toros de Núñez del Cuvillo (tres primeros) y tres de Juan Pedro Domecq.
Enrique Ponce, oreja y dos orejas.
José María Manzanares, silencio tras aviso y ovación con saludos.
Alejandro Talavante, oreja y oreja.
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