El técnico francés dijo que iba a contar con los veinticuatro jugadores que tenía a su disposición y, hasta la fecha, está cumpliendo con su palabra. También ha dicho que "si la BBC está bien, la idea es que jueguen"
El coro de Zinedine Zidane
Con Zinedine Zidane en el banquillo, el Real Madrid es un equipo verdaderamente coral. El técnico francés dijo que iba a contar con los veinticuatro jugadores que tenía a su disposición y, hasta la fecha, está cumpliendo con su palabra. También ha dicho que "si la BBC está bien, la idea es que jueguen", y lo cierto y verdad es que, por unas cosas o por otras, Benzema no acaba de arrancar y Cristiano no termina de romper; las ausencias prolongadas en el tiempo tanto del francés como del portugués están dando minutos a futbolistas de la segunda unidad que, cuando ellos vuelvan, jugarán menos... pero seguro que jugarán. Sirva el dato de que el Real Madrid distribuye sus doce goles a favor entre once jugadores mientras que, por ejemplo, los trece del Barça los han conseguido entre siete y los diez del Atlético de Madrid entre cinco.
Bajo este reparto de minutos de Zidane subyace la preocupación porque el equipo (todos, los veinticuatro) llegue a tope a los meses de abril y mayo, que es cuando se pierden o se ganan las competiciones. Ayer, después de un mal partido contra el Espanyol, el Real Madrid igualó el récord de victorias consecutivas en Liga (16) que tenía Pep Guardiola; la ventaja que tiene Zizou es que él ya vivió desde dentro, y como ayudante de Ancelotti, una experiencia muy similar, con vino y rosas por doquier. Como entonces, el Madrid tiene que disputar un Mundial en diciembre y el cuerpo técnico no quiere que se repita aquel desplome en Liga después de conquistar el título en Marruecos cuando nada hacía presagiar que el equipo fuera a hundirse de aquella manera tan estrepitosa.
A Zidane le está saliendo bien... por ahora. Y es un hecho que cuenta con todos, también con James Rodríguez, que ayer marcó un golazo. No fue el mejor partido del colombiano porque no fue desde luego el mejor partido del Madrid, pero su titularidad debería ser motivo más que suficiente para convencerlo de una vez por todas de que su situación no es irreversible. Del entrenador Zidane sólo pueden decirse hasta el momento cosas buenas, de ahí que los enemigos del club y de todo lo que lo rodea digan despectivamente de él que tiene una flor, como si tener suerte en la vida no fuera importante. Hay que tener suerte sí, pero también conocimiento y temple, el temple necesario para decirle al gran Cristiano que se queda fuera por una gripe o para sustituirle por otro compañero. Lo que antes era imposible y presagiaba tormenta, con Zizou se ha convertido en otro día más en la oficina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario