"...Ponce merece un monumento
en cada plaza en la que torea..."
En su 1º también le negó el doble trofeo.
Logroño: Faenón de Ponce al cuarto y ridículo presidencial: oreja y dos vueltas.
Ponce merece un monumento en cada plaza en la que torea. Como si le fuera la vida en ello, le saca faena a gran porcentaje de toros sea cual sea su condición. A este cuarto lo recibió por una bonita, buena y vistosa combinación de verónicas y chicuelinas rematadas por una revolera. El toro, con gran alzada, llegó a la muleta justo de fuerza e incluso perdió las manos en el inicio… pero no volvió a hacerlo. Como hecho por obra de un mago, Ponce lo consintió, lo sobó, lo llevó a su altura para que olvidara que unos minutos antes se tambaleaba.
Ahí fue cuando Ponce creó una obra de arte y dejó los cites fuertes para que la suavidad diera paso a una muleta imperceptible.
Todo con los vuelos, sin una violencia. Las poncinas, con el toro sacando una cuarta al torero fueron una delicia. Y cuando parecía que era el final, arrancó otra faena. Más Ponce. Logroño entregada.
Todo fue torería desde el arranque de las tandas hasta los remates. Soberbio. Sonó un aviso mientras aún toreaba antes de recetar un espadazo ofreciendo el pecho y saliendo con un alamar arrancado.
Otra vez el mismo presidente volvió a hacer un ridículo inexplicable concediendo solo una oreja en una faena de dos orejas rotundas.
El público se entregó a Ponce que tuvo que dar dos vueltas al ruedo mientras señalaban al palco con gritos de ‘Fuera, Fuera’.
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