David Mora
Aunque le protestaron la oreja que cortó del buen sexto de Parladé y fue ovacionado en el segundo, sin llegar a estar pletórico se desquitó de su desgraciada tarde anterior. Mora tuvo mucha suerte con este toro en una corrida remendada con dos reses de Montecillo – un cuarto noblote que se acabó pronto con el que Curro Díaz se empeñó baldíamente y un quinto de esos que llaman mansos pregonaos peligrosísimo que sembró el pánico. Increíblemente, Fandiño fue pitado con saña tras matarlo tarde y mal. Nada digno de mención sucedió con el primer toro y con el segundo. En esta corrida, la suerte no les sonrió a Curro Díaz ni a Fandiño quien, por fin, se decidió a brindar al Rey Don Juan Carlos su primer toro con un largo discurso supongo que explicativo de las ocasiones en las que pasó de brindarle con polémica incluida sobre su estúpida actitud.
David Mora sobrevive en otro naufragio
Madrid. Plaza de Las Ventas. Jueves 18 de mayo de 2017. Octava de feria. Tarde fría y a ratos ventosa con tres cuartos de entrada.
Cuatro toros de Parladé desigualmente presentados y de pobre juego en distintos grados salvo el tercero y, sobre todo, el sexto y último que devolvió el honor a la divisa. Tras la devolución del segundo por inválido, se corrió turno por lo que el anunciado de Montecillo se lidió en cuarto lugar y el barrabás quinto como sobrero.
Curro Díaz (malva y oro): Media estocada trasera, silencio. Media tendida, silencio.
Iván Fandiño (lila y oro): Casi entera trasera desprendida, silencio. Estocada atravesada que hizo guardia y seis descabellos, pitos injustos.
David Mora (verde manzana y oro): Estoconazo trasero saliendo rebotado y desarmado, levísima petición de oreja y ovación con saludos. Buena estocada, oreja protestada.
En banderillas, sobresalió con luz propia Ángel Otero por sus dos excelentes pares al sexto. Aplaudidos Oscar Castellanos, Pablo Saugar “Pirri”, Diego Ramón, Víctor Manuel Martínez y Antoñares.
Por tercera vez en esta feria asistió S. M El Rey Emérito desde su abono en delantera del tendido preferente sobre toriles, fue aplaudido en los brindis de los tres matadores.
En tres toros el público pudo entretenerse y en otros tres aburrirse. Parece que este es el sino ganadero de esta feria que no acaba de levantar cabeza. Curro Díaz, pasó prácticamente desapercibido en sus prolijos intentos de lucirse con el tardo y pronto parado primer toro, como de nuevo con el apenas noble, distraído y muy blando cuarto. La gente le pidió que terminara de una vez en su trasteo al primero. Los públicos empiezan a estar más que hartos de aguantar esfuerzos muleteros baldíos. Hay que abreviar en estos casos de reses inviables para el lucimiento. A ver si los toreros se enteran de una vez que prolongar las faenas en toros que no la tienen, no les sirve para nada. Claro que hay algún privilegiado que suele hacer milagros por su indiscutible maestría. Pero, desgraciadamente, de estos hay y hubo poquísimos. Quizá por intentar imitarles, se pasan de rosca en busca de lo que para ellos es materialmente imposible.
Lo mismo podemos decir de Iván Fandiño con el segundo que fue el de Parladé que debió salir en quinto lugar, por lo que el de Orduña tuvo que matar el sobrero de Montecillo en su segunda actuación. Y con este no se aburrió nadie porque resultó manso pregonao y muy peligroso. Desde que salió se fue directa y velozmente a todos los que intentaron pararse con él. Cuantos tuvieron que enfrentarse al barrabás corrieron al mismo tiempo. Horror, furor y pavor. Se pretendió inútilmente matarlo en la suerte de varas. Fue imposible porque el asesino animal se defendió en los tres encuentros con el caballo como un molino de viento enloquecido. Dificilísimo en banderillas. Corrió Jarocho al intentarlo y acertó a poner un milagroso par Víctor Manuel Martínez.
Fandiño, haciendo de tripas corazón, hizo lo debido en estos casos, machetear como buena o malamente pudo y matar cuanto antes. Lo muy atravesado del espadazo que metió al feroz animal no resultó efectivo y tuvo que descabellar en seis intentos. Respiró al fin el torero cuando dobló su infernal enemigo como también los espectadores digamos normales porque lo eternos intransigentes de siempre, pitaron con saña al matador vasco. ¡Qué gentuza!
Los turnos más amables de la tarde los protagonizó David Mora quien, tras su muy desgraciada actuación en su primera tarde isidril, le llegó la suerte con dos toros potables. El tercero, por más pequeño que sus hermanos, fue protestado por los sietemesinos. Y mira que salió alegre y galopando. No lo hacen con los mastodontes que estamos sufriendo en esta plaza. Este tercero fue bravucón en varas y acabó noble en la muleta aunque muy tardo en cada arrancada. A Mora le gritaron miau en cada uno de los lances de su recibo y le dejaron tranquilo en su breve quite por gaoneras y revolera. La faena tuvo inevitables intermitencias y desigual quehacer en las formas con la muleta. Pasajes excelentes y relajados junto a otros forzosos y doblado. Noté que el de Toledo se esforzaba por hacerlo como mejor sabe, pero no siempre lo consiguió. El eficaz espadazo con que mató, provocó una levísima petición de oreja que, lógicamente, no se concedió. Pero David respiró alegre y reverencioso cuando le obligaron a saludar una gran ovación.
El sexto de Parladé fue excelente de principio a fin. Noble en el saludo capotero de Mora, bravo en el primer puyazo, cumplió a medias en el segundo. Galopó en banderillas. Ángel Otero armó la tremolina en sus dos pares. David inició su faena por bajo con la mano derecha y continuó por redondos ligados a un preciso y muy relajado pectoral tras cambiar de mano. La fijeza del animal fue muy notable. Pero por el lado izquierdo el toro no fue tan largo en su embestir como lo había sido por el derecho. Venido algo abajo el animal, la faena bajó en tono. Pero una gran estocada, gustó mucho al público por lo que pidieron la oreja que fue concedida a costa del enfado de los sietemesinos en la vuelta al ruedo que pudo dar David, imagino que satisfecho. Gracias a Dios.
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