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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 7 de mayo de 2017

Ferrera, torero de leyenda / Por Paco Mora



Ferrera soñó el toreo con la capa, y con la muleta dibujó naturales, derechazos y pases de pecho que lo califican como torero para pintores. Cada pase del de Extremadura ha sido un cartel de toros. Cada gesto ha sido una escultura, y hasta en el rostro se le notaba el sufrimiento del artista en trance de creación. Tarde inolvidable de un torero al que hay que abrirle las puertas de todas las ferias de España, Francia y América.

Ferrera, torero de leyenda

A falta de la celebración de la última corrida del serial, se impone reconocer que la de este año en Sevilla ha sido “La Feria de Ferrera”. Una primera tarde del extremeño frente a los “victorinos” ya lo había proclamado como torero en una cumbre de solidez, entrega y madurez fuera de toda discusión, pero este sábado día 6, el papel de Ferrera ha alcanzado cotas casi inaccesibles para quien no lleve dentro un torero fuera de serie, que ha quedado consagrado a la orilla del Betis como un artista soberano.

No se puede interpretar la verónica con más lentitud, gracia y sentimiento, ni, al menos quien esto firma, había visto faroles más luminosos como los que pusieron en pie, como impulsados por un resorte, a los miles de espectadores de La Maestranza. ¡Qué torero! ¡Qué manera de andar por la arena! ¡Qué inspiración! ¡Qué plasticidad! Si ahora mismo, y ya ha pasado más de una hora, mientras escribo este billete, alguien tratara de convencerme de que el toreo no es un arte digno de los pinceles de los pintores y los cinceles de los escultores, lo mandaría a tomar por donde amargan los pepinos. 

Ferrera soñó el toreo con la capa, y con la muleta dibujó naturales, derechazos y pases de pecho que lo califican como torero para pintores. Cada pase del de Extremadura ha sido un cartel de toros. Cada gesto ha sido una escultura, y hasta en el rostro se le notaba el sufrimiento del artista en trance de creación. Tarde inolvidable de un torero al que hay que abrirle las puertas de todas las ferias de España, Francia y América. Tanta belleza no puede ser patrimonio de unos pocos. El arte es universal y todos los seres humanos tienen derecho a disfrutarlo.

Todo lo antedicho, sin menospreciar a los toreros que en esta edición han protagonizado momentos brillantes, que han sido varios, pero Antonio Ferrera ha sido el Rey de esta Feria de Abril. Y el tercer toro de El Pilar, con el que a López Simón le faltó algo para estar a la altura de su bravura, casta, temple y armonía, ha sido sin duda uno de los más importantes, sino el que más, de esta Feria de Abril que quedará en la memoria de todos quienes la hemos presenciado como la Feria de un torero de leyenda: Antonio Ferrera.



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