Los matadores, tras el fuerte aguacero,
se disponen a hacer el paseíllo
Para empezar cayó una manta de agua antes del comienzo del festejo que hacía peligrar su comienzo y/o su continuidad, por si fuera poco hacía viento, y ese viento era de los fríos, de los que no deja estar cómodos ni a los toreros ni a los espectadores. No era, efectivamente, un buen comienzo.
- Empezamos sin nivel, pero no lo digo por el ganado, tampoco por los toreros, lo digo porque la plaza, su arena, ha perdido el desnivel que tenía para su mejor drenaje. Ahora ya no se quejará Morante, pero lo mismo, si siguen las lluvias nos quejemos todos del estado del piso.
EMPEZAMOS SIN NIVEL
España [ 11/05/2017 ]
S.I.17.- Arrancó la primera corrida del abono de San Isidro 2017. Eso en sí mismo ya es todo un acontecimiento. Y el comienzo no fue del todo como cada uno esperaba.
Para empezar cayó una manta de agua antes del comienzo del festejo que hacía peligrar su comienzo y/o su continuidad, por si fuera poco hacía viento, y ese viento era de los fríos, de los que no deja estar cómodos ni a los toreros ni a los espectadores. No era, efectivamente, un buen comienzo.
Ilusiones había y sin llegar a los dos tercios que suponen ya los abonados a Las Ventas -lo que quiere decir que muchos se quedaron en casa- quienes fueron iban con la ilusión de ver un buen encierro de La Quinta. ¿Que qué pasó? pues que en ese sentido no se pudo salir decepcionados. Hubo toros encastados, hubo toros válidos para cortarles alguna oreja, hubo toros para mandar a la enfermería a sus lidiadores, cosa que consiguió el segundo… hubo toros. Por cierto, todos de izquierdas, por la derecha o no iban o si iban era mejor quitarse.
Sus matadores salieron de tres maneras diferentes. Javier Jiménez el que mejor, ya que fue ovacionado en su segundo, que lidió en quinto lugar. Esa conjunción de hacer quinto uno de La Quinta, debió ser la razón para que sus embestidas, por el izquierdo por supuesto, permitieran ver distintas tandas del sevillano de buena caligrafía, como diría nuestro compañero Jorge Guevara. La faena se fue a menos y la demora en la muerte del astado le privó de premio mayor, pero fue fuertemente ovacionado.
Alberto Aguilar estuvo sin apretar el acelerador con el primero que, aunque noble resultó soso y quedado, le ofreció un buen pitón izquierdo, cómo no, y no terminó de entenderse con su segundo. Al que mató por Galván, desconfiado y a la defensiva, no quería otro torero en la enfermería, quizá con razón.
David Galván pagó con sangre la mala suerte en el sorteo. A sus manos fueron el más peligroso y el que mató Jiménez en sexto lugar, que salía cabeceando y desentendiéndose de la muleta todo el tiempo.
Empezamos sin nivel, pero no lo digo por el ganado, tampoco por los toreros, lo digo porque la plaza, su arena, ha perdido el desnivel que tenía para su mejor drenaje. Ahora ya no se quejará Morante, pero lo mismo, si siguen las lluvias nos quejemos todos del estado del piso.
Puede que haya corridas mejores, pero verán como también las habrá peores. Lo que es casi seguro es que no serán con tanto frío. Para empezar no se puede decir que haya sido con buen pie, pero tampoco como para decir que no vuelvo más. De esas tardes también habrá.
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