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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 29 de julio de 2018

David Mora triunfador d ela corrida en Almadén (Ciudad Real)

 El público ha pedido con fuerza el doble trofeo y el señor del palco ha sacado dos pañuelos blancos que han lucido ostensiblemente en la barandilla del mismo. Pero cuando el alguacilillo se ha dirigido a hacerse cargo de los trofeos para entregárselos al torero, ha indicado, con el dedo índice más tieso que el de la estatua de la Libertad del puerto de Nueva York, que se le entregara solamente una oreja.

Otro okupa en el palco

En la bella y hexagonal plaza de toros de Almadén, también llamada “de los mineros”, otro presidente, y ya van demasiados en el curso de la temporada, ha conseguido que se hable más de él que de los toreros actuantes: Sebastián Castella y David Mora, acompañados por la rejoneadora gala Lea Vicens. Tal parece que abundan los “usías” que piensan como decía Luis Miguel Dominguín: “Que hablen de uno aunque sea bien”.

Si fuera un caso aislado, no valdría la pena darle el gusto de que protagonizara informativamente la tarde al “okupa” del palco de la citada plaza, pero es que ya se está convirtiendo en norma la incapacidad y escasa seriedad de los que, con absoluta impunidad para subir o bajar el pulgar, decretan el éxito o el fracaso de los toreros por esas plazas de Dios. En este caso, la víctima de la indocumentación del menda ha sido Castella, que ha estado muy por encima de su lote y que en su segundo burel ha logrado momentos de gran belleza y torería, dentro de su estilo firme y entregado, y además lo ha pasaportado de un estoconazo hasta la bola. El público ha pedido con fuerza el doble trofeo y el señor del palco ha sacado dos pañuelos blancos que han lucido ostensiblemente en la barandilla del mismo. Pero cuando el alguacilillo se ha dirigido a hacerse cargo de los trofeos para entregárselos al torero, ha indicado, con el dedo índice más tieso que el de la estatua de la Libertad del puerto de Nueva York, que se le entregara solamente una oreja. Estupor, coña marinera de público y toreros y el poncio tan pancho. Incluso se ha permitido el lujo de pasarse por el forro el protocolo que le obliga a levantarse y saludar a los actuantes cuando abandonaron el ruedo, y hasta de no responder a la inclinación de cabeza de los matadores al finalizar sus faenas. Rejoneadora incluida. Un prenda, vamos…

Pero poco se le puede pedir al presidente de Almadén, cuando cosas parecidas han ocurrido este año en Valencia, en Pamplona e incluso en Sevilla. Y hasta en Madrid, un “usía” se marcó el farde el año pasado de concederle un rabo al rejoneador Diego Ventura y quitárselo después. No se trata de juzgar si los trofeos son merecidos o no, sino de que los “reyezuelos” de los palcos sean educados y respetuosos, tengan un criterio claro y dejen sobre el piano, antes de salir de sus casas, el afán de protagonismo. Tenemos un problema con los palcos, al que hay que darle solución cuanto antes porque lo que está ocurriendo tan a menudo no puede continuar. En los ruedos hay unos seres humanos que se juegan la vida, y en los tendidos otros que han pagado su entrada y merecen más respeto. No se puede decidir tan frívolamente sobre un espectáculo tan serio como el toreo.

Pero vamos a Almadén. Es un lujo gozar de una corrida en un marco como el su hexagonal plaza de toros. David Mora ha abierto la Puerta Grande y Castella no lo ha acompañado porque un ignaro en materia taurina ha jugado al escondite con su buena actuación. Lea Vicens ha tenido una tarde de presentación de credenciales que la acreditan como una magnifica caballista y rejoneadora. En todo caso, vale la pena viajar a Almadén para ver toros.


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