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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 23 de marzo de 2019

EN DEFENSA DE FERNANDO PAZ



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Vista la situación, no es descartable que Paz termine siendo invitado a abandonar la candidatura. Sería la más clara demostración de que vuelven a ganar los del pensamiento único, ya sean “liberales” o totalitarios. De producirse el hecho, quizás detengan la posible fuga de votos de un lado, pero desde luego que se produciría alguna fuga por el otro lado, al menos uno: el míoJamás votaría a un partido que se pliega al pensamiento único.


EN DEFENSA DE FERNANDO PAZ

Publicado el 21/03/2019
Con el nombramiento por parte de Vox del historiador Fernando Paz como cabeza de lista al Congreso por la provincia de Albacete, se ha desatado una tormenta en los medios realmente reveladora para calibrar en su justa medida hasta qué punto está contaminado el espacio de opinión en España, donde el pensamiento único lo abarca todo de manera asfixiante. El pensamiento único nos impone el modo de entender la vida en un solo sentido y a través de una maniobra de carácter totalitario que consiste en hacer penetrar ideas con la etiqueta de no refutables primero, conseguir con el tiempo que la sociedad se impregne de tales ideas hasta interiorizarlas como (falsas) manifestaciones del derecho natural y transformarlas en normas y leyes de derecho positivo ya no discutibles, al estar aparentemente fundamentadas en el derecho natural impuesto previamente por esa bastarda penetración paulatina vía medios de comunicación.

Ejemplos de lo anteriormente dicho los hay por arrobas, y la mayor parte de esa ideología de pensamiento único proviene de la izquierda, que se ha instalado de forma generalizada en la sociedad española gracias a su pericia en la manipulación ideológica y, sobre todo, a la claudicación del espectro conservador hasta anteayer representando por el PP
Por concretar, tomaremos tres cuestiones que están instaladas de forma generalizada en el pensamiento social español, siendo las tres el fundamento del ataque repulsivo que está sufriendo el anteriormente mencionado Fernando Paz, que esta vez recibe los latigazos a siniestro, claro es, y, sorprendentemente, también a diestro.  

Se le achacan a Paz tres pecados mortales, naturalmente sin entrar en profundidades, no vaya a ser que la verdad nos desmonte un buen titular y desluzca el repugnante linchamiento al que está siendo sometido el historiador. Para empezar, se acude a la siempre socorrida falacia argumentativa conocida como “de la mala compañía”, es decir, esa sólida viga sobre la que se asienta el argumento cuando el mismo descansa en el refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”.  Fernando Paz, que es un historiador profesional que se gana la vida, entre otras cosas, dando conferencias, va con su discurso allá donde le llaman. Que sea invitado por Falange o por Alianza Nacional y dé una conferencia en esos foros no le convierte en falangista o nacional socialista, del mismo modo que aparecer en el programa del totalitario Pablo Iglesias –como es el caso– o comprar en Eroski coincidiendo con algún filoetarra no lo convierte en leninista ni filoterrorista.  Lo que ocurre es que, en España, ir andando por la calle con un libro sobre la Falange o Franco debajo del brazo parece convertirte automáticamente en falangista o franquista, desechando de entrada la posibilidad de que uno esté simplemente profundizando en el conocimiento independientemente de su posición. 

En segundo lugar, se le tacha al historiador de “negacionista” y “revisionista”, dos términos estos que son paradigma de lo que es tener una actitud intelectualmente antiliberal. Igual que en su momento quisieron quemar en la hoguera  a Sánchez Dragó por hacer un programa sobre la Falange invitando a experto en el temas, entre ellos algún falangista, e igual que Pío Moa fue perseguido cuando presentó hace unos años su versión de la II República, siendo descalificado entonces y hasta hoy precisamente de “revisionista”, del mismo modo Paz, independientemente del contenido real de su discurso, parece que debe ser llevado a la hoguera por presentar argumentos que matizan lo que impone el pensamiento único en la cuestión del Holocausto. El problema de la ley totalitaria que rige en Alemania, según la cual es delito negar el Holocausto, reside en la cuestión de qué supone exactamente negar el Holocausto y con qué contenido del discurso exactamente se convierte uno en un negacionista, que es como ser un leproso en la Gran Vía. Obviamente, una cosa es afirmar que aquel genocidio no existió y otra muy diferente es entrar en discusiones técnicas sobre si el mayor número de muertes de judíos fue debido a los hornos crematorios o al estado de hacinamiento en el que los presos se encontraban en el campo de concentración correspondiente, o si murieron más judíos por arma de fuego que por Zyclon B. Lo que es inaceptable es que no se pueda decir absolutamente nada que aparentemente vaya en sentido contrario de lo establecido, y de la misma forma que Pío Moa fue linchado por afirmar, con toda la razón, que la izquierda fue la principal responsable del desastre que trajo la II República, del mismo modo la menor divergencia de lo establecido (que se puede ver aquí https://www.youtube.com/watch?v=UxTpbNZabzo) supone que Fernando Paz es poco menos que neonazi.

Sobre el mismo asunto de los nazis, la más burda y repugnante manipulación sobre el historiador se ha perpetrado en La Sexta, donde por dos veces se han manipulado sus intervenciones al modo de aquel al que, recortando su rezo del Credo, le achacaron haber afirmado que Poncio Pilatos fue crucificado, muerto y sepultado. Tras la escandalosa primera manipulación, que consistió en extraer una frase aislada, se produjo una segunda, que consistió en añadir más contenido que esa frase aislada pero descontextualizado lo presentado, típica artimaña del totalitario bien aprendido. La acusación falaz se refería a que Paz, supuestamente, afirmaba que los nazis juzgados y condenados en el juicio de Nuremberg deberían ser rehabilitados, cuando para cualquiera con dos dedos de frente, un poco de formación y, sobre todo, la honradez intelectual mínima y sentido de la decencia lo que hacía Paz era torpedear lo que hoy se asume con generalizada naturalidad, que es la imposición del derecho positivo y el abandono del derecho natural, perversidad que, de aplicarse al asunto de Nuremberg, derivaría en una absolución de los criminales nazis, puesto que estos se limitaron a cumplir las órdenes emanadas de la legislación entonces vigente. La manipulación de la Sexta se puede ver aquí https://www.youtube.com/watch?v=5cw3knboJFY  y la intervención completa de Fernando Paz aquí https://www.youtube.com/watch?v=lcF_TAdBiRA

En resumen, que igual que señalar algo positivo sobre Franco es inaceptable y te convierte en franquista, o subrayar algo negativo de la II República te convierte en fascista, profundizar en cualquier asunto sobre el nazismo te expone a ser catalogado de neonazi. Cuando uno personalmente, tras estudiar el horror infernal del Holocausto, decidió tratar de entender el proceso psicológico y vital de alguno de sus protagonistas, proceso a través del cual  hombres aparentemente normales se convirtieron en auténticos monstruos asesinos,  lo que hizo fue acudir a las fuentes directas. 

Naturalmente, en el contexto descrito anteriormente, acudir a la autobiografía de Rudolf Höss Yo comandante de Auschwitz” -escrita mientras estaba en prisión esperando su procesamiento por genocida- con el objeto de ver la perspectiva del asesino para comprender todo el proceso, es sinónimo de correr el riesgo de ser catalogado de defensor del diablo aludido. Es lo que ocurre cuando alguien, sin sentido ético, quiere difamar a alguien o cuando se carece de la inteligencia suficiente para distinguir el significado de las palabras, confundiendo lo que quiere decir “entender” con lo que quiere decir “justificar”. 

El tercer asunto por el que Paz ha sido descalificado es el ejemplo perfecto del proceso de manipulación ideológica anteriormente aludido, según el cual se impone una verdad haciéndola indiscutible, convirtiéndola en derecho natural sin serlo, y es elevada a ley y convertida en derecho positivo, de la cual no se puede discrepar sin caer en el riesgo de ser perseguido legalmente. Se le acusa a Paz de haber afirmado, en 2013, o sea, cuando el pensamiento único aún no había impuesto sus garras en este asunto, que "si su hijo le dijera que es gay, trataría de ayudarle. Hay terapias para reconducir su psicología". 

Lo preocupante no es lo que afirma Paz, se esté de acuerdo o no con él, lo verdaderamente alarmante es que, para un medio supuestamente liberal como Libertad Digital (léase el despropósito aquí: 
sea esa afirmación lo censurable, y se despreocupe de lo que afirma Paz a continuación, o sea, que ahora no puede manifestarse sobre esas terapias porque están prohibidas, aunque él no se opone a su utilización y defiende la libertad de cada uno para educar a sus hijos. Esto explicaría, por otra parte, por qué ese medio en ningún momento ha defendido el derecho del autobús de HaztOír a difundir su discurso por donde le parezca.

A estos liberales de pacotilla, empezando por Losantos, que se niega a darle a Paz la oportunidad de defenderse públicamente en su emisora con el convincente argumento de que “no le gusta”, equiparándolo al comunista totalitario Monedero para más escarnio, habría que recordarles lo que el, este sí, liberal José María Marco, también candidato de Vox, le contestó a un oyente cuando le preguntó cómo conjugaba la posición de Vox respecto a la ideología de género y su condición, la de Marco, de ser gay. Respondió el intelectual que él había dado el paso porque Vox defiende, antes que una postura determinada en ese tema o en otros, el derecho a tenerla y defenderla libremente, lo que es un valor superior al posicionamiento que cada cual tenga sobre lo que sea. Estoy seguro de que Marco sí le abriría el micrófono a Paz para que defendiera sus posiciones. 

Sin duda, es posible que fichar a un intelectual independiente como Paz pudiera terminar restando votos a Vox, sobre todo cuando se le somete a la mezquina campaña de manipulación descrita anteriormente y, además, a esa campaña se suman supuestos liberales como Losantos, con sus desprecios y descalificaciones. Vista la situación, no es descartable que Paz termine siendo invitado a abandonar la candidatura. Sería la más clara demostración de que vuelven a ganar los del pensamiento único, ya sean “liberales” o totalitarios. De producirse el hecho, quizás detengan la posible fuga de votos de un lado, pero desde luego que se produciría alguna fuga por el otro lado, al menos uno: el mío. Jamás votaría a un partido que se pliega al pensamiento único. Sería el caso, por otra parte, el inicio  del abandono de Vox de lo que, a día de hoy, lo distingue de todos los demás partidos y su arranque como uno más en la carrera de los contaminados.

1 comentario:

  1. Tengo que confesar que me encuentro profundamente impactado por el linchamiento público al que se ha sometido a Fernando Paz por parte de la práctica totalidad de los medios de comunicación. Se le ha acusado, entre otras cosas, de homófobo y revisionista, cuando es directamente imposible interpretar tales condiciones de un análisis de sus intervenciones, tampoco de sus artículos y ensayos, Al margen quedan, por supuesto, las manipulaciones, discursos cortados a mitad de frase y otras argucias audiovisuales que puede generar cualquier medio de comunicación. Creo que el “caso de Fernando Paz” marca un antes y un después en la instauración definitiva de la Posverdad en los medios de comunicación, y en general, en la opinión pública española, principalmente por la falta de voces críticas que se han levantado frente a esta forma de censura de la libertad. Propongo que se hagan los esfuerzos necesarios para reivindicar el “caso de Fernando Paz” como un hito en la relación de los medios de comunicación y los ciudadanos, como un incidente que exige una honda reflexión sobre la libertad en España

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