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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 21 de agosto de 2014

Bilbao: Gran tarde de Manzanares sin orejas y una por fin merecida para Morante / por J. A. del Moral



"...Increíblemente, no se pidió la oreja mayoritariamente y Manzanares tuvo que contentarse con saludas una ovación. La injusticia fue tan manifiesta como intolerable. Había merecido dos orejas. Un robo de gran parte del público y de la presidencia. Una vergüenza para la plaza de Bilbao..."


4ª de las Corridas Generales en Bilbao
Gran tarde de Manzanares sin orejas y una por fin merecida para Morante


J. A. del Moral
Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Miércoles 20 de agosto de 2014. Tarde nublada y fresca tras mañana de llovizna y dos tercios largos de entrada aparente.

Seis toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y de juego desigual. Muy noble aunque justo de fuerza el primero. Muy noble el segundo aunque con tendencia a abrirse y a quererse ir. Sin fuera y completamente arruinado por la pésima lidia que recibió el tercero. Sin clase y muy rajado el cuarto. Con mucha clase el quinto. De muy menos a más el sexto por lo bien que se lidió.

Morante de la Puebla (marino y oro): Casi entera muy baja y trasera, ovación con saludos. Cuatro pinchazos y descabello, silencio. Estocada trasera desprendida, oreja.
José María Manzanares (grana y oro): Buena estocada, petición insuficiente y ovación con saludos. Muy buena estocada, palmas. Excelente estocada, ovación con saludos sin que faltaran los pitos de unos cuantos quizá comprados para reventarle todo. ¿Quienes serán los malvados que están detrás? Pinchazo recibiendo, metisaca de igual guisa y buena estocada a volapié, gran ovación.

Antes de empezar a prologar la crónica sobre la corrida de ayer, merece la pena puntualizar algunas cosas sobre lo que ocurrió la tarde anterior. El dueto entre Ponce y Hermoso no lo vio bien casi nadie cuando se anuncio. Y así salió pese a lo que ambos hicieron. Gran parte del público que acudió a ver el imposible mano a mano, fue público de rejones. Y la abismal diferencia entre los toros groseramente afeitados y los que salieron en puntas, algo que a mí personalmente me revienta cuando actúan uno a caballo y otro a pie. La exposición es infinitamente mayor para el matador de toros que para el rejoneador. Por eso el rejoneo, por maravilloso que sea, es un arte menor. ¿Estamos?

La otra cuestión quizá derive de la anterior. Y es que el comportamiento de gran parte del público. No supieron apreciar lo que hizo Ponce con su malísimo y peligroso toro de Victorino. Pitaron cuando le pegaron el segundo puyazo y mucho más al darle el necesario tercero. Había que pegarle tres por estricta necesidad. Pero es que, para colmo, el toro fue aplaudido en su arrastre…. Esto, en la plaza de Vista Alegre, es para echarse a llorar. El petardo que pegaron los que aplaudieron al toro fue de los que hacen época. ¿Estamos de acuerdo de nuevo?…

Y ayer otro mano a mano solo que de verdad. Dos matadores de toros frente a frente con una corrida de Núñez del Cuvillo. Morante y Manzanares llevan coleccionados muchos enfrentamientos frente a frente y algunos fueron realmente memorables, como los de Jerez y, sobre todo, los dos primeros que protagonizaron en El Puerto de Santa María. Dos excepcionales espectáculos que les han llevado a repetirlos. Pero Morante, este año, no está en su mejor forma. Hemos visto varias tardes en las que Morante no ha usado la cabeza lidiadora y se ha empeñado en torear como sabe desde los inicios de las faenas de muleta. La hondura contra viento y marea para empezar una faena a un toro limitado de fuerza – casi todos los toros actuales adolecen de este defecto – acaba con su fuelle en un par de tandas. Y esto debe corregirlo el grandioso artista so pena de tenernos todos que contentar y el primero él, con sus chispazos y punto. Por fortuna para todos, ayer le soltaron un quinto de ajustada condición y como el animal se acopló al gran artista, al fin pudimos gozar de una preciosa y completa faena de Morante. A Dios gracias.

Manzanares es de esta clase de toreros quien mejor sabe administrar la lidia y las faenas para que los toros le duren y aguanten hasta el final. Pero no todo el mundo entiende ni sabe de administraciones lidiadoras. Y por eso critican tanto a Manzanares los que solo se fijan en las formas cuando alivia el trayecto de los toros y se los pasa en línea recta en los comienzos de sus obras. Están absolutamente equivocados. Lo he dicho muchas veces y lo repito otra vez más: El concepto más general del toreo contemporáneo es dominar a las reses de lidia con la mayor belleza y limpieza posibles. Y eso, exactamente eso es lo que viene haciendo el todavía joven Manzanares. ¿O no? Pues por lo que pasó ayer con su primer toro, no. Unos cuantos que no sé cómo calificar le reventaron la mejor faena de la tarde frente al segundo. Y vamos con los detalles:

Negro listón con 558 kilos de peso fue el toro que abrió plaza. Bien presentado. Echó las manos por delante en los lances infructuosos de Morante. Poca fuerza, pues, por la señal inequívoca. Cumplió sobradamente en varas. Al menos en el primer puyazo. Lo que el picador aprovechó para darle estopa. Metió la cara, eso sí. Pero perdió las manos de seguid y, pese a ello, le dieron más estopa en el segundo puyazo. Definitivamente, Morante no está para coles. El mayor culpable de tanto castigo fue él. La golfada dio con el toro en la arena. Una pena. Pronto en banderillas, los peones no creyeron que se vendría arriba y lo pasaron mal. Paco Peña salvó su honor de rehiletero en el tercer par. Con tanteos y de de pecho diestros arrancó la faena de Morante. Dos suaves redondos cortos y al natural. Morante los recetó muy decentemente aunque el toro perdió las manos al rematar el segundo. Excelente el tercero. Y buenos los redondos que siguieron que ligó al de pecho. El toro hubiera sido de revolución de haberlo castigado menos. Desramado al seguir con la derecha. Dos bonitos ayudados por bajo. Trincherilla. Más naturales de gran corte no del todo templados. Ayudados por alto y de pecho zurdo. Y más naturales no del todo consumados, pese al aroma que desprendieron. Adornos salerosos y estocada casi entera baja y muy trasera. Bajonazo, mejor dicho. La eterna canción. Mejor lidiado y administrado, habría sido toro de dos orejas. Ovación para Morante.

Al imponente jabonero sucio tercero, Morante le recibió con lances tropezados que se recibieron con oles preconcebidos. Le pegaron fuerte en el primer puyazo y el toro perdió las manos. Menos mal que, en el segundo encuentro, simularon la suerte. No hubo quite. El toro acusó mucho el castigo recibido en el primero. Las lidias que impone Morante son absolutamente intolerables aunque el púbico pase a la espera de sus chispazos artísticos. Cubierto de trámite el tercio de banderillas, Morante inició la faena con ayudados por alto enganchando la muleta en todos porque el toro echó siempre la cara arriba y el torero fue incapaz de renunciar a la estética para no dejarse enganchar el engaño. Lo pagó caro. En los intentos al natural y en los redondos, el animal se había venido abajo casi por completo y, aunque Morante, siguió intentándolo, la cosa acabó como el rosario de la aurora. El petardo apenas fue recriminado por los mismos que habían pitado la gran faena de Manzanares. Morante pinchó de mala manera dos veces y terminó intentando descabellar tras sufrir arreones imprevistos del moribundo animal. Otros dos pinchazos más y un descabello final mosquearon un poquito al gentío y los que habían venido a reventar a Manzanares a costa de Morante tuvieron que envainársela. Increíble silencio tras el petardo.

Capicúa el quinto con 555 kilos sobre los lomos. Echó las manos por delante en el recibo capotero de Morante quien, de seguido, solo le pegó mantazos. Muy suelto el toro, se fue solo al caballo y, como a los otros dos toros de Morante, le pegaron de lo lindo. El animal salió aún más suelto que antes pero dulce al embestir a las por fin bien cuajadas verónicas de Morante que todos esperábamos. Manzanares quitó por excelsas chicuelinas y precioso remate. A petición del propio Manzanares con una seña para que se picara, replicó Morante por embrujadores lances de la misma suerte y una media de cartel. Ovación de gala. Ambos se saludaron muy contentos después. Tras un tercio banderillero de factura desigual. El toro quedó ideal para que Morante se confiara y la faena fue una de las buenas suyas. La empezó por bajo y en redondo. Por fin, por fin…. El de la Puebla pintó el toreo como solo él sabe hacerlo cuando los toros se acoplan a su embrujo. Y a sus improvisados adornos. Aunque no fue el animal tan dulce por el lado izquierdo, en medio de varios naturales pegó un par de ellos con su sello más brillante. El bellísimo trasteo terminó con la derecha aunque ya sin tanto acople porque el animal se había venido algo a menos. Lo compensó con sus personales adornos y un caro desplante y estocada algo caidilla y trasera. Tardó mucho en doblar. Y más tras sacarle la espada el propio matador. Pero la gente aguantó y espero hasta que el animal murió. Oreja al canto y merecida. Es lo que todos queríamos.

Terciado y renqueante de patas el negro segundo. Fue protestado de salida. Suaves y templados lances a pies juntos de José María en el saludo. Dobló las patas antes del primer puyazo que aliviaron. Mimos de Manzanares que renunció al quite. El toro se defendió en el apenas apuntado segundo puyazo del que salió suelto. Bien Curro Javier en palos pese a lo que esperó el toro en banderillas. Manzanares empezó la faena en los medios sobando al toro. Y enseguida al natural. Soberbios los pegó, largos y templados. Ligados al de pecho. Con la derecha en línea para empezar y, tras tres así, otros tres sensacionales con remate de uno de pecho doblemente circular. Más naturales donosos y otro de pecho circular. Algunos imbéciles le pitaron. Dio igual, la mayoría los saboreó. La campaña contra el alicantino tiene estos estúpidos efectos. Más naturales templadísimo en redondo tratando de que el toro siguiera imantado a la muleta por lo mucho que se abría en cada pase. Un cambio eterno, trincheras sabrosas y, tras buscar una buena igualada, un estoconazo hasta las cintas. Increíblemente, no se pidió la oreja mayoritariamente y Manzanares tuvo que contentarse con saludas una ovación. La injusticia fue tan manifiesta como intolerable. Había merecido dos orejas. Un robo de gran parte del público y de la presidencia. Una vergüenza para la plaza de Bilbao.

Colorao el cuarto que salió con muchos pies. Suelto de los lances en el recibo de Manzanares. El toro renqueaba de patas y ello le obligó a defenderse por arriba por no poder afirmarse en ellas. No se empleó en el leve primer puyazo y perdió las manos de seguido. Le señalaron el segundo. Bien Barroso a caballo. Estupendo Curro Javier en la brega de tercio de banderillas que cerró con un buen par Luis Blázquez. José María se llevó el toro a los medios para empezar la faena. Y, poco a poco, lo fue metiendo en el engaño con la mano derecha hasta consumar dos soberbios redondos y el de pecho en la primera tanda. Pausa larga. El animal le llegó descompuesto a la segunda, pero logró dar dos redondos en forma. Pese a ser remiso y sin humillar al natural el toro por el lado izquierdo, Manzanares logró tres en la primera ronda. Y más de cerca, otra vez con la mano diestra, el toro se rajó al dar el tercero. Pese al empeño del alicantino, el animal no dio para más. Manzanares lo mató muy bien de estocada fulminante.

El sexto, negro de pelo, salió regateando en su embestir. Muy suelto y perdiendo las manos. Renqueante de patas, además. Fue protestado. Pero Manzanares lo mimó como sabe con su capote y aplacó las protestas. El matador exigió a su picador que lo le hiciera daño y fue obedecido. Como debe ser. Buen tercer par de Luís Blázquez. Tanteos por alto de tablas a los medios para el arranque de la faena que no pudo ser para empezar como el alicantino quiso por la extrema blandura del burel. Sin embargo y dando mucha distancia en los cites, fue tomando vuelo con la mano derecha. Dos rondas y un cambio de mano perfecto dieron paso a los naturales. Primero con remate alto y poco a poco bajando la mano. Perdiendo los pasos precisos cuando hizo falta y ganándolos cuando fue necesario. Qué gran torero por encima del bien y del mal. A un suave cambio con la derecha, sucedieron los redondos más hondos e imperiales de la tarde que remató con amplios de pecho de pitón a rabo. Eso es "hacer" un toro para luego hacer el gran toreo. La arrogancia unida a la profundidad. La técnica a la esencia. El valor al arte. Y, señores, todo ello para hacer como nadie ahora la suerte suprema recibiendo. Pero, mira por donde, pinchó y, por empeñarse en lo mismo, un metisaca por habérsele caído la estocada. A la tercera, lo consiguió a volapié. Se quedó sin premio. Pero ahí quedó una gran tarde más del joven maestro.

1 comentario:

  1. ¿Bien presentados y buena tarde de Manzanares? ¿Pero a este hombre qué le pasa en la cabeza?
    José

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