Desconozco el propósito de la Fundación para la nueva temporada. Pero, aun aceptando que la idea era buena y los resultados más que satisfactorios, opino que ahora debería darse un paso a un lado y dejar que los empresarios hiciesen la labor. Es cierto que en general el empresariado había dejado muy de costado el segmento novilleril y que el número de festejos menores decaía de forma alarmante. Pero la Fundación ha demostrado que se puede dar vida a las novilladas con mucho trabajo y contando con el respaldo de todos, profesionales, políticos y, por supuesto, de la televisión.
Y el trabajo de la Fundación debería centrarse a partir de ahora en potenciar el compromiso con esos tres agentes, especialmente con los políticos. Es fundamental que entiendan que gobernar no es imponer sus ideas sino cumplir la ley que juraron para acceder a sus cargos.
Y resulta primordial que, como indica la Constitución, garanticen la conservación y la promoción de la Tauromaquia y que tutelen el derecho de todos a su conocimiento, acceso y libre ejercicio.
El fin de la Fundación del Toro de Lidia también es promocionar y defender la Tauromaquia, y para promocionarla nada mejor que luchar por conseguir que los políticos de verdad garanticen su libre ejercicio, empezando por equiparar las ventajas fiscales de las novilladas a las de enseñanzas de otros espectáculos enmarcados en el mismo ministerio, como las escuelas de teatro, danza, cine, música o el deporte base. Si se logran reducir gastos impositivos y organizativos, seguro que los empresarios anuncian novilladas sin necesidad de que la Fundación tenga que ejercer de promotora.
Y dentro de su objeto de defensa del toreo, toca ponerse manos a la obra para asegurar que la nueva Ley de Protección y Derechos de los Animales que prepara el Gobierno, no acabe vetando las retransmisiones taurinas. Por mucho que se asegure que, por el momento, su contenido no atañe a la Tauromaquia, parece evidente que una simple modificación podría incluirla y dejarla fuera de la televisión.
Y es que el título IV de este anteproyecto, que lleva por nombre ‘Empleo de animales en actividades culturales y festivas’, recoge una serie de prohibiciones entre las que se encuentra la filmación de escenas con animales que reflejen crueldad, maltrato o muerte de los mismos. También señala que quedará prohibido el uso de animales en espectáculos o actividades que puedan ocasionarles sufrimiento.
Si la nueva ley acabase afectando a los toros, causaría un daño irreparable sobre los nuevos aficionados y la necesaria continuidad generacional, dando de lleno en las audiencias de las cadenas autonómicas que pautan temática taurina, como Castilla-La Mancha, Canal Sur, TeleMadrid, Castilla-León o Extremadura Televisión, además del canal privado Toros de Movistar que acabaría desapareciendo, y con él la inestimable ayuda económica que aporta a los festejos organizados por la Fundación.
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