La bufonada del titular del Ministerio Público, tuvo reacción pasiva, entre los aficionados venezolanos, no ha sido contundente, como debería ser, de parte de quienes, se dicen taurinos, ni siquiera los gremios que agrupan a los profesionales del toro, se han dejado sentir con firmeza y contraataque a la medida, que no tiene razón de ser, bajo el ya rayado argumento de los que se tildan de animalistas, toda vez, sin que me quede nada por dentro, nada ni nadie puede prohibirme y mucho menos a un colectivo, que tenga pasión y afición, por determinada actividad deportiva, cultural, recreativa y en este caso, la Fiesta Brava.
El puntillazo del susodicho del Ministerio Público, es un nuevo claro alerta, de lo que pudiera venir más adelante y bien calladito, como saben actuar los animalistas de pacotilla. Los aficionados taurinos venezolanos debemos activarnos con mayor firmeza y entereza, defender a capa y espada a nuestra Fiesta Brava, que ya se la tiene difícil en estos tiempos de crisis y pandemia, hoy día, una vez más, víctima del inmisericorde ataque de quienes las adversan, ahora amparados por un funcionario público, que da una puñalada trapera, violando los derechos ciudadanos de los venezolanos, nuestros derechos de disfrutar, la afición y pasión, que corre por nuestras venas, esa sangre taurina, que jamás, hagan lo que hagan, podrán secar, porque sencillamente “soy taurino, lo seré siempre, ni la enfermedad, me hará dejar de ser taurino”, con Dios, punto y olé.
Foto: GC.
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