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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Madrid, la locura está servida / por Pla Ventura


De toda la vida de Dios, la plaza de Madrid terminaba su contrato la empresa que la regentara, lógicamente, a finales de temporada pero, por razones obvias. Lo más normal del mundo es que se termine un contrato de arriendo cuando ha finalizado la temporada para dar tiempo al nuevo pliego y que los licitantes tengan el espacio suficiente para poder quedarse con la plaza y planificar la temporada venidera. Pero que ese pliego que aludimos salga a la palestra a primeros de junio, eso no lo entiende ni el que asó la manteca que era muy listo.

Madrid, la locura está servida

Pla Ventura
Toros de Lidia / 16 noviembre, 2021
Cuando supimos la fecha de caducidad del contrato que une a la Comunidad de Madrid con la empresa arrendataria de la plaza de toros de Las Ventas, cualquiera tiene derecho a enloquecer porque nadie podría entender que, justamente, a mitad de temporada caduque el contrato antes referido, una circunstancia que no ha ocurrido jamás en Madrid que, para mayor desdicha veremos como lidian ese “toro” ilidiable de cara a los aficionados.

De toda la vida de Dios, la plaza de Madrid terminaba su contrato la empresa que la regentara, lógicamente, a finales de temporada pero, por razones obvias. Lo más normal del mundo es que se termine un contrato de arriendo cuando ha finalizado la temporada para dar tiempo al nuevo pliego y que los licitantes tengan el espacio suficiente para poder quedarse con la plaza y planificar la temporada venidera. Pero que ese pliego que aludimos salga a la palestra a primeros de junio, eso no lo entiende ni el que asó la manteca que era muy listo.

No sé qué papel desempeñará Miguel Abellán en este aspecto pero, si en verdad tiene algún poder de decisión debería de hablar con la Comunidad por si no han caído en el tremendo error que pueden cometer. El tema tiene más tinte de locura que de cordura porque, llegado el caso que se quisiera prescindir de la empresa actual, ¿qué empresario podría ser capaz de la noche a la mañana seguir con la temporada madrileña? Algo huele mal en Madrid porque no hace falta ser muy listo para entender que, por “lógica” seguirá la misma empresa contra la que no tenemos nada pero, aplicando esa cordura imprescindible al afecto, si quieren que siga la misma empresa que lo digan y no pasa nada porque, a finales de la temporada se podría hacer el nuevo pliego de condiciones pero, nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino o, lo que es peor, hacernos tontos a todos. Con lo sencillo que sería hacer las cosas con cordura, ¿verdad?

Cualquiera tiene derecho a pensar que la Comunidad de Madrid le ha hecho un traje a medida a la actual empresa si en verdad le prorrogan el contrato justamente en mitad de la temporada. Como tampoco entiendo las declaraciones de Rafael García Garrido en el papel de víctima por todo lo que ha sucedido respecto a la pandemia que, él sabrá porque no ha dado toros hasta la feria de otoño, a excepción de las dos corridas que se dieron antes de la citada feria. De igual modo, si en dicha fecha, en todas las plazas estaba permitido el aforo total, incluido Madrid, ¿qué razones extrañas no permitieron que entrara más gente del cincuenta por ciento permitido a primeros de año? Nadie lo sabe pero, García Garrido echó muchos “sollozos” frente a las cámaras de Movistar cuando, como se sabe, en la feria otoñal tenía carta blanca para llenar la plaza en su totalidad. ¿Qué oscuras razones le llevaron para no seguir la pauta que todo el mundo tenía ya como “pasaporte” adecuado al respecto como era permitir el aforo total de la plaza?

Mucha penumbra hemos soportado a lo largo de la temporada en Madrid porque se daban toros en Herrera del Duque y en Las Ventas era un imposible. ¿Lo entiende alguien? Eso sí, montaron la feria de otoño para contratar a sus preferidos mientras que, los grandes triunfadores de las corridas primeras de la temporada en Madrid, Sergio Serrano y Manuel Escribano, los que firmaron una tarde épica en dicha plaza, como pago, los dejaron en la puta calle porque había que darle seis toros al “niño” caprichoso de Ferrera para que fracasara con estrépito pero, como tenía las bendiciones de la empresa, no pasa nada. Ferrera, en la citada tarde regaló un séptimo toro con el que le dieron una benévola oreja tras su fracaso con estrépito ante los toros de Adolfo Martín y, el muy gracioso, todavía quería regalar otro toro cuando, como sabía todo el mundo, los aficionados estaban hasta el gorro de una tarde nefasta y querían marcharse a casa. Esas dádivas, para los pobres, Antonio Ferrera que seguro que a tu vera habrá muchos, aunque tú no los veas.

Es una pena que todos tengamos a Madrid en la boca pero, como ocurre desde el pasado año, para hablar mal no, para decir la verdad que es mucho más sangrante. A lo largo de todo el año han corrido mares de tinta para denunciar ese hecho insólito de que Madrid no tuviera toros pero, nadie logramos nada salvo nuestro sagrado derecho al pataleo y, como sucedió, para contar lo que entendíamos como auténticas tropelías. Claro que esto no ha hecho nada más que empezar porque cuando a mitad de temporada, la Comunidad, le prorrogue el contrato a la empresa, nuevamente tendremos que volver a la carga pero, siempre para saborear nuestra propia derrota porque el poder sigue siendo el poder mientras que los pobres solo somos advenedizos infiltrados en el sistema.

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