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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 15 de enero de 2025

Aumentar espectadores y disminuir abonados / por Carlos Bueno


'..Repetir a ciertas figuras restando puestos en las ferias para la inclusión de matadores que se lo han merecido a sangre y fuego y que resultan atrayentes para los más aficionados, puede restar adeptos en los tendidos..'

Aumentar espectadores y disminuir abonados

Carlos Bueno
Hace sólo unos días, tuve el honor y la dicha de ejercer de mantenedor de una Fallera Mayor en la ceremonia de su exaltación. Como hago cada vez que tengo oportunidad, aproveché el acto para sacar a relucir con orgullo mi afición por el toreo. Y así, relaté ciertas analogías entre fallas y toros -como que se trata de dos artes efímeros, que comparten trajes de luces, música de pasodobles, ramos de flores, color y emoción- para presumir de taurino con naturalidad y sin tapujos ni cohibiciones.

Siempre he defendido, porque así lo creo sinceramente, que la tauromaquia necesita normalizarse en la sociedad y que los primeros que deben introducir el tema sin reservas ni tabús son los aficionados. Es lo que hacen los antis, avasallar con sus aserciones como si estuvieran en posesión de la verdad absoluta, como si gozaran de una moral superior que les situara por encima del resto de pensamientos. Es su táctica, desestimar otros principios y despreciar otras ideas con total rotundidad.

Y muchas veces consiguen su objetivo, que no es otro que sentenciar lo que está bien, que es lo suyo, y lo que está mal, que son las convicciones diferentes, y así crear una corriente de opinión a su favor. Es nuestra responsabilidad, la de quienes diferimos, contrarrestar todo eso con su misma estrategia.

Y esto ha de ser labor del creyente de a pie, del cliente que pasa por taquilla con asiduidad, porque, visto lo visto, está más que demostrado que los profesionales nunca van a unirse para defender el futuro de lo suyo. Anacrónico pero cierto. Pero el personal taurino, el staff, el sector, debe dar motivos para que la llama de la ilusión permanezca viva entre los parroquianos, porque los feligreses fieles e incondicionales son quienes saben argumentar su creencia en el toreo, mostrarlo y defenderlo.

Es comprensible que los empresarios confeccionen las combinaciones de los carteles buscando el mayor de los beneficios económicos, aunque no siempre es lo más ético, ni lo más justo, ni lo más conveniente. Anunciar y repetir en varias combinaciones a las figuras puede resultar atrayente, y hasta puede ser más sencillo que crear ternas originales. Repetir a figuras de rutilante nombre, aún cuando últimamente no hayan hecho méritos en las plazas en cuestión, dejando fuera a toreros que se han ganado su inclusión por méritos propios, no es lo más razonable, honesto y correcto.

Repetir a ciertas figuras puede acercar a las plazas a un buen número de consumidores simpatizantes, entusiastas de ir a los toros un día de fiesta, público puntual que perfectamente puede dejar de acudir a taquillas si no confluyen las circunstancias, clientela fácil una u otra tarde de clavel; fácil y necesaria, pero no fervientemente adicta ni capaz de defender la tauromaquia en momentos cruciales.

Repetir a ciertas figuras restando puestos en las ferias para la inclusión de matadores que se lo han merecido a sangre y fuego y que resultan atrayentes para los más aficionados, puede restar adeptos en los tendidos. Que aumente el número de espectadores y que disminuya el de abonados puede ser pan para hoy y hambre para mañana.

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