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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 14 de enero de 2025

INDECENCIA POLÍTICA / por Eduardo Balbás


'..Nada sobrevive en el tiempo sin unos valores que vertebren cualquier proyecto político. Parece claro que Sánchez carece de ambas cosas. Desde hace siete años, destruye todo lo que toca, estercolando por donde pasa..'

INDECENCIA POLÍTICA

Eduardo Balbás
Toda democracia debe basarse en la aceptación de normas no escritas, como el respeto a las minorías, el valor de la verdad, la honestidad en el desempeño de los cargos públicos o la legitimidad de la crítica al poder, que son tan importantes como las leyes. Cuando los gobernantes ignoran estos principios los cimientos de la convivencia se resquebrajan.

Montesquieu achacaba la decadencia del Imperio Romano, entre otras causas, a la pérdida de valores comunes de la República, que fueron sustituidos por los vínculos con caudillos que recurrían a la fuerza y a los incentivos materiales para crear sumisión. Durante siglos, y hasta Mario y Sila, la República funcionó muy bien con un gran equilibrio entre los poderes. La aristocracia, la plebe y las instituciones de gobierno asumían unos valores comunes que estaban por encima de los intereses particulares.

Montesquieu venía a decir que el Imperio se derrumbó más por una crisis moral que por una pérdida de poderío militar.

Una crisis moral similar estamos sufriendo de nuevo en España, después de la horripilante Segunda República, tras la primera llegada de los socialistas al Gobierno en 1.982, que se agudizó después con la llegada al poder del canalla Zapatero y que se ha pronunciado ya de un modo insoportable e inasumible con el felón Sánchez okupando la Moncloa y colonizando todas las Instituciones del Estado, sobre las que defecan a diario sus cómplices.

Decía Montesquieu que “No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la Justicia”. Parecen dedicadas a Pedro Sánchez, máximo exponente de lo que representa una crisis moral y una generalizada corrupción institucional.

La amnistía para aquellos que le sostienen en el Gobierno o el indulto para los de su partido, la utilización del anti franquismo de forma oportunista y sin consenso, la arbitraria e inconstitucional reforma de la acusación popular, mediante la proposición de ley “Vergogna” para buscar impunidad para los suyos, y previsiblemente para él mismo; los privilegios fiscales para Cataluña, o la demonización de los partidos de la oposición, de la Justicia y de los medios, son clarísimos síntomas de esa quiebra de la ética, desplazada por un concepto puramente maquiavélico del poder.

Nada sobrevive en el tiempo sin unos valores que vertebren cualquier proyecto político. Parece claro que Sánchez carece de ambas cosas. Desde hace siete años, destruye todo lo que toca, estercolando por donde pasa.

La ilusión de aferrarse en el cargo es un autoengaño que suele acabar trágicamente.

Espero y deseo el peor de los finales para este chulesco, fatuo y letal dictadorzuelo, que se ha convertido en el mayor generador de odio en España y en el mayor peligro para nuestra nación.

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