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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 24 de enero de 2025

Hubo otra época… / por Antolín Castro

Hubo una época... en que este torero era de carne y hueso, no solo una escultura

'..Hubo otra época… en la que los toreros se ganaban los contratos en el ruedo, día a día, y quien triunfaba en una feria, y más si ésta era de importancia, a partir de entonces toreaba mucho y bien remunerado..'

 Hubo otra época…

Antolín Castro
Opinión y Toros/23 Enero 2025
No haría falta que dijéramos cómo fue, pero hubo otra época en el mundo de los toros.

Hubo otra época… en la que los toreros se ganaban los contratos en el ruedo, día a día, y quien triunfaba en una feria, y más si ésta era de importancia, a partir de entonces toreaba mucho y bien remunerado.

Hubo otra época… en que los aficionados no tenían que reclamar encastes o ganaderías diferentes, se ofrecían sin pedirlas.

Hubo otra época… claro que sí, que los toreros de primer nivel, las figuras del momento, que era habitual verlos anunciados en los carteles con esas ganaderías que daban miedo. Por ejemplo, Miura.

Hubo otra época… que los carteles no había prisa por hacerlos, dado que era lógico y normal esperar que se nutrieran de los toreros que iban cosechando triunfos en las ferias anteriores.

Hubo otra época… en la que, a la vista del interés por los carteles que se confeccionaban, muchos aficionados, si lo necesitaban, vendían hasta el colchón para comprar entradas.

Hubo otra época… en la que los empresarios taurinos no ejercían de apoderados, con lo que la libertad de contratación era mucho más amplia y no estaba condicionada por el famoso intercambio de cromos.

Hubo otra época… en que el respeto por el aficionado era máximo y se les mostraba el género, ganado a lidiar, con anterioridad. De esto el mejor ejemplo era la Venta del Batán, donde desde mucho antes los aficionados se posicionaban ante los toros que se lidiarían en San Isidro. Lo dicho: era otra época.

Hubo otra época… en la que los presidentes de los festejos, al menos en las plazas de primera, eran auténticos aficionados, además de cumplir y hacer cumplir el reglamento.

Hubo otra época… en la que no ‘gozábamos’ de tantos indultos, fruto no de la falta de amor al toro, sino de la necesaria exigencia para que el toro fuera bravo en todos los tercios y no solo colaborador en las faenas de la muleta de los diestros.

Hubo otra época… justo en la que más tiempo viví yo, en que podía ver a Curro Romero, Antonio Ordóñez, Paco Camino, El Viti, Antoñete, etc. y que lamentablemente no volverá. Y, por si fuera poco, disfrutábamos de muchos más encastes.

Hubo otra época… en la que no había que quejarse tanto, ya que las cosas se hacían de otra manera más justa y equilibrada.

Hubo otra época… y no es por nostalgia, que no hacían los carteles iguales de un año para otro. Por todo lo dicho, una época mucho mejor.

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