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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 25 de enero de 2025

Dallas, 1963-Pensilvania, 2024 / por HUGHES

 John Fitzgerald Kennedy asesinado en Dallas, 1963

Trump ordena desclasificar los archivos sobre los asesinatos del presidente John F. Kennedy, el senador Robert F. Kennedy y Martin Luther King.

Donald Trump herido tras atentado en Pensilvania, 2024

'..Qué gran decisión sería prometer una desclasificación y aclaración de nuestra historia reciente: desde el asesinato de Carrero hasta el Covid, pasando por el 11-M, el 23-F o las actas de ETA..'

Dallas, 1963-Pensilvania, 2024

HUGHES
Trump ordena desclasificar los archivos sobre los asesinatos del presidente John F. Kennedy, el senador Robert F. Kennedy y Martin Luther King. Al terminar de firmar, como si firmara un decreto sobre alcantarillado, dio orden de que la pluma le fuera entregada a Robert F. Kennedy Jr. El supuesto «fascista» estaba arrojando luz y transparencia sobre la política americana en unas magnitudes solares.

Es otro acto, y no menor, que contribuye al cambio de paradigma. El asesinato de JFK, que alimentó la literatura, el cine, la televisión y hasta el humor, es uno de los mitos políticos del último medio siglo. No es casual, ni es poca cosa, que las alianzas y adhesiones de Trump alcanzaran a un Kennedy, y que sea él quien da el paso definitivo hacia la verdad.

Al desclasificar esos documentos, Trump rasga las cortinas, corre el telón, desnuda a Clío y Atenea. Supera cualquier idea de cálculo por la vieja razón de Estado y se atreve a mirar cara a cara a la bestia oscura. Su batalla contra los poderes ilegítimos que rivalizan con el presidencial está desatada.

El cambio de Trump no es sólo de retórica, de formas, de lenguaje, de filosofía (incluso a veces de metapolítica) o de élites (unas que se van, otras que llegan, algunas que cambian de acera). Es una renovación de los mitos. Los secretos e interrogantes que fundaron los últimos sesenta años serán reevaluados, estudiados y clarificados.

La «teoría de la conspiración» la creó la CIA para quienes no se creían la versión oficial sobre JFK. Se convirtió en una extraña patología psicopolítica la traumatizada búsqueda de la verdad. Tenía que ser Trump, que ha tenido una relación única con la psique conspiranoica, quien diera un paso que, en cierto modo, la serenará.

Trump vio de cerca en Pensilvania la bala de Kennedy. Al salir indemne, pudo apropiarse de la figura de JFK, identificarse y enfrentar esas fuerzas. Desclasificar es otra manera de vengarse.

Al esquivar su bala, Trump devolvía la historia al año 1963 y permitía a la figura presidencial salir viva del complot, bajarse del coche y plantarse de nuevo ante su pueblo.

Trump reafirma con ello su poder y desafía retrospectivamente a quienes (agencias, complejos, mafias intraestatales) consiguieron torcer el curso de la democracia americana. Los sacará de sus sombras. Cierra así y supera un período que va de Dallas, 1963 a Pensilvania, 2024.

Estados Unidos, que confiere a Occidente su seductor mundo simbólico, toma la decisión de remover y clarificar el suyo. ¿Seguiremos nosotros paralizados en nuestros viejos mitos, secretos, sobreentendidos y mentiras oficiales?

Qué gran decisión sería prometer una desclasificación y aclaración de nuestra historia reciente: desde el asesinato de Carrero hasta el Covid, pasando por el 11-M, el 23-F o las actas de ETA.

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