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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 26 de marzo de 2025

El hombre que mató al toro y la sociedad que mató al hombre / por Oscar Méndez


'..Si un torero mata a un toro, no ha cometido un asesinato. Ha cumplido con una danza ritual que es, en su esencia, la afirmación de la humanidad sobre la naturaleza. El animal no es torturado; es desafiado. No es ejecutado; es elevado a la categoría de oponente. Y es precisamente este enfrentamiento lo que resulta intolerable para el mundo moderno..'

El hombre que mató al toro y la sociedad que mató al hombre

-El animalismo moderno no es una defensa del toro, sino una acusación contra la humanidad.

Hubo un tiempo en que los hombres mataban toros y no pedían perdón por ello. No porque fueran crueles, sino porque entendían que la vida era una pelea, y que cualquier cosa digna de respeto debía ganarse con sangre. No porque fueran bárbaros, sino porque sabían que la civilización no se edifica con reglamentos sino con hazañas. Y no porque fueran insensibles, sino porque eran lo suficientemente fuertes como para ver la muerte de frente y llamarla por su nombre, sin camuflarla en eufemismos veterinarios ni decretos humanitarios.

Pero el mundo ha cambiado. Ahora vivimos en una era donde el único crimen es ser fuerte, donde el único pecado es destacar, donde la única virtud es la docilidad. Hemos logrado la primera civilización de la historia en la que un hombre puede ser condenado no por lo que hace, sino porque lo hace con demasiado vigor. Se ha decidido que todo lo audaz debe ser censurado, todo lo valiente debe ser erradicado, y que el único héroe que la sociedad moderna tolerará es el que nunca se arriesgue a nada.

Por eso odian las corridas de toros. No porque sean crueles, sino porque son heroicas. No porque sean primitivas, sino porque son ceremoniales. No porque los toros mueran, sino porque los toreros viven, y lo hacen de una manera que deja en evidencia la mediocridad contemporánea.

El Toro y la Crisis de un Mundo Sin Filo.

Si un torero mata a un toro, no ha cometido un asesinato. Ha cumplido con una danza ritual que es, en su esencia, la afirmación de la humanidad sobre la naturaleza. El animal no es torturado; es desafiado. No es ejecutado; es elevado a la categoría de oponente. Y es precisamente este enfrentamiento lo que resulta intolerable para el mundo moderno.

Porque el mundo moderno no odia la brutalidad; odia la jerarquía. No odia la violencia; odia la autoridad. No odia la sangre; odia el significado. Y por eso aborrece la corrida de toros, porque es un acto que dice que el hombre sigue siendo el señor de la creación, que su voluntad aún es más fuerte que el instinto, que su espíritu aún puede imponerse sobre la carne.

Los enemigos de la tauromaquia no son meros defensores de los animales; son soldados de una nueva religión. Pero no es la religión del respeto ni de la compasión. Es la religión de la abdicación, la fe en la rendición total. Nos dicen que no debemos dominar la naturaleza, que no debemos gobernar sobre los animales, que no debemos ejercer ninguna forma de supremacía, porque en el fondo su verdadera doctrina es que no debemos existir.

La Revolución del Sentimentalismo y el Antropocidio

Se ha dicho que el progreso consiste en hacernos más humanos, pero lo que vemos hoy es un esfuerzo deliberado por hacernos menos humanos. El animalismo no es un movimiento en favor de los animales, sino en contra del hombre. No busca dignificar la naturaleza; busca reducirnos a su nivel. No quiere liberar a los toros; quiere encadenar a los hombres.

Antiguamente, la tiranía se ejercía con cadenas y decretos. Hoy se ejerce con lágrimas y suspiros. La forma más eficaz de someter a un pueblo no es con bayonetas, sino con emociones. No nos han dicho que la civilización es mala; nos han dicho que es cruel. No nos han dicho que el liderazgo es peligroso; nos han dicho que es arrogante. No nos han dicho que el hombre es innecesario; nos han dicho que es opresor.

El animalismo moderno no es una defensa del toro, sino una acusación contra la humanidad. Es el mismo espíritu que impulsa a aquellos que prefieren salvar las ballenas antes que a los niños por nacer, los mismos que claman por la dignidad del perro callejero mientras niegan la dignidad del anciano enfermo. Se trata de una inversión total del orden natural, un acto deliberado de subversión moral donde la piedad se convierte en tiranía y la compasión en un látigo.

Cuando el Hombre Deja de Matar Toros, el Mundo Comienza a Matar al Hombre

El día en que los toros sean protegidos por decreto, los hombres serán perseguidos por omisión. El día en que los toreros sean encarcelados, la cobardía será condecorada. Porque no se trata solo de prohibir la tauromaquia; se trata de prohibir al hombre que aún es capaz de sostenerse con dignidad en el ruedo de la vida.

Cuando un torero se enfrenta a un toro, nos recuerda algo que nuestra época ha tratado de olvidar: que la existencia es lucha, que la belleza exige valentía, y que la dignidad del hombre radica en su capacidad de decidir, de enfrentarse, de vencer.

Pero el mundo moderno no soporta esto. Quiere que el hombre deje de pelear. Quiere que el hombre deje de ganar. Quiere que el hombre deje de ser hombre. Y por eso, ha decidido que si no puede domesticar al torero, al menos puede canonizar al toro.

Pero si esto es el progreso, entonces el progreso es una mentira. Si la civilización consiste en rendirse, entonces prefiero la barbarie. Si la única virtud que se nos permite es la sumisión, entonces no tengo duda de que la humanidad no morirá por sus crímenes, sino por su cobardía.

Los toros no serán los únicos en desaparecer de la plaza. Pronto les seguirán los hombres. Y cuando la última espada haya sido confiscada, cuando el último ruedo haya sido clausurado, cuando el último torero haya sido borrado de la memoria colectiva, entonces comprenderemos lo que hemos perdido. Pero para entonces, no quedará nadie con la valentía suficiente para lamentarlo.


2 comentarios:

  1. Excelente comentario y perspectiva sobre la tauromaquia contemporánea y, asismismo, sobre el 'mundo moderno' que pretende… con toda injusticia, torpeza e ironía (incluso un contundente insulto a la gente de bien en torno a la Fiesta brava) erradicarla.

    Con el respectivo lujo de ignorancia actual y necedad "progresiva".

    Gracias Sr. Méndez. Enhorabuena. // Atte., Torotino

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