'..El viejo califa brilló a su manera en la entrega de los trofeos taurinos de la Junta en un acto en el que también fueron galardonados el cineasta Albert Serra, el diestro Roca Rey, el ganadero Juan Pedro Domecq, el comunicador Juan del Val y la Unión de Criadores de Toros de Lidia..'

El Cordobés recogió el premio 'Costillares' de manos de Juanma Moreno. / Antonio Pizarro
“No sé nada pero sé tanto…” Fue la declaración de intenciones de Manuel Benítez El Cordobés, quinto califa del toreo, mandón absoluto de su tiempo, mito viviente y dueño de una escena en la que recibió el trofeo Costillares que subrayaba toda su trayectoria en el colofón de la entrega de los II Premios Andalucía de Tauromaquia. El Benítez, a su manera, volvió a acabar con el cuadro sin renunciar a tomar el micrófono para cantar una copla de su cosecha que evocaba sus orígenes como maletilla en una España que ya no existe.
Fue una intervención fuera de norma, rayana en el surrealismo, que volvió a distinguir a este ídolo de masas que recibió el premio levantando de sus asientos al público que llenaba el Salón de los Espejos del palacio de San Telmo. El califa, en definitiva, había tomado la corte de los Montpensier sin renunciar a la defensa de la fiesta. “Aquí estamos todos metidos, defendiendo lo que tenemos que defender; no podemos hacerle caso a nadie que venga a contarnos historias y pegoletes; esto es muy serio, es nuestro pan…” espetó el gran ídolo de la España del desarrollismo que había recibido el premio del propio presidente Juanma Moreno.
Pero el acto, amenizado por los músicos de la Fundación Barenboim y conducido por la periodista Noelia López, se había iniciado con la entrega de una mención especial a la Unión de Criadores de Toros de Lidia en el 120 aniversario de su fundación. Su presidente, el ganadero burgalés Antonio Bañuelos, agradeció el reconocimiento –que entregó el consejero Antonio Sanz- hablando y defendiendo un toro “fuera del ruedo, un toro verde al que hay que dar la importancia que tiene en su hábitat, en su aportación al ecosistema y a la biosfera”.

Era el turno de los premios oficiales, iniciados con la entrega del trofeo Veragua a la ganadería de Juan Pedro Domecq que detenta, precisamente, el viejo hierro ducal que da nombre a este reconocimiento. Juan Pedro Domecq Morenés, cuarta generación al frente de la emblemática vacada que nació en Jerez y se recría en la serranía de Sevilla, armó un hermoso discurso en el que mezcló la prosa poética y el verso para dar las gracias a tres personas esenciales: su padre, Juan Pedro Domecq Solís; su íntimo amigo, también fallecido, Ramón Ybarra y definitivamente a su mayoral Emilio Romero. Domecq habló del campo andaluz, de la vida ganadera como “sacrificio, humildad y apego a la tierra” defiendo a los ganaderos de bravo como “los verdaderos sostenedores de la dehesa, de la España regional, de la España vaciada que muchos sólo defienden de boquilla y de una cultura y una riqueza genética ancestral”.
Pero había más, el Premio Puerta Grande, destinado a subrayar la labor de aquellas personas o entidades señaladas por la divulgación de la fiesta había recaído en el comunicador Juan del Val, desacomplejado defensor de la fiesta taurina –de la que fue joven cronista en sus inicios profesionales- en todo tipo de foros y altavoces mediáticos. Del Val se quitó importancia al lado de los premiados, renovó su compromiso taurino y culminó su intervención señalando que la tauromaquia era una afición que le había convertido “en mejor persona y en más feliz”.

Roca, Juanma Moreno y El Cordobés en el colofón de la entrega de los II Premios Andalucía de Tauromaquia. / Antonio Pizarro
La "generosidad" de Roca Rey
La lista de premiados era más larga e incluía un nuevo reconocimiento, el premio Hemingway a la divulgación artística de la fiesta, a la película Tardes de soledad del cineasta catalán Albert Serra que ya había iniciado su impresionante cosecha de galardones llevándose para casa la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián. Serra, que ha llevado el mundo taurino a planos insospechados en el actual panorama sociocultural, habló de la “generosidad extrema” de Roca Rey, protagonista de esa cinta que ya se exhibe en los cines españoles y que este mismo miércoles se presentaba en las pantallas francesas. “Esta película no existiría sin él” señaló el realizador explicando que había querido “hacer un retrato riguroso, rico, complejo y verdadero, trascendente de este espectáculo”. Serra habló de “compromiso, valor, de lo plástico… que no puede ir separado de todo lo demás y si hay algo de crueldad o crudeza es porque la trascendencia de todo el espectáculo lo requiere como ritual y a partir de ahí hay que entenderlo todo”.
La interpretación del pasodoble Amparito Roca por parte de los alumnos de la Fundación Barenboim dio paso a la entrega de la otra mitad del premio Hemingway al diestro Andrés Roca Rey, primera figura del toreo y protagonista de la cinta de Albert Serra, que va cogiendo gusto a hablar en este tipo de foros después de ser portavoz de toda la profesión en el Senado de España en la entrega del recuperado Premio Nacional de Tauromaquia. Roca disertó sintiéndose “representante de millones de personas que sienten la tauromaquia como parte de su identidad, de su cultura y de su libertad”. El paladín peruano habló de Andalucía como “inspiración” del toreo y aprovechó para lanzar un mensaje preciso: “la tauromaquia forma parte del alma de nuestra cultura y está más viva que nunca; no se impone, se elige y mientras haya quien la sienta habrá emoción; mientras haya quien la viva, habrá futuro”. El torero fue más allá al interpelar a los abolicionistas espetándoles que “el hombre está para crear y no para quitar y les repito desde aquí lo que dije hace unos días, aquí estamos y no nos vamos”.
Aún quedaba la actuación de Inma Vilches, el lío del Benítez y, finalmente, las palabras de Juanma Moreno que había ido entregando, uno a uno, todos los trofeos. El presidente de la Junta de Andalucía aprovechó para anunciar la aprobación, en la tarde de este mismo miércoles del nuevo Reglamento Taurino de Andalucía que ya estará en vigor para regir la próxima Feria de Abril. “Queremos apoyar e impulsar aún más este legado histórico irrenunciable del que nos sentimos profundamente orgullosos” señaló el presidente hablando de la labor de “esos grandes nombres que sostienen el universo taurino en todos y cada uno de los ámbitos”.
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