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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 12 de marzo de 2025

La verdad sobre 'Tardes de soledad': imágenes brillantes pero gran decepción taurina / por Andrés Amorós

El documental Tardes de soledad ya se puede ver en los cines/A Contracorriente Films

"..Conclusión evidente: Tardes de soledad es una película interesante, con imágenes de gran brillantez (la técnica cinematográfica actual lo facilita), pero, como intento de reflejar la realidad del arte de los toros, resulta muy decepcionante..'

La verdad sobre 'Tardes de soledad': imágenes brillantes pero gran decepción taurina

Se acaba de estrenar en salas comerciales la multipremiada película de Albert Serra y Andrés Amorós de la evalúa

Podemos ver al fin en los cines la tan esperada película Tardes de soledad, el documental de Albert Serra, que siguió a Andrés Roca Rey durante tres temporadas. Acudo a un cine del centro de Madrid, al día siguiente del estreno. En el vestíbulo, muchos aficionados comentan su ilusión por verla.

El comienzo impresiona a todos: en una oscuridad casi total, escuchamos la respiración de una mole oscura, un majestuoso toro bravo. Hasta ahora, muy pocos aficionados habían podido escuchar algo semejante.

Al acabar una corrida, la cámara sube al coche del torero y escuchamos los comentarios espontáneos de los miembros de la cuadrilla: tampoco esto pueden haberlo vivido los aficionados.

No muchos han podido presenciar la complicada y solemne ceremonia de cómo se viste de luces un matador, en la habitación del hotel, ni han podido comprobar cómo se trasluce su preocupación a través de sus palabras y de sus silencios.

Después, la película nos muestra fragmentos de una serie de faenas de Roca Rey, en varias plazas de toros: Madrid, Sevilla, Santander, Pamplona… Las imágenes y los sonidos son impresionantes. Tiene razón la propaganda: salvo los que forman parte de ese mundo, nunca habíamos visto ni escuchado algo así, con esta cercanía. Se suceden los momentos de apuro, las cogidas, los triunfos, alguna cornada…

Brilla aquí el torero peruano como lo que es: un joven héroe, en silencio, concentrado. Muestra el gesto resuelto, ambicioso, propio de las primeras figuras, mientras los miembros de su cuadrilla no paran de jalearlo, con su pintoresca jerga popular .

La música añade solemne emoción a las imágenes: si no me equivoco, acompañan aquí las faenas taurinas el Vals triste de Sibelius y El cisne, de El carnaval de los animales, de Saint-Saëns, además de unos fragmentos de música electrónica y el lejano eco de algún pasodoble.

La película es larga, se prolonga durante más de dos horas. Aunque la factura formal es excelente, la emoción decae: se repiten imágenes , sonidos y frases muy semejantes… En la sala, se nota claramente que la ilusión del público ha ido bajando.

El torero Andrés Roca Rey, protagonista del documental 'Tardes de soledad'

Por muy brillante que sea la forma, la envoltura, hay que fijarse también en el contenido, que es taurino. En ese terreno, el resultado es muy insatisfactorio. En toda la película, no vemos ni un solo lance de capa brillante: alguno habrá dado Roca Rey en estos tres años, digo yo, pero la película no lo muestra.

En casi todos los muletazos que vemos, el encuadre de la cámara corta buena parte de la imagen del toro o del torero, impide valorar si el pase es bueno, malo o regular. Las faenas se entremezclan, sin orden lógico. El abuso de los primeros planos provoca que sólo podamos apreciar detalles. Lo define bien una frase hecha: los árboles nos impiden ver el bosque.

Solemos repetir que el torero necesita unir tres cualidades: valor, inteligencia y arte. En esta película, sólo vemos muestras de lo primero, el valor; nada, de la técnica ni de la estética. Por importante que sea la épica, la emoción, para hablar en serio del toreo no podemos prescindir de la lírica, la belleza, porque la Tauromaquia es un arte, no sólo una lucha a muerte. Y, como todo arte, se basa en una técnica.

En los fragmentos de faenas que vemos, no podemos apreciar cómo embiste cada uno de los toros; si es encastado o no; si tiene fuerzas o flaquea. Tampoco sabemos qué lidia le da el torero, ni qué sentido tiene cada uno de sus muletazos.

En lo personal, no sabemos nada de Roca Rey: qué piensa, de dónde viene, qué camino taurino busca…Lo habría podido sustituir otro diestro, si no fuera por sus gestos arrogantes, en la línea de Luis Miguel Dominguín.

¿Cuál es la raíz de esta insuficiencia? Para hacer un buen documental sobre cualquier tema, conviene conocer a fondo su sentido y sus valores, no sólo su apariencia, por llamativa que sea. El arte del toreo es muy rico, muy complejo. Me temo que Albert Serra no lo conoce suficientemente, aunque sea un brillante creador de imágenes.


A esta película le han dado ya un premio cinematográfico y varios premios taurinos. (Me pregunto si todos los miembros de los jurados taurinos que la premiaron la habían visto). Posee una cualidad decisiva: es «moderna». Y va a difundir impactantes imágenes de la Fiesta en el mundo entero. ¿Quién se atrevería a discutir sus méritos, arriesgándose a ser calificado de anticuado y casposo?

Han llegado algunos a afirmar que es la mejor película de tema taurino de toda la historia. La exageración es notoria. Me pregunto si los que dicen esto han visto, por ejemplo, Tarde de toros, de Ladislao Vadja, con Domingo Ortega, Antonio Bienvenida y Enrique Vera; Torero, de Carlos Velo, con Luis Procuna; Yo he visto la muerte, de José María Forqué, con Álvaro Domecq, Antonio Bienvenida, Andrés Vázquez y Luis Miguel Dominguín; Sangre y arena, de Mamoulian; Currito de la Cruz, con Pepín Martín Vázquez; Blancanieves, de Pablo Berger… En el terreno del documental, Torerillos 61, de Patino; La corrida fantastique; Le mystère Picasso, de Clouzot. En el docudrama, Tú solo, de Teo Escamilla. Como serie de televisión, Juncal, de Jaime de Armiñán…

Muchos van a aplaudir Tardes de soledad; continuará ganando premios, porque sus imágenes impresionan. Pero a muchos aficionados a los toros les defraudará, por reducir tanto la riqueza de la Fiesta.

Curiosamente, tampoco les gustará a muchos antitaurinos: por retratar ese mundo, porque presenta escenas crudas y porque deshace la afirmación, tan tonta como frecuente, del toro como ese «pobrecito animal».

Ni siquiera –según parece– le ha gustado esta película a Roca Rey, su protagonista. Hace un par de días ha declarado Albert Serra que Andrés no ha visto el montaje definitivo: ¿por qué será?...

Conclusión evidente: Tardes de soledad es una película interesante, con imágenes de gran brillantez (la técnica cinematográfica actual lo facilita), pero, como intento de reflejar la realidad del arte de los toros, resulta muy decepcionante.

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