"...Aparte el desastroso por podrido corridón de Cuvillo, el disgusto del público al salir de la plaza fue tremendo aunque no lo expresaron como sin duda hubiera ocurrido en otros tiempos..."
2ª de la Feria de Otoño en Madrid.
Debacle de Fandiño con todo a favor en tarde con todo en contra para Finito y Luque
Jornada doble y gravemente fallida: De la descomunal, desrazada y tullida corrida de Núñez del Cuvillo solo se lidiaron tres toros y, de los tres sobreros, dos fueron los únicos buenos del variopinto conjunto ganadero, propio de una limpieza de corrales. Uno justo de fuerza pero con clase de Juan Pedro Domecq y otro muy bravo y franco de Fermín Bohórquez. Ambos se le fueron de cabo a rabo a Iván Fandiño que entró en barrena en su plaza más incondicional porque hasta casi se lo perdonaron. Demostró por enésima vez que sus pretensiones de figura son meras y vanas ilusiones por mucho que tanto él como sus gentes más los incondicionales que le cantan traten de salvarle. Si los en Madrid tan denostados figurones hubieran hecho lo mismo, no les habrían dejado salir de la plaza con su humanidad íntegra. Cualquiera de los dos colegas del vasco ayer, Finito de Córdoba y Daniel Luque, con los toros de Fandiño hubieran cortado al menos un par de orejas y, desde luego, habrían salido a hombros por la Puerta Grande
Madrid. Plaza de Las Ventas.
Viernes 3 de octubre de 2014. Segunda de feria. Tarde medio nublada con bochorno y casi tres cuartos de entrada.
Tres toros de Núñez del Cuvillo, sobrepesados y muy armados de juego vario. Prácticamente inválido el noble primero. El segundo fue un sobrero de Juan Pedro Domecq por devolución del muy cojo anunciado, bien presentado, blandito y nobilísimo. Noble sin ningún motor el tercero. Otro casi invalido aunque noble el cuarto. Por devolución del enclenque quinto, se corrió un segundo sobrero de Fermín Bohórquez, correctamente presentado, de principio blando pero en bravo, noble y a más en los dos tercios siguientes. Por devolución del inválido sexto, soltaron un tercer sobrero de El Risco (¿), bien presentado, manso declarado en varas y manejable sin ninguna clase en la muleta.
Fotos de Javier Arroyo
Finito de Córdoba (corinto y oro): Media tendida caída atravesada trasera que escupió y cinco descabellos, silencio. Estocada caída, silencio.
Iván Fandiño (mahón y oro ): Buena estocada, división al saludar. Estocada muy trasera, pititos.
Daniel Luque (encarnado y oro): Estocada caída, silencio Estocada trasera caída y descabello, palmas.
Cartel ciertamente interesante el de ayer. Finito de Córdoba no se atrevió a ser quien es en San Isidro. Mucho toro para él porque, aun estando en sazón ahora mismo, continúa pasándolo muy mal cuando el que tiene enfrente se pasa de trapío y, además, no embiste fácilmente. Pero desde hace un par de años, le estamos viendo torear como los propios ángeles e incluso resolver magistralmente acometidas turbias. Me encanta Finito. Qué quieren que les diga… Siempre me encantó. Un día me dijo Ponce que Finito era el torero que más había temido en su vida. Salieron juntos, dato a recordar. O sea, que también Finito lleva 25 años en esto…
El segundo espada fue Iván Fandiño. Este me gusta mucho menos. Pero siempre le veo con interés porque, en determinadas ocasiones, me ha convencido. La de Madrid es su plaza y la verdad es que aquí siempre sale darlo todo. Creo que más que en ninguna otra aunque, como cada vez que escribo Fandiño, en mi cabeza revolotean los recuerdos de sus grandes tardes en Pamplona y, sobre todo, en la francesa de Mont de Marsan.
Y el tercero es Daniel Luque que anda en el mejor momento de su carrera y en el mismo borde de subir a la cima junto a los más cimeros. Ayer fue una tarde importantísima para él. Entre las mejores faenas que he visto este año, están algunas de Luque.
Pero en el catar el melón de la corrida de Núñez del Cuvillo radicó la más peliaguda cuestión. Ay el toro, siempre el toro que nos trae de cabeza en demasiadas ocasiones… El penúltimo ejemplo, la increíble debacle de la ganadería que teníamos por una de las pocas verdaderamente encastadas de los últimos años. Si su fracaso en la pasada feria de Bilbao fue estrepitoso, lo de antier con la novillada, fue aún peor por inconcebible. ¿Qué le ha echado Ricardo Gallardo a sus vacas? El año pasado empezó el desastre y lo achacó a una equivocada alimentación que corrigió de inmediato. Poco después, pudimos gozar con el indiscutible indulto de uno de sus toros en la feria de Murcia… En fin, que como titulé mi crónica de la novillada de marras, el problema es más que alarmante. Ojalá logre Ricardo arreglarlo cuanto antes.
Sobre el papel y tras el reconocimiento, completa la corrida de Núñez del Cuvillo y sin llanarse la plaza del todo, ambiente de expectación.
El primer toro, todo un galán de pelo castaño, salió doblemente suelto de capote de Finito además de muy distraído y blando de remos. Pronto empezaron las protestas. ¿580 kilos los responsables? Se dejó pegar en el primer puyazo y salió liquidado. Casi parado. Sobró el segundo encuentro porque apenas le dieron un picotazo. La presidencia hizo caso omiso a los protestantes. La cara muy alta en los emboques de los
banderilleros antes de clavar. Finito anduvo bastantes confiado en la apertura de la faena por alto con la derecha y los de pecho. ¿No iba a estarlo? No había toro. Más bien un difunto con cierto halo de vida. Aún así pegó algún pase entre claudicaciones del burel y los pitos de los de siempre, esta vez con razón. Hasta naturales intentó dar Finito antes de cambiar de espada para matar. Lo consiguió tarde y mal
Muy huidizo el castaño obscuro cuarto. Otro camión salido de tipo. Tres de los cinco lances del recibo de Finito tuvieron aroma. Los otros no porque el animal también parecía inválido y se revolvió a la defensiva, cobardón. Lo cuidaron en el primer puyazo. Dobló las manos al salir y le dieron más estopa en el segundo. Desigual y premiosamente banderilleado, el toro se echó a la arena en el primer muletazo de Finito que, de inmediato, tuvo que ejercer de enfermero y de torero para rehacer la ruina al menos en algunos pases sueltos de su corte celestial y con mosqueo al rematar otros por revolverse el toro inesperadamente o por rajado al final. Con las dos manos predominando la diestra. Unos pitaron y otros aguantaron. No había toro por mucho empeño que puso el Fino. También al liquidarlo de un horrible espadazo.
El segundo, negro con 50 kilos menos que el primero, obedeció a los buenos lances de Fandiño en el saludo. Pero suelto después y sin que le sobraran las fuerzas, el primer puyacito lo tomó por su cuenta. Y el segundo también aunque en el caballo contrario. La ostensible cojera del animal, lo mandó a los corrales. En su lugar soltaron un sobrero de Juan Pedro Domecq. Otro castaño bien puesto de cuerna. Salió suelto de los displicentes y distantes lances de Fandiño. Luego, el toro empezó a echar las manos por delante y a echar la cara arriba. Dos señales inequívocas de su escasa fuerza. Cumplió defendiéndose en el primer puyazo del que salió distraído. Le señalaron el segundo. Buen y precioso quite de Daniel Luque por chicuelinas y arrebatado remate, descubriendo la boyantía del burel. Bien los peones en palos. Fandiño brindó al público. Claro que esta vez El Rey no estaba en la plaza…Tironazo para empezar y toro a la arena. correctos tres redondos y el de pecho. Y en los cuatro siguientes aunque algo amontonadillo, sin darle hueco al toro. Se lo dio en el cite para la tercera ronda que le salió mejor que la segunda. Un toro de oreja para un buen torero. En la cuarta le molestó el viento y se notó en algún enganchón. Mejor al natural con alguno bueno pero, como todos, sin un átomo de clase. Venido a menos el burel, Fandiño remató el trasteo sin gracia. Con este mismo toro en las manos de Finito muchos nos hubiéramos puesto de pie. Mató bien Fandiño y apenas salieron pañuelos. El toro era para figuras o en trance verdaderamente de serlo. A Fandiño se le fue. Se dividieron las opiniones al saludar. A los que yo sé, les hubieran abroncado fuertemente. Se imaginan ustedes qué les habrían dicho a Ponce o a Manzanares si hubieran estado como Fandiño…?
Casi 600 pesó el quinto. Un armario de luna castaño de muy hermosa estampa. Para un museo, si. Pero para el toreo…? Del primer lance de Fandiño salió perdiendo las manos y otra vez el trepe en los tendidos. Apenas caerse otra vez al tomar el primer puyazo, fue devuelto. En su lugar salió un sobrero de Fermín Bohórquez. Muy acarnerado de cara en Murube. Pero sin cara en comparación con los ya lidiados por lo que fue protestado. Pero con la misma canción de la tarde, sin nada de fuerza. Se tumbó apenas salir al ruedo. Trotaba aunque cumpliendo en el brevísimo encuentro con el caballo. Fandiño no pudo hacer su quite mientras arreciaban las protestas que aumentaron al cambiar el tercio la presidencia en monumental bronca que se prolongó en banderillas. Ordenaron la devolución tras el segundo par. Fatal el presidente a quien también deberían haberlo mandado a los corrales y con un cencerro colgado del cuello. El tercer sobrero fue de El Torero en limpieza de saldo. Con seis año de edad y 517 kilos de peso. Un bonito castaño montado y terciado en comparación con los de Cuvillo. A Fandiño le gritaron “miau” al lancearlo de puro trámite en el recibo de capa. Escarbó el animal antes de ser picado hasta arrancarse con celo de bravo aunque del puyazo salió trastabillando. Se fue arribita. De nuevo bravo en el segundo encuentro con el caballo. Bien los rehileteros en palos, especialmente Rafael Agudo y en la brega el peón de turno, Pedro Lara. Había toro, otro para suerte o desgracia de Fandiño. Lo toreó en los medios con la derecha para empezar la faena con buena respuesta del burel y con más certeza que entes el de Orduña. Acelerado y algo amontonado después. Y desarmado de seguido inoportunamente. Al natural, muy vulgar y destemplado. No fue el izquierdo el mejor pitón, pero no para estar tan mal. Cuando volvió a derechas, ya no hubo remedio. Ni con las bernardinas. Todo a peor. Y otro toro que se le fue al de Orduña. Los dos únicos aprovechables y de claro triunfo de esta corrida. Muy trasera cayó la espada al tiempo que sonaba un aviso.
El de Cuvillo tercero, otro camión, salió como el primero. Otra babosa sin resuello. Le dieron más de la cuenta en el primer puyazo. Ningún daño en el segundo. Luque quitó por excelentísimas y lentísimas verónicas jaleadas por parte del público. Muy noble el toro pero, lástima, sin apenas energía. Esperó o se distrajo en palos en un tercio bien cubierto. Luque brindó la faena al respetable. Seguro de lo que quería hacer, con esa inconfundible actitud de los toreros cuando están en vena, empezó con ayudados por alto y un festín de perfumadas trincheras. Dado el nulo motor del toro, Luque tuvo que extremarse en el temple, en la firmeza y en la cercanía que no fue agradecida por los que ya saben que el de Gerena va para figura. Ya se sabe que cuando los del 7 se ponen en tan radical e injustamente a la contra de un torero, es señal de distinción. Luque les respondió con bellos ayudados. La fea colocación de la estocada fue aprovechada para celebrar el fallo con los pitos típicos de los que casi siempre prefieren lo malo a lo bueno.
Aparte el desastroso por podrido corridón de Cuvillo, el disgusto del público al salir de la plaza fue tremendo aunque no lo expresaron como sin duda hubiera ocurrido en otros tiempos. Bajo Fandiño había quedado, sin embargo, la mayor responsabilidad del petardo porque, con lo que este torero gusta en Madrid, le hubiera bastado raspar una orejita de cada uno de sus dos excelentes toros para que nadie saliera con la amarga sensación de haber asistido a un funeral taurino.
Otro de museo el castaño sexto. Veremos el comportamiento. Para empezar, perdió las manos nada más salir. No le cuidaron en varas como era de esperar. ¿Por qué? Volvió a perderlas. Esto es el colmo. Volvió también a los corrales. Luque tuvo que afrontar un tercer sobrero de El Risco. Me dicen que de procedencia Aldeanueva y Torrealta. Corto de viajes y rematando por arriba. No obstante, bien Daniel con el capote en el recibo y en la brega. Fue manso declarado en el caballo y careció de fijeza en banderillas. No fue fácil parear. La papeleta estaba, pues, servida. Luque empezó la faena en las tablas de sol y el toro salió rodado del primer intento con la muleta. Tras sacarlo a los medios, se templó como pudo con la derecha sin que el animal ayudara sino todo lo contrario. Bien el torero. Hasta ligó cuatro redondos y no pocos naturales aun a costa de un percance. Trinchera, desdén y haciendo caso omiso a los que querían que terminara. Muy por encima del toro anduvo Luque. Como en el suyo anterior.
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