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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 7 de octubre de 2014

Zaragoza, 2ª de El Pilar: Ginés Marín, un cuarto novillero que añadir a las figuras del inmediato futuro / J. A. del Moral




2ª de El Pilar en Zaragoza
Ginés Marín, un cuarto novillero que añadir a las figuras del inmediato futuro


Lunes 6 de octubre con tiempo veraniego y muy pobre entrada. El grueso del público sigue sin acudir a las novilladas y no saben lo que se pierden. Ayer vimos a los tres novilleros que, junto a un cuarto ausente de esta feria, el peruano Andrés Roca Rey, creo sinceramente que, más pronto que tarde, podrán ser las figuras del inmediato futuro. Ya era hora de atisbar un más que grato relevo generacional. Llevábamos muchos años de sequía y este acontecimiento hay que celebrarlo por todo lo alto.

Ya había empezado esta feria con una nada fácil corrida de Victorino Martín que pasó como de tapadillo en los informativos generalistas. El grueso de la crítica permanecimos en Madrid hasta el domingo 5 de octubre para dar cuenta de lo ocurrido en la última tarde de la llamada Feria de Otoño. Releyendo lo escrito por mis colegas, una vez más comprobé que mi crónica tiene poco o nada que ver con las de otros muchos. Sobre todo respecto a la valoración de lo hecho por Diego Urdiales al excelente tercer toro de Adolfo Martín, en detrimento de la actuación de Serafín Marín con el sexto que, aun siendo franco, no fue ni de lejos tan bueno como el tercero. Pues bien, visto el vídeo de la corrida, me reafirmo en lo que escribí. La oreja que cortó Urdiales fue generosa si la comparamos con la que le concedieron a Marín del sexto. Una vez más y van… para muchos de mis colegas primaron las formas del toreo – magníficas las de los naturales de Diego Urdiales – sobre el fondo lo que ambos llevaron a cabo frente a dos toros que, siendo manejables, nada tuvieron que ver. Y es que una cosa es la impresión que produce la estética que suele entrar por los corazones y otra la que dimana del conocimiento en función de las condiciones de los toros que suelen entrar por las cabezas.


Y dicho esto, vayamos a la novillada de ayer en la Plaza de La Misericordia de Zaragoza. 

Hoy no voy a ir toro a toro como acostumbro. Prefiero dar rienda suelta a mis pensamientos sobre lo visto y sobre sus consecuencias a cargo de los tres nuevos valores que actuaron: Borja Jiménez, José Garrido y Ginés Marín a quien vi por primera vez y del que la única referencia que tenía era que acaba de ser el ganador del famoso “Zapato de oro de Arnedo” en la feria de este pueblo riojano tan importante porque lleva muchos años dándonos agradables sorpresas de cara al porvenir.

No fue la de ayer en Zaragoza lo que se dice una novillada estupenda en cuanto al juego que dio aunque, bien presentada sí que estuvo pese la justeza de algunos ejemplares. De los seis novillos, tres de Jandilla y tres de Vegahermosa, solamente hubo dos realmente buenos, el jabonero que abrió plaza de Jandilla y el tercero de Vegahermosa. Los demás tuvieron problemas, sobre todo los del lote que le correspondió a José Garrido que se fue de vacío en cuanto a trofeos se refiere aunque dio una muy merecida vuelta al ruedo tras matar al quinto.

Abrió turno Borja Jiménez con una de las completísimas actuaciones que prodiga fiel al concepto espartaquista que atesora y que proviene de su formación directa vía su propio maestro, profesor de alta alcurnia, Juan Antonio Ruíz Espartaco. Viendo a Borja, como también aunque con menor contundencia a su hermano, tengo la impresión de estar viendo a gran Espartaco de sus ardientes tiempos juveniles. Bendita sean las ramas que al tronco le salen. Fue la suya una actuación casi redonda con capote, muleta y espada solo que 
con un tercio de quites sensacional, por alternar picado por José Garrido que vino de favorito para cuantos le habíamos descubierto como gran revelación del año en su memorable mañana de la pasada feria de Bilbao actuando en solitario con reses de Vegahermosa que en esta ocasión resultaron magníficas.

Un apasionante tercio de quites que se repitió en la lidia del cuarto novillo, bastante peor que el primero, cuando todavía le quedaban intactas sus mejores embestidas. Este pique ayer, repetido con ardores juveniles, nos anunció una esplendida realidad que nos abre la esperanza en el inmediato futuro.


Pero es que ayer, al menos yo, descubrimos a otro novillero con sobradas cualidades para ser figura del toreo a poco que la suerte le acompañe. Como sus dos compañeros de ayer, el toledano Ginés Marín, lo tiene todo: Valor, inteligencia, destreza, habilidad y arte natural. En esto último, en esa naturalidad tan cara se tener y de apreciar, comparte méritos con José Garrido. Y es así de tal modo que, si a Borja Jiménez le podemos parangonar con su maestro, Espartaco, a José Garrido y a Ginés Marín, podríamos imaginarlos como “hijos” de Enrique Ponce. Ahí es nada…


Se nos encienden las pajarillas de solo pensar lo que estos tres novilleros y el peruano Roca Rey ausente ayer, podrán ser esos que tanto tiempo llevamos esperando. Desde la generación de los que salieron hace 20 años, el toreo no había conocido otra mejor.
De los resultados de la novillada, decir que solamente se cortaron un par de orejas, la del primer novillo para Borja Jiménez y la del tercero para Ginés Marín. Ninguna para José Garrido quien, estando por encima del segundo ejemplar, un novillo progresivamente complicado a raíz del desarme que sufrió en plena faena de muleta, se puso imposible. Como también el quinto. Sin embargo, tanto con el segundo como con el quinto, Garrido demostró su gran capacidad resolutiva. Cuestión fundamental a tener en cuenta para lo que nos ocupa respecto a las posibilidades de llegar a lo que estos tres parece que llegarán.

Dentro de las condiciones que se requieren para ser figura, quizá y sin quizá, la básica es lo que conocemos y llamamos a la imprescindible capacidad “resolver”, según la jerga de los profesionales. El valor y el temple como base de todo lo demás. Porque sin valor auténtico la inteligencia se pierde y sin temple no hay manera de mejorar las condiciones de los toros ni de mantener las mejores embestidas cuando los toros salen con clara bondad. Con valor y con temple llevados a la máxima expresión, se puede resolver casi todo y digo casi porque a los malos de verdad, no hay quien les dé un pase. Pero sin esa capacidad de templar cualquier embestida – que suele ser innata – con la mayoría de las reses que hoy en día predominan – el toro medio – hay poco que rascar.

Mucho tendrán que seguir haciendo estos tres “príncipes” del toreo. Pero por lo que les llevamos visto, insisto en mi alegría rejuvenecedora, ya a mi avanzada edad. Solo con verlos, sabemos que podremos seguir el devenir de la Fiesta más que ilusionados. A Dios gracias.

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