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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 29 de enero de 2016

Alegría en la casa de los Montoliú / por Paco Mora



"...Los Montoliu forman parte ya y para siempre de la historia del toreo valenciano, al que han pagado un enorme tributo. Seguro que de ahora en adelante, cada anochecer a Manolo le alegrará el rostro una sonrisa de bronce..."


  • Antonio se marcha del toreo por la puerta grande y, aunque le echaremos de menos en los ruedos, nos queda la satisfacción de que ha hecho honor a la estirpe. Suerte, amor y trabajo, Antoñito.


Alegría en la casa de los Montoliú

Hoy he tenido una gran satisfacción; Antonio Montoliú, Antoñito para los que lo conocimos de pantalón corto, ha decidido dar por terminada su carrera como picador de toros. Ha sido un gran picador como lo fue su abuelo y tiene alma de torero como él, como la tuvo su padre y como la tiene su hermano; un torero de plata de gran calidad y talento. Antonio fue capaz de compaginar sus estudios con la vara y el castoreño y hoy es un reconocido doctor en Veterinaria y se marcha del toreo por la puerta grande. Cada día le era más difícil compaginar ambas profesiones y de ahí su decisión. Hijo de Manolo Montoliu, al que se le fue el alma al cielo asomándose al balcón en un gran par de banderillas, ha cumplido con creces con la tradición familiar.

Conocer a los Montoliu es quererlos y, aunque le echaremos de menos en los ruedos, nos queda la satisfacción de que ha hecho honor a la estirpe. Ha formado una familia y tiene derecho a disfrutar de ella y de su otro trabajo al que se entregará, seguro, con la misma honestidad y constancia que ha puesto de manifiesto como torero. Que también los de plata y los de la mona y el castoreño son toreros. Los Montoliu forman parte ya y para siempre de la historia del toreo valenciano, al que han pagado un enorme tributo. Seguro que de ahora en adelante, cada anochecer a Manolo le alegrará el rostro una sonrisa de bronce. Sabe que, aunque deberá seguir echándole algún capote que otro al mayor, el pequeño de sus hijos, lejos ya del trafago del toreo, podrá arropar a los suyos cada noche y hasta quizás algún día que otro les contará sentado a los pies de la cama la historia de la saga de los Montoliu a la que pertenecen. Suerte, amor y trabajo, Antoñito.

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