Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
Los serios mondoñedo volvieron por sus fueros y quizá con el toro de la temporada colombiana. El Cid lidiador corta una oreja, Roca se la niega con la espada y Libardo se va silenciado.
- La afición bogotana, desplazada de su plaza propia, volvió fervorosa hoy a Puente Piedra como a una catacumba para celebrar el rito perseguido. Lo hizo y se fue redimida.
Por sus fueros
Puente Piedra, Colombia, I 16 16
Parejos, bien armados (dos playeros), encastados en diferentes versiones, tres negros, tres castaños requemados, los de Santamaría, embistieron los capotes, cargaron y se encelaron contra los caballos, persiguieron los banderilleros, exigieron a los toreros y pusieron emoción de la buena y de la mala en el último tercio; con bravura dos, con dureza dos y sin claridad otro par. El segundo, “Gitanito” #290, negro, cornidelantero de 486 kilos, fue un gran toro, para el recuerdo, peleó franco y enrazado en todos los tercios, terminó desbordando a su lidiador y poniendo al electorado de su parte. Antes y después de muerto, en la vuelta de honor a sus despojos. ¡Toro¡ le gritaban. También el sexto atacó a fondo. Bien por el histórico hierro que se saca la espina de Manizales.
Podría El Cid haberse ido a hombros, pero pinchó al primero con el cual anduvo trabajador y por encima de asperezas e incertidumbres, ganando pueblo. El cuarto, enrazado en bronco, puñaleaba con saña. Le pidió el carnet y él mostró la muleta pudiéndole con ella en una reyerta de toma y dame. Se hubiese podido aliviar Manuel y como estaba la gente con él hasta se lo hubiesen aprobado, pero echó pa’lante con una brega por momentos prebelmontina en la cual, tras los naturales, cupieron faroles, trincheras, molinetes y hasta un desplante de rodillas a pecho descubierto. Se sintió con derecho a ello. Lo tenía. Estocada letal y oreja irrefutable. Un Cid versión guerrera.
Andrés Roca Rey, navegó con viento a favor. La disposición del público le fue manifiesta desde que se abrió de capa. Los ¡oles! que le acompañaron sin reato, parecían más eco de su lujosa campaña que resonancias de las faenas. No fue la tarde más lúcida de su gira colombiana. Pero le bastaron su compromiso y la vistosidad de su repertorio de suertes para compensar la falta de pureza, y hacer crujir los toros, clamar a la clientela y soplar a la banda. Pero no anduvo fino con la espada tampoco. Media en uno, como así, y en el otro, una estocada inocua seguida de dos pinchazos y cinco intentos fallidos con el descabello motivando dos avisos. Casi tres. Pero gustó y se lo hicieron saber.
El ubateño Manuel Libardo, dio al segundo una mini tanda preciosa. Dos derechas y uno de pecho plenos de temple, ritmo y largura. Lo más prístino de la corrida. Eso y la emocionante bravura del toro parecieron el comienzo de algo grande. Mas “Gitanito” se fue arriba, copó los terrenos, tomó el mando y se ganó la gente. A todo iba codicioso y de todo salía dueño. La igualada se hizo laboriosa pues ilidiado, al sólo levantar el estoque se arrancaba. Finalmente, dos pinchazos, un aviso y un espadazo delantero le dieron inmerecida muerte. Con el complejo quinto, la muleta se hizo bandera sin embargó el estocadón reivindicó. Es la suerte suprema.
La afición bogotana, desplazada de su plaza propia, volvió fervorosa hoy a Puente Piedra como a una catacumba para celebrar el rito perseguido. Lo hizo y se fue redimida.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 16 de enero 2016. Plaza Marruecos de Puente Piedra. 1ª de temporada. Sol bajo techo. Lleno. Seis toros de Mondoñedo (en Contreras), bien presentados y encastados, de juego dispar, vuelta al 2º “Gitanito” # 290, negro, cornidelantero de 486 kilos. Aplaudidos 1º, 4º y 6º. Pitados 3º y 5º.
El Cid, palmas y oreja.
Manuel Libardo, silencio y silencio.
Andrés Roca Rey (rej), saludo y palmas.
Incidencias:
Saludaron tras parear al 2º Ricardo Santana y Carlos Garrido, y tras parear al 4º Carlos Garrido y Emerson Pineda.
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