Redacción 'Del toro al infinito'
06 Agosto 2016
Sorprendente está resultando la evolución del novillero venezolano Reinaldo Gil "El Táriba" desde que llegara hace poco tiempo a la Escuela Taurina de Badajoz con tan escaso bagaje desde la Escuela de "César Faraco" de San Cristóbal-Táchira, dadas las limitadas posibilidades allá existentes para la forja de estos jóvenes aspirantes a toreros.
Cierto es, y hay que agradecerlo, el empeño y dedicación aplicada por los dirigentes de la Escuela extremeña. Luis Reina y El Cartujano, a la formación de Reinaldo y a darle las oportunidades necesarias para torear en público, y así ha sido como nuevamente ha triunfado el pasado domingo en la localidad pacense de Zahinos, en un festejo patrocinado por su Ayuntamiento para los alumnos del Patronato de Tauromaquia de la Diputación Provincial de Badajoz.
Y para enfrentarse a reses de la prestigiosa ganadería de "Cayetano Muñoz", de procedencia "Torrestrella" de Álvaro Domecq, hicieron el paseíllo de luces, Iván Valadares, Carlos Domínguez, Alejandro Rivero, Manuel Perera, y Reinaldo Gil "El Táriba".
Todos ellos cortaron orejas, demostrando el gran nivel de enseñanza de sus mentores y su buen aprovechamiento por parte de tan entusiastas alumnos. Por "El Táriba" rayó a gran altura en todos los tercios, con gran variedad de suertes y entrando en los quites que le correspondían, con mucha soltura y aplomo que contradecían su bisoñez en los ruedos.
Nuevamente "El Táriba" tumbó a su oponente de una estocada hasta la bola, tal como hiciera en su becerrada anterior. En Venezuela solo había matado anteriormente dos novillos y también de sendos espadazos. El propio torero confiesa que se siente muy seguro con la "tizona" y, sobre todo, que pone una gran entrega en la suerte suprema. Pus así parece y es para felicitarse por la importancia que tiene el buen manejo del estoque en la carrera de tu torero.
Total, que a las manos de Reinaldo fueron a parar las dos orejas y el rabo de su novillote, exhibiendo su felicidad en su aclamada vuelta al ruedo ante un público que llenó la plaza; satisfacción empañada por la muerte de su querido abuelo por el que Reinaldo Gil sentía auténtica veneración, pero que en loable actitud de hombre responsable supo superar tan adversa circunstancia y dedicarle su triunfo elevando su mirada y los trofeos ganados al cielo extremeño.
El profesor de la Escuela Taurina de Badajoz, Luis Manuel Reinoso "El Cartujano", da las últimas instrucciones a Reinaldo Gil "El Táriba"
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