A la Junta Administrativa de la prestigiosísima plaza de toros de Vista Alegre, a los Chopera o quien fuera el o los responsables de organizar las Corridas Generales de Bilbao en este año 2016, no les ha salido el ciclo como creyeron sería. Los carteles se anunciaron a bombo y platillo no solo en Bilbao, también en Madrid dentro de las actividades de la Fundación que lleva el nombre de la capital de ESPAÑA.
Bilbao: Lo que fue, lo que es y lo que sería si lo
de la última feria se repitiera en los próximos años
A la Junta Administrativa de la prestigiosísima plaza de toros de Vista Alegre, a los Chopera o quien fuera el o los responsables de organizar las Corridas Generales de Bilbao en este año 2016, no les ha salido el ciclo como creyeron sería. Los carteles se anunciaron a bombo y platillo no solo en Bilbao, también en Madrid dentro de las actividades de la Fundación que lleva el nombre de la capital de ESPAÑA. Y hago un paréntesis.
(Lo escribo con mayúsculas para contribuir a difundir y a respetar el nombre de nuestra PATRIA COMÚN E INDIVISIBLE que últimamente se niegan a reconocer como tal uno de los nuevos partidos entre los más votados, los separatistas, incluidos los que todavía pretenden seguir siendo simplemente nacionalistas, más toda la caterva de diversos especímenes, casi todos de la extrema izquierda, están tratando no solo de destrozar políticamente la piel de toro, también y de paso acabar con los toros como sea y, para colmo, con la cobarde aunque disimulada aquiescencia del decadente PSOE al que hace tiempo se le cayeron la O y la E con el del NO NO NO NO Y NO al frente hasta que le echen los suyos como seguramente no les quedará más remedio. Tendrán que decapitarle si no quieren que el ínclito termine por enterrar para siempre al histórico partido. Pues bien, estos sesudos caballeros del socialismo actual, o también están en contra de los toros – y de España – o cada vez que los antitaurinos actúan contra nuestra Fiesta miran para otro lado absteniéndose que es lo que más hacen siempre y cuando quien les pide que se abstengan son los del PP)
Pero sigamos con Bilbao.
Llegué a esa gran feria por primera vez en los tiempos de Esteban Macazaga y, poco después, en los de Jorge Olaso al frente de la Junta Administrativa. Y me entusiasmé. Me maravilló la plaza construida en solo un año sobre las ruinas de la antigua Vista Alegre a raíz de un gran incendio. Asistí con mi padre a las corridas de su inauguración celebradas en junio de 1962. Hace 44 años. Recuerdo perfectamente la primera con Antonio Ordóñez al frente de un desfile de cuadrillas en compañía de César Girón y Rafael Chacarte. Y recuerdo como si lo estuviera viendo ahora que en el ruedo se había “pintadó” el escudo de la España franquista. Como también que Ordóñez fue quien dio los primeros lances – por cierto todos a una mano cambiando el capote entre una y otra de modo asombroso – en los medios de la plaza para saludar al primer toro de la tarde que fue de Juan Pedro Domecq del que el rondeño cortó la primera oreja de la historia de esta plaza.
AQUELLOS TIEMPOS DE LA REVISTA “TORO”. JOSÉ ANTONIO DEL MORAL REPARTIENDO EL PRIMER NÚMERO EN LA TERRAZA DEL HOTEL SPLENDID DE DAX (FRANCIA)
Bastantse años más tarde, el primer número del mensual “Toro” que dirigimos fácticamente José Luís Carabias y un servidor, lo dedicamos entero a la plaza y a sus Corridas Generales. En la portada aparecía una esplendida fotografía a toda plana de la grandiosa nueva plaza. En centro del ruedo, un precioso ejemplar de Urquijo. Y en la balaustrada, la bandera de España en círculo cerrado. En el interior, un esplendido reportaje sobre todas sus dependencias, sobre los almuerzos que se celebraban todos los días en el maravilloso comedor adornado con fotografías históricas, carteles originales de las ferias y magníficos cuadros. Y varias mesas además de la presidencial. Del singular apartado, único en el mundo como todos saben, de entrevistas a varios personajes y todas mis crónicas de las corridas de ese año.
Asistí muchísimas veces a los almuerzos de la plaza. La primera vez y en sucesivas ocasiones, invitado por mis amigos, tan ordoñistas como yo, Chindas Villagodio, gran señor donde los haya habido, Javi Aranduy – inolvidable por todo – y, así todos los años hasta que, por la crisis dejaron de celebrarse aunque todavía se organiza uno al que ya no me invitan. Supongo que para evitar que hable como casi siempre hice tras los postres. Varias veces con mi tradicional sinceridad que, no dudo, irritaba a no pocos. Mis últimos anfitriones fueron Luís Díaz de Lezana y Javier Aresti, a su vez últimos presidentes de la Junta hasta ahora. Mis más cariñosos recuerdos van también hacia el mejor alcalde que tuvo Bilbao, toda España y, digo yo, de todo el mundo, el entrañable y siempre abierto y cordial Iñaki Azcuna. Y, por supuesto, al más veterano y gran señor Alfonso Ibarra. Jamás les olvidaré.
La plaza de Vista Alegre, desde que asistí las primeras veces hasta este mismo año, ha pasado por muchas etapas, sobre todo con respecto al llamado “toro de Bilbao”. En los primeros años de mi asistencia, Bilbao era la única plaza torista del mundo. Así, como suena. Sin embargo, los toros de aquellos mis primeros años, no eran ni de lejos tan grandes y ni tan pesados como los que llegaron después. Empezaron a agrandarse en las temporadas que, por culpa de la campaña de la crítica más encopetada de de entonces – Alfonso Navalón, Zabala padre, Joaquín Vidal e, increíblemente, el camaleónico llamado ·Fenicio” por el ínclito Navalón, Manuel Moles y su estrafalaria e ignorante Mariví Romero, además de sus imitadores en provincias que crecieron como setas – obligaron a los ganaderos a cambiar de tipo a sus reses y a aumentar los pesos hasta la exageración. Manolo Chopera se acomodó a la moda y la aprovechó para abaratar el precio de las corridas y el de la cartelería de toreros. Llegaron los años en los que diestros de medio pelo fueron tratados por la citada prensa como figuras sin que ello supusiera que ganaran dinero como si lo fueran de verdad. Claro que no faltaron las autenticas figuras, pero siempre maltratados por los terribles críticos de aquellos tiempos, felizmente superados aunque queden rescoldos inasequibles al desaliento, como últimamente el más antitaurino de la prensa en ejercicio y ocasional cronista de El País, Antonio Lorca. Inefable sujeto que conozco perfecta y desgraciadamente porque le tuve a mis órdenes en la revista “Toros´92”.
Y si a todo esto se añade la moda que impuso Alfonso Navalón – que Dios haya perdonado sus fechorías – para que la lidia cumpliera a rajatabla un utópico reglamento que exigía, entre otras barbaridades, que cada toro tomara tres puyazos como mínimo – pretendió convertir las corridas en exigentes tentaderos -, la mayoría llegaban al último tercio en su mayor parte agotados. Por lo que casi ninguna vez se les podía torear con la muleta formalmente. El espectáculo, por consiguiente, fue perdiendo brillantez e interés y el público empezó a desertar. Hasta tal medida, que las corridas en Bilbao empezaron a ser las más aburridas junto con otras plazas en las que la dichosa moda también imperó. Así, también en Madrid sobre todo, en Valencia, En Pamplona, en Albacete, en Logroño y hasta en Sevilla, cuya Plaza de la Real Maestranza aún padece en parte esta estúpida moda del toro grande ande o no ande.
El daño que hicieron a La Fiesta en general y la la ganadería de bravo en particular los críticos que he nombrado aún perdura.
En Bilbao, el que puso remedio a esta sinrazón fue quien, después de presidir brillantemente el prestigioso Club Cocherito, llegó a ser presidente de Vista Alegre, el también inolvidable y gran amigo, Carmelo Sánchez Pando. Carmelo terminó de raíz con el tercer puyazo y los toros empezaron a embestir otra vez en la muleta. Y la gente volvió a los tendidos de Vista Alegre. Volvieron también porque las figuras llenaron al menos la mitad de los carteles, muchos de estos completamente cerrados, con Enrique Ponce a la cabeza, seguido por El Juli. Ambos hasta ahora favoritos de la afición bilbaína. Y esta brillantez tanto del espectáculo como de las taquillas, llegó hasta la crisis que todavía nos afecta aunque ha empezado a disminuir gracias a Dios y al PP. Porque si fuera por los partidos nacionalistas y por el PSOE actual que preside el imbécil de Pedro Sánchez, la Fiesta en Bilbao como en muchas otras capitales, estaría cerca de su muerte y desaparición. ¿O no?
En los más de diez años que un servidor ocupó la tribuna de El Correo y de los demás periódicos del Grupo – ahora llamado Vocento desde que compraron el ABC – intenté por activa y por pasiva que la plaza de Bilbao volviera a su mejor ser. Y en parte lo conseguí pese a las presiones que, incansables, hubo en mi contra. Me gané infinidad de enemigos. Hasta que terminaron conmigo cuando me expulsaron sin contemplaciones. Dislate que les costó siete millones de pesetas de entonces por despido improcedente según sentencia en firme de la Magistratura de Trabajo. Me echaron un año después de que el que había sido quien me nombró me dijo en una de mis visitas a la redacción lo siguiente: “José Antonio, aunque aquí nos llegan infinidad de quejas contra ti, nadie nos ha dicho que no sabes de toros ni que no seas absolutamente independiente. Estamos orgullosos de tu comportamiento profesional y personal. Tu línea es la nuestra. Sigue así”. Y yo me lo creí. Hasta que caí como si de un criado ladrón se tratara. Injusticia manifiesta que aún me duele y me dolerá mientras viva. Y así lo manifesté públicamente en el acto de entrega al Museo de la Plaza de Vista Alegre del vestido que me regaló mi gran amigo Enrique Ponce, un verde ingles y oro, con el que me brindó una de sus grandiosas faenas en la plaza México del D:F. En este acto estuvieron presentes muchos aficionados con el Alcalde Azcuna y Pablo Chopera al frente y estas fueron parte de mis palabras: Entrego este vestido al museo de esta plaza por dos razones. Porque esta plaza es el gran santuario de Ponce en España y porque en esta ciudad que tanto amo y seguiré amando he recibido la cornada profesional más grave de mi vida”…
Uno de los reportajes que hice para El Correo fue publicar y comentar los pesos de los toros que se lidiaron en Bilbao hasta los años que empezó la moda del torazo. La mayoría salvo los de las ganaderías e Miura y de Pablo Romero, apenas sobrepasaban los 500 kilos. Se formó una escandalera desatada por mis enemigos toristas a ultranza.
Pero sigamos con lo que estábamos…
En Bilbao, más concretamente, los miles de abonos que compraban las grandes empresas para obsequiar a sus empleados, clientes y amigos, dejaron de ser adquiridos. Razón principal por la que la plaza, últimamente no se llene nunca, que en la mayoría de las corridas no se llegue a la media entrada y que en las más apetecibles solamente se alcancen los dos tercios y en muy pocas los tres cuartos. Este año solo en dos y gracias…
No es por la decadencia de la Fiesta como dicen los antitaurinos y los aficionados pesimistas y recalcitrantes. En absoluto. También es, sobre todo, por el exagerado encarecimiento del precio de las localidades con lo que la Junta intenta compensar la deserción del público. Ellos presumen – no deberían hacerlo – de que a pesar de todo les salen las cuentas.
La parte propietaria de la plaza que corresponde al Ayuntamiento de Bilbao – ya sin Azcuna por desgracia – ha presionado grandemente a la Junta para que se administre el negocio a la baja en sus costes. Mal hecho también. Y la “obediente” Junta Administrativa ha tenido que hacer de tripas corazón para mantener mínimamente un dificilísimo equilibrio.
Dificultad manifiesta que ha llegado hasta las corridas de este año 2016. Desde que se anunciaron los carteles, muchos torcimos el gesto. Ni uno solo cerrado. Inexplicables e inexplicadas ausencias de José María Manzanares y de Alejandro Talavante. Mínimas comparecencias de Enrique Ponce quien, me consta, pidió dos corridas y de El Juli. Lo de Ponce, sangrante, porque no hay ni seguramente habrá jamás una gran figura tan del gusto de Bilbao ni tan presente ni tan triunfante a lo largo de 25 temporadas consecutivas. Y ello con la equivocada presencia de dos de los nuevos más importantes, Roca Rey y López Simón – con la fatalidad de que el limeño no pudo actuar por un grave percance y la no menor fatalidad de la insuficiente entereza de López Simón la tarde en que su pintoresco mentor se negó a que nadie entrara en el cartel para sustituir a Roca Rey, lo que dejó la corrida en un absurdo y escandaloso mano a mano que desató una insólita protesta del público durante el paseíllo. Increíble que los organizadores aceptaran la imposición del ínclito sujeto que, además de supuesto apoderado, actúa de pertinaz apuntador del torero de Barajas. Puesto a apuntar, mejor sería que se colocara en el Aeropuerto Internacional sito en el término municipal del mismo nombre para que los aviones no se caigan como se cayó su torero… Esto fue la repanocha en bicicleta y más que ocurra nada menos que en Bilbao. ¡Qué escándalo más grande¡…
Y si faltaba algo por comentar de los carteles. Dos tardes dos para Diego Urdiales. Y una de regalo a Fandiño. Tras sus respectivas actuaciones, no creo que al de Arnedo le den otras dos el próximo año. ¿O sí? O sea, que para los organizadores es más importante Urdiales que Ponce y El Juli. Será porque es más barato…. Ahorro que les costó muy caro. Y lo que te rondaré, morena, si no rectifican de cara al año que viene.
Y por si faltara algo más…. el sectarismo del casi siempre arbitrario presiente don Matias a la hora de conceder trofeos que suele salir a bronca por tarde….
Si se persistiera en la fórmula del ahorro sistemático, muchos dirían adiós a Bilbao para siempre. Hay que rectificar a tiempo…Antes de que sea tarde…
Le digo a usted, señor de guardia…
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