Siempre se ha dicho que la historia es cíclica, unos años más o hasta con un siglo diferencia los hechos suelen repetirse. Lo que en muchos casos cambia son los escenarios y las condiciones. Sin embargo, en oportunidades hasta estas suelen ser similares.
Oct 24, 2016
No es secreto para nadie que Venezuela, un país que durante épocas fue una referencia de lucha, democracia, respeto y tolerancia, hoy por hoy vive la mayor coyuntura de la historia.
Hecho que quedó evidenciado este domingo, cuando un grupo de adeptos al Gobierno de Venezuela irrumpieron en el Palacio Legislativo mientras se desarrollaba una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, la cual debatía la ruptura del hilo constitucional en el país.
Sorprendiendo al mundo entero, hombres y mujeres violentaron las entradas del Palacio e ingresaron al Capitolio donde agredieron, literalmente, a todos lo que se conseguían en su camino, sin reconocer al bando al que pertenecían.
Esta situación es la segunda vez que ocurre en la historia de Venezuela. El 24 de enero de 1848 una turba irrumpió en la sesión del Congreso, la cual buscaba la destitución del presidente, para ese momento, José Tadeo Monagas, por haber ejercido facultades ilegalmente, emplear la fuerza armada y haber ejercido la administración fuera de la capital.
Al analizar las situaciones, se puede evidenciar que en ambas oportunidades reinaba un clima de tensión y constantes enfrentamientos políticos entre: Para 1848 Conservadores y Liberales; mientras que en 2016 eran Oficialistas y Opositores.
Sin embargo, la única diferencia notoria de lo ocurrido el siglo XIX y el día de ayer, es que en esta oportunidad no pasó más allá de unos cuantos heridos, situación que no resta gravedad a la incursión violenta al parlamento.
Del caos a la calma…
AFP PHOTO / JUAN BARRETO
La toma del Congreso de Venezuela en 1848 ha sido considerada por los historiadores de distintas tendencias como uno de los hechos de mayor trascendencia en la vida política del país.
Ana María Valeri Mata, en un artículo publicado en 2003 y titulado “El día del fusilamiento al Congreso”, expresó que esa toma ocurrió “porque a Monagas se le había acusado de haber ejercido facultades extraordinarias ilegalmente, de emplear la fuerza armada sin consentimiento del Consejo de Gobierno, de corrupción en la administración de los fondos públicos, y un sin fin de cosas más”. Lo que podría decirse con más de un siglo de diferencia, los hechos más o menos se repiten.
Sin embargo, en esta oportunidad no llegó Monagas a caballo, sino Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas, a mediar con sus seguidores para que desalojaran la institución.
Muchos son los acontecimientos que todavía faltan por definirse en Venezuela, la reconciliación, el encuentro y el diálogo, pero pese a todo esto no se pueden olvidar aquellos sucesos de una república inexperta en la que privaba la moderación, la sensatez o el equilibro.
En la patilla se deja a su consideración los actuales protagonistas y la actuación de estos dentro una historia moderna, democrática y pacifista.
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