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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 27 de octubre de 2016

Historia de la dinastía taurina Balañá, dueña de la Monumental de Barcelona


Manolete y Pedro Balañá - ABC

Su fundador, Pedro Balañá Espinós, marcó una época que hizo escuela en el mundo del toro

  • Con Jordi Pujol a frente de la Generalitat, en los años de la Transición, marcó un punto de inflexión sobre el desarrollo taurino de la casa Balañá tras el que nunca se apostó de una forma decidida por la Fiesta.


Historia de la dinastía taurina Balañá, dueña de la Monumental de Barcelona

Barcelona, 26/10/2016 
La empresa Balañá ha sido una de las más importantes del mundo taurino. Su fundador, Pedro Balañá Espinós, marcó una época, fue un empresario que hizo escuela, admirado por el resto de compañeros y por los aficionados. Su poder manaba de Barcelona y se extendió por otras plazas españolas de gran importancia. El viejo Balañá gestionó la Monumental hasta que al final de los años veinte la adquirió en propiedad. Gestionaba también el coso de Las Arenas y a partir de los cincuenta colocó a la capital catalana como auténtico centro del toreo, por encima incluso de Madrid.

La empresa Balañá era modelo de gestión, de ideas innovadoras. Siempre sabía lo que el público quería, y así anunciaba corridas de toros los jueves y domingos, y sus plazas se llenaban. Durante décadas Don Pedro -conocido así en el planeta taurino- apostaba por toreros, los contrataba una y otra vez siempre que triunfaran en la plaza y creaba así una gran expectación que mantuvo viva una afición entendida, forjada sobre la propia tradición taurina de Cataluña. El descubrimiento de Chamaco, que llegó a abanderar un auténtico movimiento social en la Ciudad Condal; la afinidad con Manolete, que tuvo a Barcelona como su plaza talismán ya que allí fue en donde el Monstruo más veces toreó; o la programación de grandes acontecimientos, de corridas especiales en las que todas las figuras del momento no se podían oponer a los dictados del empresario; eran rasgos fundamentales de su trabajo. 

La fotografía de Pedro Balañá, y sus inconfundibles gafas, junto a diestros de la talla de Marcial Lalanda, Domingo Ortega, el propio Manolete, Antonio Bienvenida, Nicanor Villalta..., sobre el ruedo monumental, es ya una imagen clásica de la historia gráfica del toreo.

Sinónimo de garantía empresarial

Balañá era sinónimo de garantía empresarial. Plazas como Zaragoza, Jerez, Linares y otras muchas tuvieron como empresa a esta casa que también extendió sus redes hasta la propia Sevilla y apoderó además a múltiples figuras del toreo.

El imperio de Pedro Balañá Espinós lo heredó su hijo Pedro que en los años setenta mantenía con holgura todo el poder de la empresa, ampliada entonces ya a otros campos como las salas de cine y teatros, que en Barcelona eran casi monopolio. Sin embargo, la llegada de los nacionalistas de CiU, con Jordi Pujol a frente de la Generalitat, en los años de la Transición, marcó un punto de inflexión sobre el desarrollo taurino de la casa Balañá tras el que nunca se apostó de una forma decidida por la Fiesta.

Se siguieron dando muchos festejos en Barcelona, en la Monumental, pues el coso de Las Arenas quedó relegado. El cerco nacionalista que comenzó a urdirse desde la Cataluña oficial no tuvo en el hijo de don Pedro una contestación clara. Se le achaca una especie de acuerdo de no agresión entre los postulados nacionalistas y su consolidación del negocio de cines y teatros.

La Monumental seguía programando una temporada de primavera a otoño, pero apenas existía ya promoción de los festejos, al menos con la extraordinaria lucidez que evidenció el fundador de la dinastía. Se abusó entonces de los turistas, fueron cristalizando las maniobras de acoso a la Fiesta. El no a las plazas portátiles, la prohibición de la asistencia a las corridas de toros a los menores de 14 años, y los ya consabidos ataques finales sobre modificaciones de la Ley de Protección a los Animales que finalizaron con la abolición.

Desde múltiples frentes se ha criticado cierta connivencia de los herederos de aquel ejemplar empresario con el poder nacionalista, el no plantar cara y dejar a su suerte la actividad taurina. Llegaron a ceder la gestión para los festejos menores como novilladas y corridas con carteles más modestos en una etapa muy oscura, hasta que en 2007 anunciaron que la empresa que iba a organizar los festejos era la Casa Matilla, con la que mantenía una estrecha colaboración desde hacía muchos años y que se responsabilizó de la programación.

Tras la declaración de Barcelona como ciudad antitaurina, en 2004, se pusieron sobre la mesa incluso ofertas del Ayuntamiento barcelonés a través de ERC para recalificar los terrenos de la plaza. Entonces, los republicanos plantearon en el Parlament eliminar la suerte de varas, las banderillas y la muerte del toro, una «corrida a la portuguesa». En este sentido, otro Pedro Balañá, el nieto del fundador de la saga, sin llegar a alinearse con esas tesis, sí que explicó que la Fiesta podía evolucionar en ese sentido. Sus manifestaciones en el foro del I Congreso Toros en el Siglo XXI, celebrado en el Ateneo barcelonés, llevaron la preocupación a muchos aficionados. Por su parte, fuentes cercanas a la familia han puesto en diversas ocasiones en boca del actual patriarca Balañá que Barcelona seguiría programando corridas de toros mientras él viviera. Los políticos rompieron sus expectativas, pero a cambio ha seguido manteniendo la plaza como en perfecto estado.

Luces y sombras, velas a Dios y al diablo. El silencio de la empresa Balañá, que ha acompañado todo el proceso contra el espectáculo taurino, ha sido duramente criticado por muchos aficionados que se han sentido huérfanos, sin el apoyo de una de las organizaciones taurinas más importantes de la historia del Toreo, que, lejos de manifestarse abiertamente a favor de las corridas de toros —la base en la formación de su imperio empresarial—, optó por el sigilo ante la clase política. La presencia de Pedro Balañá en el acto que organizó ABC a favor de la Fiesta en el Teatro del Liceu en abril de 2010, fue una de las últimas apariciones públicas, que se sumó a sus lacónicas palabras antes de comenzar la corrida del 25 de septiembre de 2011, la última hasta ahora: «La próxima temporada habrá toros en la Monumental». Tras el paréntesis de un lustro, el TC le da la palabra...

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