No hay otro movimiento cultural y festivo en todo el país que vertebre más a todos los pueblos del estado español, incluso me atrevería a asegurar que ateos y creyentes estrechan sus lazos alrededor de cualquiera de los santos religiosos que año tras año se veneran y honran en los festejos taurinos populares.
La Tauromaquia popular, pasado, presente y futuro de España
La Tauromaquia popular está en pie de guerra. El ninguneo histórico de cierto sector de la plaza (que no todo), la persecución de los medios de comunicación equiparable en muchos casos al que ejercía la Inquisición del siglo IV, el ataque cruel y sin argumentos de entidades de corte anti y el más incomprensible de todos los posicionamientos: el político, vulnerando derechos fundamentales de la sociedad y sin respetar los acuerdos de la Tauromaquia reflejados en la Constitución Española y Decretos Autonómicos que han activado el estado de alerta en ayuntamientos, federaciones regionales, peñas y comisiones taurinas.
Gran cantidad de valores nos amparan: raíces, historia, ecología, economía y, por supuesto, el auténtico ejército de aficionados que profesan culto divino al principal protagonista de la Fiesta: el toro. Y por ellos, lejos de estancarnos en vetos ridículos, hemos conseguido por primera vez en la historia taurina de España aglutinar a esta masa social en la gran Federación de Federaciones que se denomina “F.E.E.T.A.P”.
No hay otro movimiento cultural y festivo en todo el país que vertebre más a todos los pueblos del estado español, incluso me atrevería a asegurar que ateos y creyentes estrechan sus lazos alrededor de cualquiera de los santos religiosos que año tras año se veneran y honran en los festejos taurinos populares.
Los que ahora nos gobiernan, ¡o no!, olvidan fácilmente las raíces de sus abuelos, padres y también de ellos mismos. Todos los españoles tienen su parte rural, su parte de pueblo, ese pueblo donde gracias al ganado bravo, el pasto, las dehesas y todo lo que ello rodea sacaron adelante familias enteras. Después de jornadas y meses enteros de trabajo en el campo recibían merecido descanso con semanas de encierros y vacas que eran llevadas al pueblo en cuestión, a cambio de poder pastar en sus tierras ya cosechadas.
Estos datos son historia nos guste o no, capítulos de una época difícil de la que se pudo salir y de la que nosotros los taurinos recordamos año tras año recorriendo pueblos de toda la Península, contribuyendo así, a entre otros aspectos, al mantenimiento de dehesas, marismas y marjales con el consiguiente bien ecológico de estas para el ecosistema español.
¿Quién son los verdaderos ecologistas? Desde luego los que quieren acabar con la Tauromaquia popular NO, me niego a creerme ninguna de las demandas que argumentan y que solo están sostenidas por subvenciones de países como Holanda e Inglaterra, que paradojas de la vida son dos de los países que más demandan nuestra carne de vacuno.
Se nos acusa de recibir subvenciones públicas y de costear nuestras fiestas con ayudas del ayuntamiento local pero nadie, ni los moradores de las arcas públicas del Estado se ha dignado a desmitificar esta mentira haciendo públicos los ingresos por IVA directo e indirecto, compra de lotería del estado por parte de las peñas y el impacto económico que aportamos al estado en puestos de trabajo.
Por ello, por supuesto y al igual que entidades deportivas, culturales, políticas y todas aquellas que reciben un simple euro de las arcas del Estado, nosotros como contribuyentes, al igual que todos los españoles, tenemos las mismas obligaciones pero también los mismos derechos y por lo tanto no vamos a renunciar a nada.
Son gran variedad de modalidades las que nos unen: encierros, toro en cuerda, bou embolat y exhibición de toros y vacas, pero cada una de ellas tiene su encanto y particularidad. Ninguna de ellas es negociable ya que cada una encierra tras de sí una historia digna de respetar. El Torico de Chiva, registrado en archivos municipales desde 1765, el Toro de la Vega, con más de 600 años de antigüedad, o el Bou Embolat, ya practicado en tiempos de El Cid Campeador, son algunas de nuestras modalidades por excelencia y son innegociables. La historia es parte de nuestro país y este es conocido mundialmente por una palabra: el toro.
Ahora que tan de moda está la Memoria Histórica, nosotros la reclamamos para la Tauromaquia Popular sin posicionamientos políticos, sin que sea la onda que se lanza de la derecha política hacia la izquierda política. ¿Qué tendrán los festejos populares que sin ellos ni los políticos tendrían un punto clave en sus propuestas electorales ni los movimientos antitaurinos tendrían cabida en esta sociedad?
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