Andrés Amorós y Enrique Ponce, mano a mano en los Diálogos ABC
- Fotografía de Ángel de Antonio-
El maestro de Chiva y Andrés Amorós brindan un apasionado encuentro en defensa de los valores de la Fiesta
- «ABC abre de par en par sus puertas a ese ejercicio de la libertad que es la tauromaquia» Catalina Luca de Tena
Enrique Ponce: «Los toros están en el ADN de España»
ROSARIO PÉREZ / ABC
Madrid, 08/05/2017
Y Enrique Ponce mojó el agua, que deletrearía García Márquez al compás del Lebrijano. Música era el verbo del maestro de Chiva, en su palabra y en su silencio. «La música no es la que escuchas, sino la que sientes», esculpió mientras ensalzaba el toreo «como el arte entre las artes, porque todas las artes se han inspirado en el toreo, desde la poesía a la pintura».
Con torería y templanza, con esos andares que delatan el caminar de un torero, Ponce hizo el paseíllo este lunes en la Casa de ABC para explicar con naturalidad, en corto y por derecho, la esencia de la tauromaquia. La grandeza y la humildad de una máxima figura se plantaron en el ruedo de la Biblioteca abecedaria para descubrir «el espíritu generoso de quien practica este arte y a un maestro en el que nunca ha decaído la responsabilidad y la pasión». Palabra de Nobel. Palabra de Mario Vargas Llosa en el prólogo de «Un torero para la historia», biografía imprescindible del genio de Chiva, escrita al alimón junto con Andrés Amorós.
En vísperas de San Isidro, los dos maestros se citaron mano a mano para brindar al respetable una profunda y amena conversación en los Diálogos ABC, un encuentro único que los lectores tuvieron la oportunidad de presenciar. La charla fue mucho más que toros, fue un espejo de la vida y la muerte, de la condición humana, a través de esta sagrada liturgia.
Descorchó el acto Catalina Luca de Tena, presidenta editora de ABC, que elogió el trapío profesional de ambos protagonistas y cuajó una contundente defensa de la Fiesta: «Si ABC es y ha sido siempre el periódico taurino por excelencia, no puede sino abrir de par en par sus puertas a ese ejercicio de la libertad que es la tauromaquia».
Los protagonistas, en el Patio Andaluz de ABC- Ángel de Antonio
Para la gran memoria de la Fiesta, José Luis Suárez-Guanes, tuvo un emotivo recuerdo Amorós en su introducción: «Nos ha dejado un gran aficionado y una gran persona», dijo mientras asentía Victoriano Valencia, con quien tantas veces había rememorado su faena a «Carpeto», tan del gusto del inolvidable historiador.
Su abuelo Leandro
Andrés Amorós, que condujo la entrevista con brillo y precisión, se adentró en los inicios de un niño prodigio que lleva a sus espaldas ya más de 5.000 toros estoqueados. Para el bautizado como «nieto de un sueño», si hay un hombre clave en su carrera es su abuelo Leandro: «Con él aprendí a respetar y conocer todos los valores del toreo». A su vera, con ocho primaveras y un jersey azul de cuello de cisne, hizo sus primeros pinitos en un marjal de Oliva... Hasta hoy, en su temporada número 28 y consagrado como máxima figura del toreo.
«Si un día me matase un toro, no le guardaría rencor. Admiro al toro, el animal capaz de darme y quitarme todo»Enrique Ponce
En ese repaso a su abrumadora trayectoria, Amorós y Ponce hicieron hincapié en la alternativa, en la memorable tarde de los seis toros de Valencia y en su aventura con Madrid. «Ha sido la plaza clave en mi vida. Tengo tres Puertas Grandes y, de no ser por la espada, podría tener unas diez». El crítico de ABC evocó la famosa obra a «Lironcito», «con el tendido “7” en pie». Hablaron de su flechazo con Bilbao, el coso con el que mantiene un permanente idilio. Y del México donde tiene el título de «consentido», además de sus seis Escapularios de Lima, otro más de sus innumerables récords...
Tarro de la espiritualidad
Más allá de cifras, Enrique Ponce destapó el tarro de la espiritualidad, «la del toreo que alimenta mi alma, aunque los antitaurinos no lo entiendan...» Entre ellos y «aquellos a los que no le gustan los toros, pero nos respetan», diferenció el diestro. «No cabe duda -continuó- de que, por los ataques antitaurinos que recibimos, hay que sacar a relucir toda la artillería, porque ellos no tienen sensibilidad para apreciar este arte y sentimiento».
La vertiente cultural brilló desde las manoletinas a la montera: «La Fiesta forma parte de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia, de nuestras raíces y tradición». Sobre la arena se asentó también el valor ecológico: «Hablamos de la salvación de la propia especie, si no hubiese corridas, no habría toros... Pero parece que algunos animalistas prefieren que se extinga la especie».
Amor al toro
¿El toro para usted no es su enemigo, verdad?, preguntó el cronista de ABC. «No lo veo como tal, pero cómo explicar a los antis que amas al toro más que ellos y que tienes que matar aquello que amas. Lo amo y no le guardo rencor ni al que me ha pegado una cornada».
Un silencio maestrante colmó entonces la biblioteca, con una cruda reflexión: «Digo más, si un día me matase un toro, tampoco le guardaría rencor. Yo admiro al toro, el animal capaz de darme y quitarme todo».
Amorós recordó entonces la sentencia de Chenel con el toro blanco de Osborne: «A “Atrevido” lo amé como se ama a una mujer». «La mujer está por todos lados -añadió Ponce-. En el momento en que acaricias la embestida y la sientes en las yemas y en tu cuerpo, no es que tengas un orgasmo, pero... Cuanto más se ama, mejor se torea. Cuando tienes tu alma llena y estás lleno de amor, eres capaz de torear mucho mejor», se inspiró.
«La lengua española y la tauromaquia son dos de los vínculos más indiscutibles que unen España con Hispanoamérica»
Andrés Amorós
Del amor, a la guerra «política» y a la instrumentalización de la Fiesta. «Los toros no son de izquierdas ni de derechas, de ricos ni pobres, de altos ni bajos. El toreo no entiende de política, es del pueblo, que somos todos. Choca que esa izquierda radical que va de defensora del pueblo ataque nuestras raíces...»
Ponce prosiguió: «Los toros forman parte de la Historia de España, es una seña de identidad nuestra, pero hay políticos a los que no les gusta... Será que quieren ser alemanes».
Y entre los plácemes del público, volcado con el maestro como el «7» en su faena a «Lironcito», abrochó: «Las corridas de toros están en el ADN de España. Déjennos la libertad de poder ir a un espectáculo legal y maravilloso. El toreo será eterno».
No hay comentarios:
Publicar un comentario