Pepe Moral /Fotografías de Arjona
El sevillano ha protagonizado momentos en los que ha interpretado un toreo vertical, de quietud y buen trazo, tan difícil con este tipo de toro por su fiereza, flexibilidad y rapidez para reponer, condición que suele desconcertar al más pintado.
Moral coge el tren con los miuras
La última tarde de la Feria de Abril de este año ha sido para Pepe Moral y para los toros de Zahariche, tres de los cuales han sido de triunfo, y pudieron ser cuatro de no romperse una pezuña el tercero. Sin perder de vista las dificultades de esa casta especial de los de Miura, Moral ha protagonizado momentos en los que ha interpretado un toreo vertical, de quietud y buen trazo, tan difícil con este tipo de toro por su fiereza, flexibilidad y rapidez para reponer, condición que suele desconcertar al más pintado.
Pero el ex pupilo de Manolo Cortés ha salido al ruedo de la Maestranza altamente concienciado de que tenía que aprovechar la oportunidad, si quiere salir del bache en que se encuentra. De haber acertado con los aceros con más precisión -mejor colocación- la Puerta del Príncipe se habría abierto para él. Su decisión ante adversarios tan serios lo merecía, pero en una plaza de primera con la categoría y la historia de la de Sevilla no se pueden conceder dos orejas de un mismo toro con un bajonazo, cediendo al sentimentalismo. En este caso la señora presidenta ha obrado en justicia.
Pepe Moral
Lo que no quiere decir que los gestos de contrariedad que hizo la “usía” durante toda la tarde -la televisión es muy chivata y la señora presidenta debería tenerlo en cuenta-, sean demasiado propios de quien tiene el deber de arbitrar y ejecutar el reglamento con absoluto distanciamiento y frialdad. La susodicha señora, ha sido la causante de que la mayor parte del público adopte una actitud contraria al palco presidencial, pues sus gestos de disgusto dan la impresión que al conceder las orejas siente un dolor que ni siquiera los toros notan, porque se las cortan después de muertos. Debería distanciarse emocionalmente de lo que ocurre en el ruedo, renunciando a todo protagonismo. Actitud que ha contagiado a otros presidentes habitualmente menos enfáticos. Es este un problema que debería resolver La Maestranza, con vistas a las ferias venideras, en beneficio de una mayor seriedad de la plaza. También la larga duración de las corridas es algo a resolver, y existen decisiones a tomar en el orden de la lidia que colaborarían grandemente a ello.
Nazaré y Esaú han tenido la peor suerte en el sorteo y ambos han luchado contra los imponderables con honestidad y valentía. Sobre todo Esaú Fernández, que ha sufrido un tremendo susto que ha mermado visiblemente sus facultades al recibir a su primero a “porta gayola”.
Se acabó la feria, y en el recuerdo quedan varios toros importantes, algunos toreros triunfadores y sobre todo dos tardes memorables, en su conjunto, de Antonio Ferrera.
Antonio Ferrera / Fotografía de Arjona
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