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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 11 de julio de 2018

Yo estuve en Algeciras / por Hilario Taboada



Yo estuve en Algeciras para ver torear a José Tomás, como otros muchos aficionados planetarios, y quiero plasmar mis impresiones que son las de un profesional, como algunos de ustedes saben. Porque yo fui torero y lo seguiré siendo hasta después de mi muerte.

Yo estuve en Algeciras

Hilario Taboada - Remitido (10.07.2018)
Yo estuve en Algeciras para ver torear a José Tomás, como otros muchos aficionados planetarios, y quiero plasmar mis impresiones que son las de un profesional, como algunos de ustedes saben. Porque yo fui torero y lo seguiré siendo hasta después de mi muerte. Fui con unos amigos, dos catalanes,  (Sirio del Valle y Jaume Janer), auténticos aficionados, como sinó, y otro de Zaragoza, (el Doctor José Antonio Gascón Sánchez, de la Real Academia de Medicina y Real Academia de Bellas Artes).

Llegados a Algeciras – por esos días, capital del toreo -  notamos enseguida la alegría y el agradecimiento de todo un pueblo. Sí señor, todo un pueblo, desde el taxista al trabajador más humilde, por la presencia de este fenómeno que siempre es un premio para la ciudad donde actúa y nos pone de acuerdo, como ningún otro, a toda la afición, elevando el arte del toreo a lo más sublime. 

Describir los profundos sentimientos artísticos que produjo la faena de Tomás  en el alma de muchos aficionados, es tarea que yo, por respeto, tengo que dejar para plumas privilegiadas y, apenas trataré de trasladar a quien me lea, mis sensaciones de aficionado, avaladas por mi experiencia profesional de novillero en  España y América y mi extensa vida de Asesor artístico taurino en la Monumental de Barcelona y en el Coliseo de A Coruña. O sea, toda una vida viendo toros  desde una apasionada cercanía con esta profesión.

Como todo aficionado, tenía y tengo mis toreros preferidos, que ya os digo que son aquellos que emocionan por su arte, que es para mí la autentica, por no decir única, razón que justifica la tauromaquia.  Bueno pues, desde Domingo  Ortega (en un festival en Barcelona) he visto desfilar todo el plantel de figuras del toreo, pero nadie me llegó a extasiar como José Tomás. Sería injusto no mencionar aquí también a Perera, que hizo en Algeciras la mejor faena de su vida, indultando un toro que había nacido para vivir. Digamos que Tomás abrió la tarde marcando unas pautas que Perera, en su estilo,  trató de seguir.

Luego está la cuestión económica. Todo artista excepcional se tiene que  cotizar, y más un torero que solo se cotiza durante su vida profesional activa. José Tomás llena su entorno de expectativas económicas allí donde actúa. Es un torero caro,  pero rentable y conocida es su generosidad en causas benéficas. En Algeciras, como en otros sitios, para poder verlo había que comprar el abono de las tres corridas de feria y se agotó el papel…, aunque – motivo preocupante – en las otras corridas se veía bastante cemento en la plaza. La gente compró el abono para ver a José Tomás.  No obstante su poder de convocatoria, estoy convencido de que, hoy por hoy, Tomás pone su prestigio y su leyenda por delante del dinero.

No me atrevo a juzgar su estrategia de actuar esporádicamente, pero a mí ya me está bien así, porque vale más poco y bueno que mucho y mediocre. Además, la concentración psíquica para actuar de esa manera, debe conllevar un desgaste mental que no le permite torear más a menudo. 

Por supuesto que hay quien no comparte mi criterio, faltaría más, como pasó con el monstruo de Córdoba, que aún hay quien  lo cuestiona. Para mí, déjenme que lo diga, José Tomás, es el mejor torero de toda la historia de la Tauromaquia.   
                                                                                                                                                  

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